Por Maximiliano Montenegro
El 78 por ciento de
los que consiguieron empleo en el último año están en negro. Casi el 90 por ciento son
trabajadores no calificados u operativos en tareas sencillas. El 43 por ciento busca otro
trabajo, disconforme con lo magro de sus ingresos. Entre los nuevos ocupados hay menos
jefes de hogar, mientras que aumentó fuerte la proporción de cónyuges e hijos. Por
caso, se triplicó la participación de los adolescentes entre los ocupados. Comercio,
servicio doméstico y construcción son los sectores que más puestos abrieron. Esta
radiografía de un mercado laboral increíblemente precario surge de un documento del
INdEC, al que tuvo acceso exclusivo Página/12, especialmente elaborado para explicar por
qué cayó la desocupación en octubre al 12,4 por ciento.
El gobierno anunció el jueves que, de acuerdo a la última encuesta de hogares, entre
octubre y agosto se crearon 128 mil empleos y que, si la comparación se extiende a
octubre del año pasado, los nuevos ocupados ascienden a 318 mil. Sólo en el Gran Buenos
Aires (Capital y partidos del conurbano) se generaron 135 mil empleos. El INdEC no suele
examinar los datos de ocupación hasta unas semanas después de publicadas las cifras de
desempleo. Sin embargo, dada la sorpresa que provocó semejante salto del empleo, aún en
los meses en que más golpeó la crisis internacional, los técnicos prepararon un informe
especial para Roque Fernández. El documento (titulado Características
diferenciales de la población recientemente ocupada, Gran Buenos Aires) revela que
la informalidad de estos puestos de trabajo alcanza niveles inéditos. El perfil de los
nuevos ocupados es el siguiente:
El 70,8 por
ciento son asalariados, en tanto que el 29,2 por ciento son cuentapropistas. Pese a lo que
se creía, además, casi todos los nuevos empleados (el 97 por ciento) se desempeñan en
el sector privado.
El 77,6 por
ciento no tiene descuentos jubilatorios, es decir que están en negro para la seguridad
social. Este nivel de informalidad más que duplica la proporción de negreo que existe en
el total de trabajadores del área metropolitana (37,2 por ciento). Así, no sólo quedan
desmentidos los dichos del ministro de Trabajo, Antonio Erman González, que había
asegurado que la mayoría de los nuevos empleados estaban en blanco. También se explica
por qué, pese al mayor empleo, la recaudación previsional cayó durante este año.
Descontentos
con las remuneraciones, casi una de cada dos personas que consiguió empleo en el último
año busca hoy otro trabajo. Más precisamente, el 43,1 por ciento se halla en esta
situación.
El 48 por
ciento son empleados no calificados, el 38,5 por ciento son operarios en tareas sencillas,
7,5 por ciento técnicos calificados y sólo el 3,5 por ciento ejercen como profesionales.
Se dividen a la
mitad entre hombres y mujeres, lo que marca un fuerte incremento de la participación de
éstas últimas. Tradicionalmente la proporción de hombres empleados era mayor al de
mujeres: 60 a 40 por ciento.
De acuerdo a su
posición en la familia, el 30,8 por ciento son jefes de hogar, el 21,9 son cónyuges, el
39,7 por ciento son hijos y el 7,5 por ciento corresponde a otros miembros, como ser
abuelos. Esto indica una caída de la participación de los jefes, ya que en el total de
ocupados del GBA tienen un peso mucho mayor: el 51,8 por ciento. Y un aumento del llamado
trabajador adicional que sale a completar los escasos ingresos familiares: los cónyuges
(que acaparan el 18,4 por ciento del total de empleo). Pero sobre todo de los hijos, que
en el total de ocupación de la región sólo representan un 24 por ciento.
Por edades, se
triplicó el peso entre los ocupados de los adolescentes (de 15 a 19 años): se quedaron
con el 16 por ciento de los trabajos el último año (cuando tradicionalmente su
participación en el empleo total es de sólo 5 por ciento). El 26,2 por ciento son
personas de más de 50 años,lo que también se halla por encima del promedio histórico.
En tanto, sólo el 57 por ciento son individuos de 20 a 49 años, siendo que habitualmente
representaban más del 70 por ciento del total de empleo.
Apenas con el primario La gran mayoría de los que lograron un empleo durante este año tienen un
muy bajo nivel educativo y para los universitarios el mercado laboral estuvo
prácticamente vedado. El 42,6 por ciento de los nuevos ocupados cuentan apenas con
estudios primarios, en tanto que otro 26 por ciento sólo tiene secundario incompleto.
Sólo un 15 por ciento concluyó el secundario, un 10 por ciento tiene estudios
universitarios incompletos y apenas el 6,5 por ciento cuentan con diploma universitario.
Habitualmente más del 15 por ciento del empleo correspondía a los universitarios. Así,
dado que casi no se abrieron oportunidades laborales que requieren cierta calificación,
los universitarios fueron marginados de la expansión del empleo. |
Un tercio está subocupado De acuerdo a los datos del INdEC, casi un tercio de las personas que
alcanzaron un empleo durante este año están subocupados; es decir, trabajan menos de 35
horas semanales y desearían trabajar más. La cifra (exactamente el 30,1 por ciento)
duplica el nivel de subocupación habitual entre los empleados del área metropolitana. Y,
por lo tanto, es otra prueba contundente de la precariedad de los nuevos puestos de
trabajo, originados principalmente en el comercio, el servicio doméstico y la
construcción. Según los datos oficiales, el 23 por ciento de los nuevos ocupados
corresponden el comercio (incluye desde operarios en hipermercados hasta kioscos,
pizzerías, repartidores a domicilio y promotores, entre otras actividades). El 15,2 por
ciento son empleadas/os de servicio doméstico. Y otro 15 por ciento encontró trabajo en
la construcción. El resto se colocó en sectores que, según la denominación del INdEC,
se identifican como enseñanza, servicios a las empresas (seguridad privada), servicios
personales, transporte y servicios financieros. |
Machinea duda de la caida de la desocupación
Yo no le encuentro explicación
Sin
conocer el informe sobre el empleo que hoy publica en exclusiva Página/12, el referente
económico de la Alianza, José Luis Machinea, cuestionó las estadísticas del INdEC
difundidas el jueves. No tengo ninguna explicación, me gustaría entender cómo fue
que cayó el desempleo cuando la economía viene en baja, afirmó uno de los
candidatos a ministro de Economía en un eventual gobierno de la Alianza.
El descenso de la desocupación al 12,4 por ciento, desde el 13,2 de agosto y el 13,7 de
octubre del año pasado, se produjo a pesar de la abrupta caída en la producción
industrial, del aumento en las tasas de interés y de la desaceleración de la economía.
Las mediciones del Ministerio de Trabajo y también las que hacemos desde el sector
privado demuestran que este año la creación de empleo formal ha sido nula,
comentó Ernesto Kritz, director de la Sociedad de Estudios Laborales. Por lo tanto,
sostuvo, la única interpretación es que se expandió el empleo informal.
Esos puestos son de escasa remuneración y, por su inestabilidad, corren peligro de
desaparecer en caso de que la economía ingrese en una etapa recesiva, tal como vaticinan
los principales consultores. Machinea, en tanto, dijo que hasta mayo el desempleo
disminuyó porque la economía venía creciendo muy fuerte. Pero ahora está en baja, y
por lo tanto, no veo ninguna explicación a los datos de la encuesta de octubre. En
otro orden, el economista se pronunció a favor del veto presidencial a la ley que puso
tope a los intereses de las tarjetas de crédito. Hemos pasado de una situación sin
ninguna transparencia a los controles. Yo primero intentaría con mayor
transparencia, opinó. Finalmente, criticó a Roque Fernández porque es un
ministro sumamente inactivo, que ha cedido espacios de poder en cuestiones que son de su
cartera.
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