"Los bombardeos deberían debilitar al dictador, pero se han convertido en su mejor garantía de supervivencia política. La pareja Estados Unidos-Irak se parece así a una pareja sado-masoquista en escala internacional. Y dentro de ella, cada cual obtiene su ventaja: servirse del otro para perpetuar su poder. Como los norteamericanos prefieren una guerra sin imágenes, o sea sin víctimas, Saddam Hussein queda, una vez más, como un cómplice excepcional." (De un editorial de Serge July, director del diario francés Libération.)
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