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Para algunos fue "voto castigo", para otros, "necesidad de cambio"

Los principales referentes de la Alianza hicieron su interpretación de la derrota. En el Frepaso le pasaron facturas a Mestre. Los radicales hablaron de "necesidad de alternancia".

Alfonsín, Fernández Meijide y De la Rúa hicieron su interpretación de la derrota de Mestre.
Todos coinciden en que los resultados no afectan las chances de coalición para las elecciones de 1999.

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t.gif (67 bytes) Los principales dirigentes de la Alianza coincidieron ayer en señalar que la derrota del radicalismo en Córdoba se debió, exclusivamente, a factores locales. Y que, por lo tanto, los resultados no afectan las chances de la coalición para las elecciones de 1999. "El electorado expresó la necesidad de alternancia", sostuvo Fernando de la Rúa. Para el candidato presidencial, "de haberse constituido la Alianza, la gente hubiera canalizado hacia allí esa necesidad". Graciela Fernández Meijide no dudó en responsabilizar directamente al gobernador Ramón Mestre y a su histórica postura antialiancista. "Este resultado tiene que ver con el fuerte ajuste que se hizo en la provincia, pero también con la personalidad del gobernador, un hombre que no escuchó razones", dijo la diputada a Página/12.

Raúl Alfonsín fue uno de los primeros dirigentes opositores en reaccionar. Mientras la cúpula del PJ se dirigía rápidamente a Córdoba para capitalizar el triunfo de José Manuel de la Sota, el ex presidente distribuía un comunicado con su interpretación de la derrota radical. "La victoria de la coalición PJ-UCeDé es un fenómeno local", sostuvo el ex presidente. Como era de esperar, los jefes de la Alianza salieron a desnacionalizar la elección, exactamente lo contrario a lo que intentó hacer el justicialismo, cuyas principales figuras se corrieron ayer hasta la capital de la provincia.

Alfonsín trazó un curioso paralelismo entre la victoria del PJ cordobés y un hipotético triunfo de la Alianza en las elecciones del año que viene. "Córdoba ha sido gobernada durante 15 años a través de un signo partidista monocolor, lo que contribuyó a que el electorado expresara la necesidad de una alternancia, la misma voluntad que en el país representa la Alianza".

Para Fernando de la Rúa --quien participó del último tramo de la campaña, en un último intento por apuntalar la candidatura de Mestre-- al gobernador cordobés "le falló la comunicación". "Es un gran gobernador, que hizo muchas cosas pero que por ahí no supo cómo transmitírselo a la gente", interpretó el jefe de Gobierno porteño. El candidato presidencial explicó que José de la Sota supo canalizar "la necesidad de cambio de la gente".

--Si la Alianza se hubiera constituido, ¿podía haber ganado la elección? --le preguntó este diario.

--Eso es algo muy difícil de evaluar. Pero creo que si la Alianza hubiera existido, mucha gente hubiera pensado que era una buena opción para encarnar esa necesidad de cambio.

En los días previos a la elección, Carlos "Chacho" Alvarez presionó a los candidatos del Frepaso para que resignen su candidatura, e incluso mandó a uno de sus operadores, Alberto Flamarique, para convencer a Humberto Volando de la necesidad de bajar la fórmula. Todos los intentos fueron en vano. Quizás por eso, en su evaluación de ayer, Alvarez fue muy duro con Mestre, uno de los más fervientes antialiancistas. "El gobernador cordobés es un dirigente que nunca quiso la Alianza, a la cual recurrió a último momento. Por el contrario intentó provincializar y personalizar la elección. Pero se topó con el electorado independiente, que esta vez decidió cambiar su voto", opinó Chacho.

Fernández Meijide reforzó estos argumentos. "Nosotros hicimos todo lo posible, pero el gobernador siempre se mantuvo muy cerrado", afirmó anoche a este diario. "Hubo demasiada confianza en que podía con todo. El solo hecho de que haya adelantado la fecha de las elecciones sin consultar a nadie lo demuestra", explicó. Según la diputada, el de Córdoba fue un voto castigo. "Tiene que ver con el cansancio de la gente. Porque se protestó contra los ajustes que se realizaron, pero también hubo un fuerte rechazo a la figura de Mestre, al mal humor permanente y al estilo autoritario".

 

Al compañero con cariño

t.gif (862 bytes) Los principales dirigentes del PJ salieron ayer a felicitar a José Manuel de la Sota y coincidieron en descartar la posibilidad de que el triunfo del PJ en las elecciones de Córdoba sirva de plataforma de lanzamiento para una segunda reelección de Carlos Menem.

"Es un triunfo muy importante para el PJ", sostuvo Alberto Reutemann, quien calificó de "conjeturas" las interpretaciones en ese sentido. En la misma línea, el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, dijo que los resultados de ayer "fueron consecuencia del buen trabajo de De la Sota" y añadió que "sólo significan el triunfo del PJ cordobés, por primera vez en muchos años".

El senador Mario "Pacho" O' Donnel, precandidato a jefe de gobierno porteño, intentó sacar provecho de la victoria del peronismo. "Hay muchas similitudes entre la situación de Córdoba y la de la Capital, porque en ambos casos se trata de gobiernos locales que han desnudado sus falencias."

En tanto, el titular de la bancada de diputados del PJ, el cordobés Humberto Roggero, sostuvo que el radicalismo de Córdoba "era como el PRI mexicano, porque después de 15 años estaba en descomposición".

 

 

Un gobernador golpeador que ya fue
Por Alfredo Leuco


Una gran parte del pueblo de Córdoba se cansó de tener un gobernador golpeador. Se cansó de poner la otra mejilla. Ramón Mestre castigó muy duro durante estos años a la mayoría de la gente. A los pobres les bajó los sueldos y los dejó al borde del precipicio de la marginalidad y a la clase media la fusiló a impuestos. Y a todos los sectores --absolutamente a todos-- los maltrató, porque ni siquiera se dignó a escuchar (nadie habla de solucionar) los reclamos de los estatales, de los maestros, de los chacareros, de los inundados, de los...

Basureó a los periodistas, a los dirigentes nacionales del radicalismo les prohibió poner un pie en la provincia en la época de las vacas gordas y despreció a las máximas figuras del Frepaso. Pero cuando se enteró que perdía les pidió un perdón tardío a todos con su mirada quebrada por el pánico.

Mestre quedará en la historia como el radical que le hizo perder a su partido un invicto de 15 años. Desde 1983 hasta 1998 el partido de Alem dilapidó el 18 por ciento de los votos. Por supuesto, su íntimo enemigo, Eduardo Angeloz, fue coprotagonista de la derrota. Porque para el sentido común y para el bienestar general es tan malo tener 16 mil empleados de más en el Estado sin justificación alguna, como tuvo Angeloz, como echarlos de un saque sin anestesia ni colchón social, como hizo Mestre.

Más allá de sus características personales de soberbia pocas veces vista en la vida política, de capricho, de escuchar sólo su propia voz, de encerrarse sobre sí mismo, el resultado electoral de ayer puso en crisis el concepto de "administrador", tan caro a los gerentes del menemismo y a la nueva cultura de la eficiencia vacía de contenido.

Todos decían que Mestre era un buen administrador. Porque apagó el incendio que le dejó Angeloz, porque cerró las cuentas con superávit y porque hizo buena obra pública. La pregunta clave es: ¿Con qué recursos lo hizo? ¿Otra vez la historia repetida de Hood Robin, que le saca a los que más necesitan? Con sueldos más bajos para los empleados y con más impuestos a los comerciantes y profesionales, cualquiera genera recursos.

Un buen político tiene que administrar lo más correctamente que pueda, buscando la mejor calidad de vida posible para la gente. Esa es la esencia de la militancia que muchos, como Mestre, olvidaron, hipnotizados por el dios del mercado.

Por eso, uno de los mejores periodistas de Córdoba, Miguel Clariá, dijo que Mestre fue el mejor jefe de campaña que tuvo De la Sota. Mientras Mestre descargaba sus mazazos sobre la población, De la Sota bajó el tono de voz y le susurró al oído casi como un enamorado o un pastor electrónico esas promesas de amor que todos quieren escuchar, aunque muy pocos crean que se pueden cumplir. Bajar los impuestos el 30 por ciento sólo fue la más audaz de la ilusiones que De la Sota vendió. Pero entre un cachetazo concreto y una promesa volátil, alrededor del 45 por ciento de los cordobeses eligió el mal menor.

Casi un millón de cordobeses recibieron en sus domicilios una increíble tarjeta para las fiestas. Está ilustrada con una foto del clon liberal de Alfredo Casero, el vicegobernador electo, German Kammerath, junto con su esposa, sus tres hijos rubios y una perra tipo Lassie con la firma de todos autoproponiéndose como la familia Ingalls. Hasta ese nivel llegaron los intentos de mimar al ciudadano que Mestre castigó.

Otro dato: los medios de comunicación aceleran todos los procesos y ahora el electorado castiga más rápidamente las cosas que le gustan menos. Tiene más urgencias y menos paciencia. Y cada vez rechaza con más velocidad a los que no se quieren ir del poder e insisten con las reelecciones. No le fue bien a Angeloz. No le fue bien a Mestre. Y no le va a ir bien a Menem, si insiste. De hecho, las encuestas dicen que casi un 20 por ciento de los votos que no fueron para Mestre, en las presidenciales sí irán para De la Rúa. En resumen:

* Mestre fue el más menemista de los radicales, después de Chacho Jaroslavsky.

* Mestre fue el más duro opositor a la creación de la Alianza.

* Mestre fue el gobernador democrático que más agredió a los cordobeses.

* Mestre fue.

 

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