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Por Carolina Bilder La hilera de cochecitos se detuvo ayer frente a los Tribunales de San Isidro. Estaban vacíos, pero eran empujados por matrimonios que buscan a sus bebés robados tras nacer. Nancy y Alejandro Bianco iban al frente. Venimos a exigir justicia para Regina porque a tres años y nueve meses nuestra hija sigue desaparecida. Otras parejas que tampoco conocen a sus hijos se plegaron al reclamo y arrastraron sus propios cochecitos. Todos comparten la certeza de que están vivos, pero la Justicia no consigue devolvérselos. La duda fue el punto de partida en la búsqueda del matrimonio Bianco. Nancy alumbró a Regina en la madrugada del 13 de marzo de 1995 en la Asociación Médica del Norte (ex Santa Cecilia), de San Fernando. A las pocas horas, los médicos trasladaron al bebé al Sanatorio Panamericano, y a Nancy a una sala de terapia intensiva. Alejandro recibió el cuerpo en un cajón cerrado siete horas después. El certificado de defunción dice insuficiencia cardiorrespiratoria, aunque la criatura había nacido bien, según le confió la doctora a Nancy. Las anomalías quedaron a la vista. Un papel del cementerio retocado, el certificado de nacimiento con la huella plantal del bebé pero sin el pulgar de la madre y dos historias clínicas contradictorias. Al año y medio radicaron la denuncia en el juzgado. El juez Osvaldo Rossi pidió la exhumación del cuerpo del bebé luego de 15 meses, y 120 días después obtuvieron el resultado del análisis del ADN, que confirmó las dudas: no existía compatibilidad genética entre ese bebé y sus supuestos padres. Ahora esperan la ampliación de la pericia ordenada por el juez hace cuatro meses y retrasada por la falta de reactivos en el SEIT. Mi primer pedido fue saber la verdad y ahora me estoy acercando. Justicia no sé si va a haber, hasta ahora me ha respondido muy poco. Respuestas no tuve casi ninguna y veo que la causa está parada y el juez demuestra poco interés, afirmó Nancy a este diario. Y recordó, con bronca, que hace un año designaron audiencia para que declaren los médicos, pero todavía no fueron ni siquiera citados. Ayer, Stella Maris y Juan Carlos Moreno se ubicaron al lado de la pareja Bianco. Su caso es prácticamente una fotocopia del de ellos. Iniciaron la misma búsqueda hace más de tres años. A Stella le dijeron que era varón el bebé que no alcanzó a conocer. Todas las pruebas que se aportaron a la causa las dimos nosotros cuenta Juan Carlos, hasta llegar a la exhumación del cadáver. Los resultados fueron idénticos: el bebé que habían sepultado no era el de ellos. Aunque su causa es más voluminosa y el juez procesó a cinco médicos y una obstetra, todavía la Justicia no inició la investigación para buscar al niño. Como el matrimonio Bianco, no tienen nada de sus hijos, ni siquiera saben cómo son. A las 11 de la mañana, mientras un centenar de personas rodeaban al matrimonio, el abogado de la familia Bianco cruzó al despacho del juez Rossi para presentar un nuevo reclamo que agilice la causa. En vez del magistrado, se encontró con un par de policías que rodeaban su oficina. Rossi no lo recibió y debió dejar el escrito en manos de su secretaria. Concejales de San Isidro se presentaron a media mañana en el lugar. Marcos Lohlé, del Frepaso, anunció a Página/12 su intención de realizar un proyecto de declaración apoyando la lucha del matrimonio Bianco. Al grito de justicia, justicia, otros matrimonios que también buscan conocer el destino de sus hijos se acomodaron al lado de Nancy y Alejandro. Delante de ellos ubicaron una fila de cochecitos vacíos como símbolo de su reclamo. Nancy tomó el megáfono: En esta fecha tan cercana a la Navidad, en que todos renovamos nuestras esperanzas, venimos a reclamar la verdad porque la oscuridad nos quita libertad y felicidad. Y pronto se quebró: Acuso a las leyes de desgastar a las víctimas, y de ser blandas con losvictimarios; a la negligencia en la investigación y al corporativismo de los médicos sin escrúpulos. En tanto, la abuela de Regina lloraba por la nieta que no alcanzó a conocer y Alejandro se unía en un abrazo con su esposa Nancy. Que nuestros jueces sean representantes dignos de Justicia, reclamó uno de los presentes, y otro completó la frase al grito de no se escondan ni se vendan. El cartel con la leyenda Queremos a nuestra hija, basta de impunidad colgaba frente a los Tribunales.
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