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 Luego de los
cuatro días de ataque a Irak, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer para
analizar las consecuencias del ataque angloamericano contra Irak y el futuro de la
Comisión Especial de Desarme de la ONU (Unscom). Tal como se preveía, no se llegó a
ningún acuerdo entre las posturas contrapuestas de Estados Unidos y Rusia sobre la Unscom
y sobre el levantamiento de las sanciones económicas contra Irak. El personal humanitario
que trabaja en el programa “Petróleo por alimentos” volverá hoy a Bagdad,
donde ya comenzaron los trabajos de reconstrucción. El vicepresidente iraquí, Tarek
Aziz, confirmó que murieron 62 militares y que 180 resultaron heridos, pero no dio
detalles sobre las bajas civiles.Durante los bombardeos, Rusia y China fueron particularmente duros con la Unscom y en especial con su jefe, Richard Butler, a quien calificaron de “persona deshonrosa” que “debía presentar su renuncia indeclinable” por la elaboración del último informe sobre el desarme iraquí, que según ellos dio justificación para el ataque angloamericano. “Que de una manera u otra este asunto pueda reducirse a una persona, lo siento, pero eso equivale a una maniobra de distracción y no existe ninguna razón para renunciar como consecuencia de eso”, respondió ayer Butler. La Casa Blanca reconoció que es “casi imposible” que la Unscom pueda reiniciar sus trabajos en Irak, pero el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James Foley, aclaró que “sin la Unscom es imposible que las sanciones sean levantadas”. Sin embargo, el ex inspector del organismo Scott Ritter declaró ayer que “no hemos destruido la capacidad de Saddam de fabricar armas de destrucción masiva y ahora carecemos de los medios para verificar si las sigue produciendo”, y recalcó que el poder del líder iraquí Saddam Hussein “fue reforzado” por los bombardeos. El comandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en el Golfo, Anthony Zinni, dijo ayer que la Guardia Republicana (tropa de élite de Saddam) fue sacada de los cuarteles antes del ataque, con lo cual los daños se dirigieron exclusivamente a la infraestructura. Un portavoz del gobierno británico estimó que los ataques “dejaron el sistema de defensa antiaéreo hecho añicos”. El funcionario agregó que “existen informaciones sobre movimientos de tropas, que posiblemente están relacionados con el temor a una insurgencia”. Durante los bombardeos, Estados Unidos y Gran Bretaña aclararon que entre sus objetivos figuraban provocar una rebelión interna en Irak, pero el canciller británico se desdijo en este sentido: “Saddam es un hombre tan brutal que no sería responsable de nuestra parte incitar a la gente en Irak a levantarse”. Más allá del futuro de la Unscom, otro punto conflictivo para Estados Unidos y Gran Bretaña es la respuesta diplomática y militar a los bombardeos. A pesar de que el Kremlin anunció que sus embajadores volverán a Londres y Washington luego de haber sido llamados a consultas para expresar su disgusto, el ministro de Defensa ruso, Igor Sergueueiev, exhortó ayer a la Comunidad de Estados Independientes (CEI, que agrupa a las ex repúblicas soviéticas) a formular una estrategia militar conjunta “frente a la impredictibilidad de la política de Estados Unidos”. Y desde Nueva Delhi, el premier ruso Yevgueni Primakov propuso lanzar “un triángulo estratégico” entre Rusia, India y China. En el mundo árabe, luego de la reciente visita del presidente norteamericano Bill Clinton a Medio Oriente –interpretada como un guiño a favor de los palestinos–, los ánimos también parecen caldeados. El secretario general de la Liga Arabe, Esmat Abdel-Meguid, dijo ayer que “los árabes nunca aprobarían la destrucción del pueblo iraquí con tal brutalidad”. A pedido de Irak, la Liga Arabe pospuso indefinidamente una sesión de emergencia para tratar el tema.
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