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Perrén hizo la venia y se desdijo de todo

En su careo con Massera, el capitán retirado se portó como un  buensubordinado y dijo que “yo sabía, pero los superiores no  ecesariamente sabían” lo que pasaba en la ESMA.

El ex almirante llega a la audiencia con la jueza Servini de Cubría, para el careo con Perrén.
“Se pusieron a hacer disquisiciones..., no sirvió para nada y hubo que suspenderlo.”

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Por Adriana Meyer

t.gif (67 bytes) Cuando parecía que el pacto de silencio de los represores comenzaba a quebrarse, el capitán retirado Jorge Perrén volvió a hacerle la venia a su antiguo superior, el ex jefe de la Armada Emilio Massera. Durante el careo que protagonizaron ayer en la causa que investiga la apropiación del hijo de los desaparecidos Cecilia Viñas y Hugo Penino, Perrén se desdijo. “Lo que yo pude haber sabido como capitán de navío no implica que los superiores también lo supieran”, aseguró. En su anterior declaración testimonial había dicho todo lo contrario: “Los comandantes en jefe visitaban cada tanto la ESMA y ejercían conducción y supervisión”, había expresado en aquel momento. También había dicho que la “superioridad” tenía listas con los datos de los detenidos. La jueza María Romilda Servini de Cubría aceptó suspender el careo a pedido de la abogada de la querella, Alcira Ríos, quien presentará un escrito marcando las contradicciones de Perrén.
Massera había llegado a los Tribunales Federales a las 14.30 a bordo de un auto blanco. Más tarde se presentó el ex jefe de operaciones de la ESMA, Jorge Perrén, con un aspecto algo desaliñado. Su expresión mostraba nerviosismo cuando ingresó por la puerta lateral, acompañado por cuatro policías. En medio del careo fue al baño y pidió que lo acompañara un custodio. Mientras tanto, un reducido grupo de militantes del Movimiento Socialista de los Trabajadores cantaban en la vereda: “Olé olé, olé olá, como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”.
El careo comenzó a las 16, y dos horas después el abogado de Massera, Miguel Arce Aggeo, salía del juzgado de María Servini de Cubría sin poder ocultar su felicidad. “Perrén varió, dijo claramente que Massera no sabía nada”, manifestó exultante a Página/12. Y anunció que el dictador iba a contestar las preguntas que la jueza no pudo hacerle el 3 de diciembre (ver aparte). En ese momento, el represor que había “variado” su declaración se retiraba apurado por el pasillo central del tercer piso. Allí fue interceptado por un movilero que lo persiguió por todo el edificio, hasta que encontró abierta una puerta lateral y huyó.
La abogada de la parte querellante, Alcira Ríos, dio otra versión de la audiencia. “Massera dijo que aceptaba el careo, pero que no iba a polemizar con un subalterno. Pero empezaron a hacer disquisiciones sobre si la superioridad es lo mismo que la conducción. Con ese criterio me pregunto por qué se acogieron a la obediencia debida. Entonces dije que se estaba desvirtuando el objeto del careo porque acá estamos investigando la sustracción de menores y los nacimientos clandestinos en la ESMA. Massera dice que no hubo y Perrén dice que hubo tres. Ese era el careo.”
–Entonces, ¿Perrén se desdijo? –le preguntó este diario.
–Cambió la declaración. Se decidió que el careo se levantaba. Massera se quedó ampliando su indagatoria y Perrén presentará un escrito. Este careo no aportó nada, excepto el cinismo de siempre.
–¿No van a pedir su procesamiento por falso testimonio?
–No. Preferimos centrar todo en un escrito en el que vamos a marcar todas las contradicciones en que incurrió.
–¿Sigue negando que la ESMA estuvo bajo su mando y que allí se produjeron partos de las mujeres que estaban detenidas?
–Sigue negando todo.
–¿Y Perrén se mantuvo en sus dichos en cuanto a los tres nacimientos que a él le constan?
–Sí, pero agregó que el hecho de que que él lo supiera no implica que también tuviera que saberlo el comandante.
–¿En ningún momento se enfrentaron?
–Lo que pasa es que no hubo un careo, fue un diálogo entre un superior y su inferior.
–Si el testimonio de Perrén fue fundamental para incriminar a Massera, ¿esta situación no lo beneficia?
–No, porque hay otras declaraciones en las que aparece mencionado, como por ejemplo en la del médico Jorge Magnacco, el partero de la ESMA.
Consultado sobre la existencia de una maternidad en la ESMA, el 10 de noviembre Perrén había dicho ante Servini de Cubría que vio a dos mujeres montoneras que estaban embarazadas: Silvina Labayru y Marta Alvarez. Y también reconoció que es posible que algún “delincuente” se haya quedado con un niño nacido en ese lugar.

 

Massera, el halagado

El 3 de diciembre –antes de quedar preso– el ex almirante Emilio Massera respondió las preguntas de la jueza María Servini de Cubría, quien lo había convocado a una declaración informativa en la causa que investiga la apropiación del hijo de los desaparecidos Cecilia Viñas y Hugo Penino, nacido en la ESMA. Pero la magistrada decidió transformar esa audiencia en una indagatoria y en ese momento Massera se negó a seguir respondiendo. Ayer a la tarde se sintió tan halagado al comprobar en la actitud de Perrén que su poder estaba intacto, que decidió contestar los interrogantes que Servini tenía pendientes. “Ahora tenemos nuevas pruebas para presentar”, fue la explicación legal que dio su abogado, sin dar más detalles.


Cara a cara con el represor

La madre de la desaparecida Cecilia Viñas se enfrentó ayer por primera vez con el dictador Emilio Massera, en el despacho de la jueza María Servini de Cubría. Cecilia Fernández de Viñas pudo recuperar a su nieto, Javier, quien nació en la ESMA y fue apropiado por el represor Jorge Vildoza. Esta Abuela de Plaza de Mayo presenció el careo entre Massera y Perrén (ver nota central), en el marco de la causa que investiga ese hecho. “Nunca lo había visto de cerca y siento que sigue mintiendo, que no me puede mirar a los ojos. Yo le pude decir a Perrén: ¡Caramba, deje de llamarlo almirante y deje de ser subordinado de alguien que está degradado y que no tiene más los cargos!”, relató la Abuela a Página/12.
–¿Perrén actuó como un subordinado?
–Totalmente, le daba la razón todo el tiempo, se desdijo y permitió que firmara primero. Sólo le faltó hacer la venia.
–¿Massera estaba nervioso?
–No, manejó todo el tiempo la situación y demostró que conoce muy bien la causa. Además, goza de mejor salud que yo.
–¿Qué sintió cuando lo tuvo frente suyo?
–Que los poderes se terminan, son siempre transitorios. No sé si van a pagar sus culpas, pero está a la vista que no pueden tapar la verdad. Alguna vez van a tener que reconocerla.
–¿Qué le pareció el careo?
–Ellos tienen sus códigos y hace 22 años que tratamos de que se dejen de usarlos y digan todo lo que saben. Este señor tiene una condena a cadena perpetua y debería estar preso desde que se la dictaron en 1985.

 

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