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 El paso de la
Gendarmería por la Universidad Nacional del Nordeste dejó detrás varios heridos y más
de 50 estudiantes detenidos, además de un reguero de golpes, pedradas, gritos y
co-rridas. En Resistencia, Chaco, un grupo de alumnos autoconvocados sostuvo durante
quince días la toma de la Facultad de Hu-manidades, en protesta por el cierre de un
profesorado, pero ayer no pudo resistir el embate de casi un centenar de gendarmes. Apenas
pasadas las 14 y por orden del juez federal Carlos Skidel-sky, los uniformados quebraron a empellones un cordón humano integrado por padres de alumnos, docentes, dirigentes gremiales e, incluso, diputados provinciales, y entraron por la fuerza en el edificio académico ubicado a pocas cuadras del centro de la capital chaqueña. La violencia recién comenzaba. Adentro, los estudiantes esperaban pacíficamente, sentados y abrazados. “Los gendarmes se llevaron a toda la gente por delante. Rompieron la puerta de la facultad, que estaba abierta, y entraron a los golpes. Para sacarnos, tuvieron que empujarnos y arrastrarnos por el suelo hasta los camiones”, contó a Página/12 Marisol Cotellesso, una de las alumnas autoconvocadas. Los setenta detenidos fueron conducidos al Escuadrón 51 de Resistencia y, en la noche de ayer, comenzaban a ser liberados uno a uno. Entre ellos, además de los 52 estudiantes que sostenían la toma, había sindicalistas y miembros de organizaciones de derechos humanos, que se habían solidarizado con la protesta. La pre-sidenta de la Federación Universi-taria del Nordeste (FUNE), Ivanna Pérez, dijo que “el desalojo fue muy violento”. Pero el comandante de Gendarmería, Aldo Monzón, en de-claraciones a El Diario de Resisten-cia, disintió: “Se utilizó la fuerza mínima necesaria. Era la única salida para no lanzar gases ni municiones de goma”. El conflicto entre los alumnos de Humanidades y las autoridades académicas se inició a fines de noviembre, cuando el consejo directivo de la facultad decidió suspender la inscripción para el ciclo 1999 del Profesorado en Educación Pre-elemental, destinado a formar docentes para los jardines de infantes. “Se dijo que había que reformar el plan de estudios para transformar el profesorado en una carrera de grado. Pero el problema no era sólo ése –explicó a Página/12 Pérez, de la FUNE–. El Ministerio de Edu-cación provincial cerró todos los institutos que formaban maestras jardineras diciendo que no había demanda laboral y, entonces, el número de inscriptos en la universidad se multiplicó. Con la escasez presupuestaria que sufrimos, no se los iba a poder absorber.” Pese a que la decana Ana María Dell’ Orto prometió que el profesorado sería reabierto en el 2000, la decisión del consejo fue rechazada por muchos estudiantes que sintieron que se estaba coartando la vocación de muchos. Los alumnos empezaron reclamando la inmediata reapertura de la inscripción y terminaron tomando la sede de Humanidades el 7 de diciembre. Después de una semana de toma, las autoridades de la Universidad del Nordeste –asentada en localidades del Chaco y Corrientes– conclu-yeron que no había negociación posible y presentaron una denuncia judicial. “Los responsables de esta represión son la decana y el rector Adolfo Torres, que se revelaron incapaces para resolver políticamente un problema. Y también tie-nen mucha culpa, porque no hicieron nada, el centro de estudiantes y la FUNE, ambos conducidos por Franja Morada”, se indignó la alumna Cotellesso. Desde la FUNE, su titular acusó a los estudiantes que sostuvieron la toma de haber mantenido un postura muy inflexible y haber perjudicado a muchos alumnos que, en estos quince días, no pudieron rendir exámenes finales. En tanto, los autoconvocados, que pertenecen a varias agrupaciones de izquierda (Utopía, Freu y la Lista Unidad, entre ellas) prometieron no abandonar su reclamo y pidieron la renuncia de Dell’ Orto: “Después de lo que hizo, perdió toda legitimidad democrática”.
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