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Estados Unidos y el Reino Unido se han quedado solos en la defensa de la Unscom. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas espera tener redactado la semana próxima un documento en torno de la crisis de Irak, en el que los dos países que ejecutaron la operación Zorro del Desierto quieren que quede claro que la inspección de armamento en Irak debe seguir a cargo de la misión especial designada para ello, la Unscom, y bajo el mando de Richard Butler. Por su parte, Rusia, China y Francia, que ya han pedido la dimisión de Butler, proponen que el secretario general Kofi Annan adquiera un papel protagonista en la reconciliación. A todo esto, Irak aclaró el jueves que considera que la Unscom está "muerta y enterrada". El Consejo debe aprobar por consenso, seguramente el próximo lunes, y después de la quiebra provocada por los bombardeos de la semana pasada, un documento en el que por ahora sólo hay un punto de unanimidad: que ese órgano de Naciones Unidas debe asumir la responsabilidad de las relaciones con Irak en el nombre de la comunidad internacional. En la propuesta rusa no se menciona a la Unscom, pero a cambio se pide a Annan un mayor peso: que "siga haciendo su papel de promover la ayuda humanitaria y la diplomacia conciliatoria". Estados Unidos no quiere firmar documento alguno en el que aparezca la expresión "diplomacia conciliatoria". La necesidad de inspecciones como la realizada hasta ahora también fue el objeto de una comparecencia del asesor de Seguridad Nacional de EE.UU. Samuel Berger, el jueves en Washington. "La estrategia que podemos y que debemos seguir es la de contener a Saddam a corto y medio plazo, por la fuerza si hace falta, y promover un nuevo Gobierno a largo plazo", afirmó Berger. Refiriéndose a la propuesta de Rusia y de Francia para cambiar la orientación de las inspecciones, Berger dijo que "no debemos recompensar la intransigencia iraquí con un nuevo mecanismo de vigilancia descafeinado, para satisfacer sus demandas. No debemos bajar el listón". Mientras tanto, Bagdad vivió una Navidad tensa, principalmente por las sirenas de alarma que anuncian un ataque aéreo, que no se produjo. Momentos antes de la tradicional Misa de Gallo en Nochebuena, se oyeron las sirenas de alarma en la ciudad. Poco después sonó la señal de fin de alarma y no hubo ni intercambio de disparos ni explicación oficial de lo ocurrido. Dos altos árboles de Navidad fueron encendidos en Bagdad, uno ante las oficinas del Programa de Desarrollo Nacional de la ONU, en el río Tigris, y otro ante la antigua embajada norteamericana, ahora ocupada por la de Polonia, que se encarga de los intereses estadounidenses. Ambos árboles, colocados por las autoridades, tenían una Estrella de Belén y estaban decorados con estrellas de papel, cada una con el nombre y la edad de un niño que, según dijeron, murió a causa de las sanciones. "Es un árbol de Navidad ... que lleva los nombres de los niños que fueron martirizados por la imposición de sanciones ... empañados por las lágrimas de sus familias", se leía en placas colocadas a sus pies en inglés y árabe. La pobreza y el cansancio limitaron la Navidad iraquí. Las decenas de iglesias, situadas en medio de las muchas mezquitas de la inmensa metrópoli de Bagdad, celebraron sus misas como de costumbre, mientras los fieles con más medios económicos compraban pavos y árboles de Navidad en el gran mercado de Shorja. "Oramos por la paz luego de los bombardeos. Este embargo es la continuación de la guerra. Matan con la falta de víveres y medicamentos", explicó monseñor Emmanuel Delly, arzobispo auxiliar del patriarcado caldeo. Unos 750.000 cristianos viven en Irak, sobre un total de 22 millones de habitantes.
OSAMA BIN LADEN PIDE VENGAR LOS BOMBARDEOS A
IRAK El millonario saudita Osama bin Laden llamó a "combatir y matar a los estadounidenses, los británicos" y los israelíes, en una declaración publicada ayer. "Los pueblos británico y estadounidense han apoyado ampliamente las decisiones de sus jefes de agredir a Irak, lo que hace de cada uno de sus nacionales, lo mismo que de los judíos de Palestina ocupada, guerreros que todo musulmán debe combatir y matar", declaró Bin Laden en una entrevista al diario árabe Asharq al-Awsat. El dirigente fundamentalista negó una vez más ser el instigador de los atentados con explosivos cometidos el 7 de agosto pasado contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, o haber sido informado al respecto. De todas maneras, expresó su "apoyo y su admiración por estos ataques y por el autor de toda acción militante contra las fuerzas estadounidenses". Ben Laden fue acusado por Washington de haber instigado esos atentados, que provocaron 224 muertos y miles de heridos.
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