Devaluar, moratoria o las dos
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Por Raúl Dellatorre El escenario que le ofrecerá Brasil a la Argentina en el año '99 no es nada promisorio. "Caerán nuestras importaciones, con lo que va a contribuir a la tendencia recesiva que tenemos independientemente de Brasil", expresó un observador privilegiado de la realidad del país vecino, Roberto Frenkel. El economista radical fue asesor de Fernando Henrique Cardoso en su primera campaña presidencial y sigue de cerca la evolución económica del socio principal del Mercosur desde entonces. En un encuentro con empresarios organizado por la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo Económico (FIDE), Frenkel detalló la situación de Brasil frente al plan de ajuste que aplicará durante el '99. "El plan es exitoso si logra una baja sustantiva de las tasas de interés a un nivel del 20 por ciento (hoy están próximas al 35 por ciento). Si no lo logra, será considerado un cadáver por los capitales y va a tener que devaluar, aplicar una moratoria en su deuda interna, o una combinación de ambas medidas", señaló. Según Frenkel, el programa de desembolsos por 41.500 millones de dólares en tres años a Brasil (aportados por el FMI, el BID, el Banco Mundial y los países industrializados) "sirve para engrosar reservas, busca revertir el ahogo financiero, ganar tiempo, pero no le aporta nada a la economía real". Sugirió que el efecto recesivo del ajuste puede frustrar el plan financiero. "Con una caída del PBI del 3 por ciento, que es probable, bajan los ingresos por impuestos. Supongamos que logra reducir el gasto como se propone, pero la deuda interna, de la cual el 65 por ciento es a tasa flotante, es de 200 mil millones de dólares. A una tasa del 35 por ciento, son 70 mil millones de intereses al año, lo cual es intolerable". Al describir el origen del problema brasileño, Frenkel apuntó tres aspectos. "El problema fiscal está anclado en la apertura comercial con atraso cambiario, igual que acá (Argentina); padece lo que se llama la trampa de crecimiento, porque cuando aumenta el PBI las importaciones crecen el triple, igual que acá; el déficit en cuenta corriente es insostenible, sólo que allá pueden usar la política monetaria, subiendo la tasa de interés". Recordó que Cardoso "asumió (su primera presidencia) con el Tequila, por lo cual la incertidumbre sobre el movimiento de capitales fue permanente" durante su gestión. Pero en 1997, cuando la crisis asiática se generalizó, "atrajo capital especulativo de corto plazo para sostenerse, con tasas del 40 por ciento anual, y de 37 a 38 por ciento en dólares". Aun así, perdió reservas. "La situación es insostenible no sólo ya por el diagnóstico", sostuvo Frenkel. "¿Qué es el contagio? El aumento de las prevenciones de reproducción de la crisis rusa", se preguntó y respondió a sí mismo. Ello se reflejó en el retiro de capitales de los países emergentes por parte de los fondos de inversión. Y esos fondos, agregó, operan con una regulación exclusivamente basada en el autocontrol de riesgo de sus carteras. "La política que proclama, por ejemplo, la conducción económica argentina, de diferenciarse de los países en crisis, es una pavada", afirmó Frenkel. "No es un problema psicológico, de buena propaganda, cuando los inversores ven el riesgo se retiran en masa", subrayó. Por lo cual, la suerte de países como Argentina o México, está atada al éxito o fracaso del plan brasileño. Sin embargo, el economista radical --ex jefe de asesores de Juan Sourrouille-- se mostró pesimista respecto del programa del país vecino. Frente a la gravedad de la situación actual, dijo, "es un parche, es para llorar. En la época negra del estatismo, Brasil crecía al 10 por ciento anual con pleno empleo, abriendo caminos en la selva y creando ciudades. Ahora no pasa del 3 por ciento y no lo puede sostener". Pronosticó que "marzo será determinante para la revisión de expectativas de los inversores sobre Brasil. Se va a testear con el ingreso de capitales, que si no se ha producido y no se pueden bajar las tasas de interés, habrá fracasado el plan del FMI". En ese caso, advirtió Frenkel, "va a llevar inevitablemente a una revisión del riesgo argentino, y tendremos salida de capitales también acá".
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