Por Adriana Meyer
El ex jefe de la
Armada, Rubén Franco afirmó que el ex presidente de facto Reynaldo Bignone, ordenó
destruir documentación relacionada con las violaciones a los derechos humanos. Lo hizo
durante su declaración indagatoria ante el juez federal Adolfo Bagnasco, en la causa que
investiga la sistemática sustracción de los hijos de los desaparecidos. Franco quedó
detenido en la unidad de Gendarmería ubicada en Campo de Mayo, acusado de haber permitido
que quienes cometieron ese delito gozaran de impunidad a través del Informe Final y la
Ley de Pacificación Nacional. Solicitó que su arresto fuera domiciliario, por tener 71
años.
El almirante retirado llegó puntual a la audiencia, leyó atentamente las pruebas que hay
en su contra y respondió las preguntas de Bagnasco durante dos horas y media. No estaba
nervioso y parecía resignado, como si estuviera cumpliendo con un molesto trámite.
Explicó que cuando asumió como comandante en jefe de la Armada, en 1982, la
reconstituida junta militar se había dado la misión de institucionalizar el país
a más tardar en marzo de 1984, y concertar con la dirigencia nacional un plan político,
económico y social que gobernara la transición hasta la entrega de poder. Franco
aseguró que durante su gestión la lucha contra la subversión no existía y
que le tocó desempeñar una tarea eminentemente política: Revisar
legislación electoral, confeccionar padrones y recuperar urnas. El militar
reconoció haber confeccionado el Informe Final de la Junta Militar sobre la Guerra contra
la Subversión y el Terrorismo, cuyo objetivo fue poner fin a la lucha contra la
subversión para facilitar el accionar del futuro gobierno. Cuando el juez le
preguntó por qué se declaró la muerte innominada de los desaparecidos, el militar
respondió que se hizo con fines jurídicos y humanitarios, para que sus familiares
pudieran acceder a lo que legalmente les correspondía porque la legislación de la época
contemplaba plazos largos para el caso de desapariciones de personas.
Cuando se le hizo saber que el ex jefe de la Escuela de Mecánica de la Armada, José
Suppicich, declaró recientemente que había legajos, síntesis de los interrogatorios y
seguimiento de la situación de los detenidos, Franco respondió que no vio, no
conoce ni sabe si existió documentación de ese tipo, pero señaló al ex
presidente de facto, Reynaldo Bignone, como responsable de su destrucción. Existió
una directiva del Poder Ejecutivo Nacional que no pasó por la junta. No la vi, pero los
comentarios que hubo es que estaban destinadas a la destrucción de documentación
relacionada con la subversión, expresó el militar al finalizar su declaración
judicial. Aunque aclaró que su relación con Bignone era buena, lo acusó de realizar
actos de gran trascendencia sin consultar a la junta. Y también se quejó de los
políticos: Fue difícil tratar con ellos en el período en que ya se les había
dicho que iban a recibir el poder, no colaboraban en nada con la junta.
El llamado a declaración indagatoria del ex jefe del Ejército, Cristino Nicolaides, del
ex presidente de facto, Reynaldo Bignone, y de Franco conforma el capítulo vinculado con
los jefes de las Fuerzas Armadas que dieron una cobertura que otorgó impunidad al plan
sistemático de sustracción de menores. El Informe Final que decretaba la muerte de
todos los desaparecidos, el decreto 2726 firmado por Bignone en 1982 sobre la destrucción
de documentos y el consecuente radiograma de Nicolaides fueron la proyección hacia el
futuro de la impunidad que antes le había dado la clandestinidad a la apropiación de
niños que ya se había consumado, explicó a este diario el abogado de las seis
Abuelas de Plaza de Mayo querellantes, Alberto Pedroncini.
DANDREA MOHR PRESENTO PRUEBAS A DOS
JUECES
La lista de los 76 jefes
El ex
capitán José Luis DAndrea Mohr ratificó ayer frente a la jueza María Servini de
Cubría que el ex almirante Emilio Eduardo Massera tuvo responsabilidad directa sobre los
robos de bebés ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada durante la última
dictadura militar. DAndrea Mohr también entregó a la jueza y al magistrado Adolfo
Bagnasco una importante documentación que incluye una lista con los 76 jefes de zonas,
subzonas, áreas y centros clandestinos de detención comprometidos en la apropiación de
menores.
La responsabilidad de Massera se desprende de que era miembro de la junta militar,
órgano con facultades similares a las del presidente de la Nación y de que era
comandante en jefe de la Armada, pero también de las declaraciones de las víctimas y las
de sus subordinados, como el vicealmirante José Supicich, ex director de la ESMA,
aseguró DAndrea Mohr. El ex capitán le dijo a la jueza que, si bien los militares
quemaron muchos papeles antes de dejar el poder, en algún lugar deben estar las
actas de incineración, donde constan los nombres de los documentos eliminados. Y
recordó que, en Córdoba, se encontraron algunas actas de ese tipo.
Los jueces Servini de Cubría y Bagnasco recibieron un CD con el informe Nunca más y el
libro Memoria debida, de DAndrea Mohr. Allí están clasificados más de 8000 casos
de desapariciones por zona, subzona, área, centro de detención y nacionalidad. También
constan los datos de todos los niños robados y los de los responsables de estos hechos.
De acuerdo con la información aportada por DAndrea Mohr, el ex general Guillermo
Suárez Mason, por ejemplo, es culpable de 123 casos de apropiaciones de menores ocurridos
en la Zona 1, que abarcaba la provincia de Buenos Aires y parte de La Pampa; y el jefe del
Comando de Institutos Militares Santiago Omar Riveros es responsable de 30 robos de
bebés. El ex capitán, además, proporcionó a Servini de Cubría datos sobre un miembro
del grupo de tareas que funcionaba en la ESMA que será llamado a declarar.
HEBE DE BONAFINI CONTRA BALZA
Que siga el juicio
La
causa que ese criminal me inició debe continuar. No acepto que me quiera hacer pasar por
una pobre mujer que no sabe lo que dice. La presidenta de la Asociación de Madres
de Plaza de Mayo le pidió así al juez Jorge Luis Ballestero que siga adelante con la
denuncia en su contra que comenzó el general Martín Balza luego de que ella lo llamara
asesino. La semana pasada el jefe del Ejército desistió de la querella por
calumnias e injurias contra Hebe de Bonafini y calificó ese hecho como un acto de
reconciliación.
Cuando llamé asesino al general Balza lo hice no como un exabrupto de una madre
angustiada por el dolor, sino con plena conciencia de la gravedad política e
institucional de esa imputación, dice el documento que Bonafini le entregó ayer al
juez. La presidenta de las Madres reclamó a Ballestero que continúe con la medidas
de pruebas solicitadas por los abogados. Entre ellas, está el pedido de que se
remita el expediente de la causa Carrasco II. Para Bonafini allí se
acredita sin lugar a dudas la participación criminal del general Balza en el
encubrimiento de la muerte del soldado Omar Carrasco. El jefe del Ejército había
afirmado que desistía de la querella porque comprendía el dolor de una
madre. Bonafini le contestó que no comprenderá jamás el dolor que sentimos
las Madres por las desapariciones, las torturas, las violaciones, las ejecuciones que
sufrieron nuestros 30 mil hijos en manos de los militares argentinos.
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