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Un periodista perseguido de
Rosario sufrió un nuevo atentado

Es Gary Vila Ortiz. Desde 1992 sufre persecuciones y trataron de raptarlo dos veces. Antenoche dos hombres lo abordaron en la puerta de su casa y le perforaron el escroto con un tornillo.

Gary Vila Ortiz era secretario general de redacción del diario La Capital cuando empezaron las amenazas.
Ahora vive “una pesadilla porque en estos seis años me hicieron desaparecer de la vida pública”.

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Por Horacio Vargas desde Rosario

t.gif (67 bytes) En octubre de 1992, la policía le advirtió que estaban persiguiendo a uno de sus hijos. Desde entonces, las amenazas recrudecieron –llamados telefónicos anónimos, tomas fotográficas, encuentros con sus victimarios, persecuciones en automóviles, puntazos en el estómago, un dedo cortado– y llegaron a un punto de máxima agresión antenoche, cuando dos desconocidos lo abordaron en la puerta de su casa, en el barrio residencial de Fisherton, y le traspasaron un tornillo en los testículos, por lo que fue trasladado de inmediato a un sanatorio donde se lo intervino quirúrgicamente, constatándose, por suerte, que no estaba afectada la zona genital. Gary Vila Ortiz, ex jefe de redacción del diario La Capital y actual colaborador de Rosario/12, es la víctima de “una pesadilla –como no se cansa de recordar– porque en estos seis años me hicieron desaparecer de la vida pública, me hicieron dejar mi trabajo antes de tiempo y me someten a una experiencia digna del nazismo, están viendo qué aguante tengo”.
La cronología de las amenazas que sufrió el periodista rosarino desde hace seis años –“que mucha gente no ha tomado en serio, y donde se echaron a rodar infamias”, acotó– es la siguiente:
u En octubre del ‘92, personal policial le comunica “extraoficialmente” que “algunas personas” lo estaban siguiendo a él y su familia, mientras comienza a recibir una serie de amenazas telefónicas tras asumir la jefatura de redacción de La Capital.
u En agosto del ‘93, ante la escalada de amenazas recibidas (“gorila, judío y antinazi”), y la exigencia de que abandone su puesto en el diario, opta por hacer público el hostigamiento.
u En la primavera del mismo año lo interceptó un individuo en una galería céntrica –cuyo rostro era similar al identikit hecho ante la policía por Vila Ortiz– y le aseguró que era “un profesional mandado” desde Buenos Aires.
u El 25 de enero de 1994 tres hombres lo suben a un auto donde es retenido por diez minutos, le muestran fotos de familiares y amigos y lo intiman a renunciar al diario.
u En agosto del ‘94, en horas del atardecer, lo suben a un auto amenazándolo con un arma y con un estilete le provocan heridas leves en el estómago, siguiendo el dibujo de una cruz svástica. Dos meses después lo vuelven a “levantar” en un auto, a metros de su vivienda, recorren algunas cuadras y lo hacen bajar sin pronunciar ninguna palabra.
u En febrero del ‘95, tres individuos lo sorprenden de noche en la puerta de su casa. Mientras uno lo toma del brazo, otro lastima su estómago con un estilete. Le provoca 12 tajos y tres puntazos, heridas profundas para que sangre en abundancia pero sin dañar ningún órgano vital. “La calidad del trabajo” fue destacada por los médicos del Sanatorio Británico que suturaron las heridas.
u El 4 de octubre de este año es interceptado por dos desconocidos a metros del edificio céntrico donde se encuentra Radio Clásica Rosario –donde hace un programa de jazz con este corresponsal– y lo suben al asiento trasero de un auto, le pegan una trompada en la ingle y luego de gritarle que “vamos a usarte de emisario para que les digas a los zurdos del grupo alfonsinista al que pertenecés que directamente los vamos a matar a todos. A vos lo único que te vamos a hacer es dejarte una marca”. Fue entonces que le tajearon el dedo meñique con un arma blanca para luego dejarlo en la vereda.
El lunes último a las doce de la noche sufrió la agresión más grave y perversa. Mientras escuchaba música y escribía en su escritorio, percibió que alguien llamaba a la puerta de su casa. Vila Ortiz acudió a abrir y se encontró con dos individuos que se abalanzaron hacia él. Uno de ellos lo tomó por la espalda y mientras gritaba que iba a violarlo “porque les tenemos bronca a los tipos que defienden a los judíos y atacan a Irak”, elotro desconocido le bajó el pantalón. “Cuando me tiraron de la piel del escroto pensé que me castraban, pero comenzaron a perforarlo con un tornillo en un lugar donde hay pocos vasos sanguíneos, para que la sangre que saliera no fuera mucha”, narró a este diario.
Vila Ortiz se liberó de sus agresores cuando pudo alcanzar con un codazo a uno de los victimarios, quienes luego de escuchar el silbato del custodio de una empresa de seguridad privada, que se acercaba a la cuadra donde vive el periodista, emprendieron la fuga saltando a una casa vecina para luego perderse por avenida Córdoba.
Inmediatamente, Vila Ortiz fue trasladado en una ambulancia hacia el sanatorio Centro, acompañado por el secretario general del Sindicato de Prensa Rosario, Edgardo Carmona, donde fue atendido en la guardia del nosocomio. Allí se le realizó una ecografía donde se constató que no había ninguna lesión grave en sus testículos. De todas maneras, debió esperarse la llegada de un urólogo, quien, tras anestesiarlo, le retiró el tornillo. De todas maneras quedó internado en observación por algunas horas para descartar algún tipo de infección en la zona genital.
A la mañana siguiente, Gary, ya instalado en su casa, recibió a una delegación policial, y dio una conferencia de prensa, donde repitió lo que viene diciendo desde hace seis años: hay unos tipos que se encargan de que la pesadilla sea interminable. “No sé si es algo ideológico, ya no entiendo nada, sinceramente diría que es una especie de vigilancia de un grupo de gente que no quiere que escriba en algunos medios”, concluyó.

 

Compromiso de la UTPBA

La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) difundió ayer un comunicado en el que repudió el atentado perpetrado contra el periodista rosarino Alberto Vila Ortiz. La UTPBA se sumó a la Red Nacional de Comunicación y al Sindicato de Prensa de Rosario para reiterar “su compromiso de lucha en contra de la impunidad. Exigimos a las autoridades el inmediato esclarecimiento de este gravísimo episodio, que se suma a los más de 1100 casos de agresiones, intimidaciones, querellas judiciales, amenazas y dos asesinatos de periodistas (los de Mario Bonino y José Luis Cabezas) ocurridos en nuestro país desde 1989, todos los cuales permanecen impunes”, sostiene el comunicado.


Las últimas consecuencias
Por H. V.
Desde Rosario

Vila Ortiz fue afiliado al Partido Demócrata Progresista y con la recuperación de la democracia se afilió a la Unión Cívica Radical, siendo candidato a gobernador por un sublema radical en 1995. Tiene 65 años y tras ser obligado a dejar la jefatura de redacción de La Capital, a la que había ingresado en la década del 50 como corrector y se fue con un “retiro voluntario”, comenzó a colaborar en Rosario/12, donde publica artículos literarios y ficcionales dos veces por semana.
Un juez de instrucción de Rosario, Luis María Caterina, fue el encargado de llevar adelante la causa donde se enumeran las intimidaciones y agresiones físicas de las que resultó víctima Vila Ortiz. Este año el diario donde trabajaba se encargó de adelantar que el caso iba a ser cerrado y se sugería que una de las voces amenazantes que quedaron grabadas en el contestador automático de su domicilio eran, en rigor, de la propia víctima. Sin embargo, Caterina se vio obligado a aclarar a la prensa que aún trabaja en el caso, que salvo la confección de identikit de los posibles agresores y declaraciones testimoniales de la víctima, no derivó en ninguna detención.
Vila Ortiz no sólo recorrió los pasillos de los tribunales provinciales. También se entrevistó con los ministros de gobierno de Carlos Reutemann –cuando era gobernador– y del actual mandatario Jorge Obeid, quienes prometieron “investigar hasta las últimas consecuencias”. Declamaciones que también le repitieron en su momento el vicepresidente Carlos Ruckauf y el ministro del Interior, Carlos Corach.
Mientras tanto, como señala un comunicado del Sindicato de Prensa de esta ciudad, “Vila Ortiz continúa siendo agredido, en una secuencia asesina que parece que nadie está dispuesto a parar o que la ineficiencia impide hacerlo”.

 

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