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“Dos Santos es un ladrón y un
mentiroso que se aprovechó de mí”

La testigo iraní dice estar furiosa, que
el taxi boy brasileño la engañó y que es  él quien pudo tener que ver con el atentado.

Costumbres: “Yo veía que Wilson andaba con personas extrañas, con aspecto de mafiosos. Un conserje en Suiza me dijo una vez que él era falopero”.

Nasrim Mohtari muestra sus manos para simbolizar su inocencia.
Dice que la policía no le dio de comer y la dejó sin ropa ni plata.

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t.gif (67 bytes)  Nasrim Mohtari está furiosa. “El que tiene que ver con la bomba seguramente es Wilson Dos Santos. No puede ser casualidad que haya ido a los consulados de Milán a hablar de la bomba y que dos semanas después haya explotado. Yo no tengo nada que ver con la bomba, es él.” En diálogo con Página/12, la iraní insistió en que el brasileño era el que conocía a policías e integrantes de servicios de inteligencia, el que manejaba pasaportes falsos, visas y, además, “es un ladrón y un mentiroso que se aprovechó de mí”. Mohtari dice que ahora está sin ropa, sin un peso y afirma que en cuatro días sólo le dieron comer dos pequeños pan dulces.
–Para la Justicia argentina usted estuvo prófuga durante cuatro años. ¿Por qué no se presentó a declarar?
–Yo no sabía que me buscaban. Jamás me enteré. Hay un hecho que demuestra todo: yo renové mi pasaporte argentino sin ningún problema en el consulado argentino en Bélgica. Eso fue en 1996.
–¿Ahí nadie le dijo nada?
–No. Lo único que pasó es que miraron con mala cara. Pero nadie me habló de la bomba ni de nada parecido.
–¿Cómo explica que su amigo o novio, Wilson Dos Santos, haya avisado que iba a ver un atentado?
–Lo primero que le digo es que no era mi novio. Yo viajé con él a Europa porque me iba a conseguir una visa para entrar a Canadá. Yo le iba a pagar por eso. El era homosexual, tenía un amigo e incluso quería que ese amigo viajara también a Europa pagándole yo el pasaje. Yo dije que no, que el pasaje del amigo yo no lo iba a pagar.
–Pero usted viajó con él y resulta que en ese viaje Dos Santos avisó que se iba a producir el atentado.
–Es que, seguramente, él tuvo que ver con la bomba. No puede ser casualidad que haya avisado de la bomba y dos semanas después explotó. Lo único que le digo es que yo no tuve nada que ver. En algún momento en Europa él me pidió dinero para comprar un revólver y yo me negué. ¿Para qué querés un revólver? Era un ladrón: por eso le cortaron los cuatro dedos de la mano.
–El dice que los cuatro dedos de la mano los perdió cuando era niño.
–Ya dijo tres cosas distintas. A mí me contó que tuvo un accidente con una moto muy grande y después dijo eso de que fue una cosa de niño. A mí me contaron que con el asunto de los pasaportes él estafó a unos iraníes y por eso se lo llevaron preso a Irán donde le cortaron los dedos.
–Wilson Dos Santos dice que usted estaba relacionada con dos iraníes, Hassán y Alí, que se reunían en una fiambrería de la calle Pasco.
–Me los presentó mi profesora de castellano, Nelly, pero sólo fui una vez a pedirles trabajo y me dijeron que ellos se querían ir a vivir a Estados Unidos. De manera que no los vi más.
–¿Y todo lo inventó Dos Santos?
–Es que yo le conté y él después lo aprovechó para mentir sobre mí. El dijo que yo era prostituta y que conseguí mi pasaporte argentino porque me ayudó un diputado.
–Es que eso está probado. En su solicitud de pasaporte aparece la firma del fallecido diputado Adam Pedrini.
–Bueno, sí, él me recomendó.
–Suena raro que usted haya viajado con Dos Santos por Bélgica, Holanda, Suiza y que hayan estado cuatro veces en Italia. ¿Todo eso para conseguir la visa a Canadá?
–Sí, yo le tenía confianza. Además veía que conocía gente y por eso pensaba que iba a arreglar mi entrada con visa de trabajo a Canadá.
–Pero ustedes iban de un país a otro, usted pagaba ¿y siguió confiando en él?
–Bueno, a veces yo veía que andaba con personas extrañas, con aspecto de mafiosos. Un conserje en Suiza me dijo una vez que él era falopero (sic). Después nos peleamos porque una vez entró a mi habitación para robarme plata de la cartera. Al final, cuando estábamos en Suiza, unamañana se fue a las ocho y nunca más apareció. Se ve que ahí viajó a Milán a contar todas esas mentiras de mí.
–¿Nunca más tuvo relación con él o con la Argentina?
–No, nunca. Hasta que vinieron dos personas del consulado argentino en Suiza y me hablaron de conseguirme un trabajo en Montevideo, donde iba a ser muy fácil conseguir una visa para entrar a Canadá. Me engañaron. Porque después me detuvieron en Ezeiza, me quitaron todo lo que yo tenía y me metieron en la cárcel. Ahí, además, me pegaron y acá tengo un mechón de cabello que me arrancaron. Usted puede ver las marcas que tengo de los golpes en la cara. Ahora estoy desesperada: no tengo ni para tomarme un café, no tengo ropa y me acerqué a una iglesia para que me ayuden. Hasta ahí me rechazaron.
–Para resumir la historia. Usted dice que viajó con Dos Santos por toda Europa sólo porque le iba a conseguir una visa a Canadá. Además, usted pagó todos los gastos del pasaje y los hoteles. Durante cuarenta días él no consiguió la visa ¿y usted nunca desconfió de él?
–Se lo juro. Yo confiaba en él. Yo soy buena de corazón.

 

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