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Al mal tiempo buena cara es la divisa de Saddam

El clima impidió los vuelos de vigilancia  de EE.UU. sobre Irak. Para Saddam fue un triunfo contra “los enemigos de Dios”.

La infancia es víctima de la falta de ayuda humanitaria.
La cuota del programa “Petróleo por alimentos” no basta.

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t.gif (67 bytes)  Tras los disparos del lunes de la defensa antiaérea iraquí contra aviones de Estados Unidos y de Gran Bretaña, seguidos por un ataque norteamericano de represalia, Irak afirmó el martes que proseguirá la lucha contra “los enemigos de Dios y de la libertad: los norteamericanos, los británicos y los sionistas” y que dominaba la zona de exclusión aérea del norte. El Pentágono, en cambio, atribuyó al mal tiempo que los aviones no pudieran ayer patrullar la zona. Irak se distanció ayer aún más del mundo árabe al condenar la decisión de la Liga Arabe de postergar su reunión.
La decisión de Irak de “proseguir la lucha contra la agresión anglonorteamericana” fue señalada en dos mensajes enviados al presidente Saddam Hussein por Ezzat Ibrahim, vicepresidente del Consejo del mando de la Revolución (CCR), la mayor instancia política, y por el ministro de Defensa Sultan Hachem, con motivo del Año Nuevo. El martes la tensión persistía en Irak, y China y Rusia, dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, hicieron un llamado a Bagdad y Washington, invitándolos a la calma, por temor de un nuevo deterioro de la situación. En la noche del lunes Irak anunció, en un comunicado militar, que estaba “casi seguro” de haber derribado un avión “enemigo” en el norte del país, a raíz de un incidente que opuso varios aparatos norteamericanos a una batería antiaérea iraquí. Esa información fue desmentida por la Casa Blanca. “Todos los aviones y su tripulación regresaron sanos y salvos. Se trata simplemente de propaganda iraquí”, declaró un portavoz de la presidencia norteamericana, David Leavy.
Las autoridades iraquíes reconocieron que este incidente, el más grave desde el fin del ataque anglo-norteamericano, efectuado entre el 16 y el 19 de diciembre, dejó un saldo de 4 muertos y 7 heridos del lado iraquí. El martes esta información ocupaba las primeras planas de los diarios iraquíes. El Washington Post afirmó ayer por su parte –citando fuentes estadounidenses–, que la defensa antiaérea iraquí hizo una “tentativa significativa” de derribar un avión aliado por encima de la zona de exclusión del norte de Irak al disparar misiles no guiados.
El presidente Bill Clinton hizo hincapié en que las zonas de exclusión aérea “seguirán representando una parte importante de la política de contención” del régimen de Saddam Hussein. Irak, en cambio, no reconoce esas zonas de exclusión, que cubren más de la mitad de su territorio, y que en ningún momento han sido objeto de una resolución específica de las Naciones Unidas.
Irak condenó oficialmente la decisión de la Liga Arabe de aplazar hasta el 24 de enero la reunión de los cancilleres árabes, prevista inicialmente este miércoles, y en la cual iban a discutir de la cumbre árabe dedicada a Irak, y calificó esa decisión de “precedente peligroso”. El secretario general de la Liga, Esmat Abdel Meguid, anunció la víspera el aplazamiento de la cumbre –que debía celebrarse en El Cairo– al 24 de enero “a petición de los países del Golfo”. Bagdad acusó a los líderes árabes de someterse a Estados Unidos. En Nueva York, algunos diplomáticos señalaron que el desafío iraquí a las zonas de exclusión aérea desplazó la atención de los debates de este martes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la futura política respecto de Irak.

 

OPINION
Estados criminales y guerreros
Por Noam Chomsky*

Estados Unidos y su cada vez más patético lugarteniente británico quieren que el mundo entienda (y, en particular, quieren que los pueblos de la región de Medio Oriente entiendan) que “lo que decimos se hace”, tal como el presidente George Bush definió su nuevo orden mundial mientras llovían misiles sobre Bagdad en febrero de 1991. Esto significa: “Somos estados violentos y sin ley y, si no les gusta, apártense de nuestro camino”. Este asunto no es poco significativo.
Simplemente hay que echar una mirada a las proyecciones de geólogos sobre el papel que ejercerá el petróleo de Medio Oriente en la generación de la energía global en las próximas décadas. No cuesta nada a Estados Unidos y Gran Bretaña mantener un yugo sobre Irak. Existe una saturación (probablemente temporal) de petróleo, y desde el punto de vista de los principales actores del crudo (Estados Unidos, Gran Bretaña y otros clientes), es mejor mantener el combustible iraquí fuera del mercado por el momento, sería dañino para las ganancias si los precios mundiales de crudo caen todavía más.
Por otro lado, los competidores de Estados Unidos y Gran Bretaña, como Francia y Rusia, tendrán la ventaja cuando Irak –que cuenta con las segundas reservas energéticas más grandes del mundo– se reintegre al sistema internacional, lo que ocurrirá en cuanto sus recursos sean requeridos. Tal vez no sería mala idea bombardear también las refinerías.
Se trata de una región altamente volátil y turbulenta, y las alianzas pueden cambiar rápidamente. Recordemos que Estados Unidos y Gran Bretaña protegían a su admirado amigo y socio comercial Saddam Hussein durante el tiempo en que cometió sus peores crímenes (como atacar a los kurdos con gases venenosos, etcétera), y nuevamente después de la Guerra del Golfo, en marzo de 1991, cuando procedió a aplastar una rebelión chiita en el sur del país, lo hizo con el apoyo tácito de Estados Unidos. Es muy posible que las alianzas fluctúen nuevamente, pero los intereses fundamentales se mantienen estables; y los dos estados guerreros están dejando lo más claro posible que son peligrosos y que los demás deben cuidarse.
El aspecto más ominoso de todo esto es, tal vez, que estas abiertas declaraciones, que no ocurren por primera vez, avanzan sin que se produzca el susurro de un comentario de principio entre las clases educadas, las cuales consideran que la postura de Estados Unidos y Gran Bretaña es tan evidentemente válida que está fuera de discusión, e incluso más allá de toda reflexión.
Esto incluye el tema del derecho internacional (en Estados Unidos esto es también “la ley suprema del país”) que, no obstante, ha sido violada descaradamente por los estados guerreros. Cuestiones como ésta apenas se mencionan, y si acaso se llega a cometer tal intromisión, se las desestima como “tecnicismos”. El asunto se menciona por fuera de la corriente principal, pero dichas alusiones a las violaciones tienen prohibido atravesar fronteras sagradas.
No sólo los estados guerreros están declarando oficialmente –y de nuevo, no es la primera vez– que los cimientos del orden internacional son de una irrelevancia absurda, sino que lo están haciendo con el apoyo, virtualmente unánime, de las clases educadas. El mundo debería estar dándose cuenta. La manera y el momento en que se llevaron a cabo los ataques tenían seguramente la intención –y así fue como se entendió– de ser una bofetada en la cara de Naciones Unidas, y como un acto en el que fueron ignoradas las leyes internacionales y otras obligaciones. Los bombardeos comenzaron en momentos en que el Consejo de Seguridad celebraba una sesión de emergencia en la que se discutía la situación en Irak, y ni siquiera los delegados de los otros miembros permanentes del organismo fueron notificados de la acción militar.
Los ataques empezaron a las cinco de la tarde, hora local estadounidense, y el momento en que las tres principales cadenas televisivas transmiten sus noticieros. Este guión ya es conocido: elprimer crimen de guerra preparado para aparecer en horario estelar televisivo fue el bombardeo de Libia, en 1986.
Personalmente dudo de que todo esto tenga mucho que ver con la farsa del juicio de destitución del presidente. Desde el punto de vista de Bill Clinton, la coincidencia sólo sirve para socavar aún más su credibilidad, aunque los demócratas –quienes son tan cínicos como los republicanos– simplemente están esperando reforzar el asunto para campañas posteriores sentando la base para una retórica mucho más apasionada sobre cómo estos perversos republicanos atacaron a nuestro comandante en jefe en momentos en que nuestros valientes hijos e hijas arriesgaban sus vidas luchando por su patria. Y lo hacían no sólo en Irak, sino también en el marco del largo y horrible record de los países guerreros en general.
* Especial para Página/12 de La Jornada (México).

 

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