Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


El baúl de Manuel

Banco de Datos

E-mail

Volver

Por Alfredo Zaiat

BUENOS PABLO YORK

Esa puede ser la nueva denominación de la Bolsa de Buenos Aires, que acaba de abrir sus paneles a acciones de San Pablo y Nueva York. Así, el recinto local va camino a perder su ya desdibujado perfil. Riesgos de esa apertura.

Muchas concesiones pueden hacer, y en la práctica las hacen, los financistas para seguir subidos al tren del negocio bursátil globalizado. Pero en la city hay una de la que no se tiene retorno, como en la vida, que es la de no tener personalidad, cierta independencia, perfil propio. La apertura de la plaza, el desembarco de inversores extranjeros y hasta la cotización de papeles argentinos en Nueva York forman parte de la integración al mercado global. También el vaivén de las acciones y bonos siguiendo el movimiento de la tasa de interés internacional. Pero la cuestión es diferente cuando acciones de empresas brasileñas y de Estados Unidos empiezan a cotizar en el recinto local.

No es por una cuestión nacionalista. Se sabe que el capital no tiene bandera, y que los primeros que se anotan para arriarla son los que transitan las veinte manzanas del microcentro. Pero la Bolsa de Buenos Aires va camino así de perder lo poco que le quedaba de fisonomía propia, de ser un canal alternativo para que las empresas abran su capital para financiarse, de convertirse, en los hechos, en un potente vehículo para el crecimiento económico.

En teoría, no hay nada de malo en que mediante certificados representativos de acciones unas diez empresas brasileñas y casi cuarenta estadounidenses se negocien en el recinto. Así, en la práctica, se daría reciprocidad en el trato porque papeles argentinos cotizan en Wall Street y dentro de poco lo harán en San Pablo. Sin embargo, en realidad hay una sustancial diferencia. La plaza de Buenos Aires es muy pequeña, de baja capitalización, sin profundidad ni liquidez, con pocas acciones en el panel con movimientos considerables y con un marcado desinterés empresario por utilizarla para ampliar o abrir su capital. Descripción ésta opuesta a la que se puede hacer de los mercados de San Pablo y Nueva York.

Pocos dudan de que el desembarco en Buenos Aires de papeles de esas plazas terminarán borrando en el mediano plazo a los locales. Y restando recursos y atractivo a las escasísimas pequeñas y medianas compañías que buscan fondos en el recinto. La opción, entonces, de favorecer e impulsar la apertura del capital de compañías argentinas fue desechada. La elegida, ante el fracaso, fue la de la globalización extrema.

Si bien, inicialmente, se establecerán límites a la cantidad de acciones americanas o brasileñas que se podrán negociar, la creciente demanda insatisfecha de papeles de las AFJP irán ampliando esas barreras. Esa apertura del mercado, precisamente, ha sido para satisfacer las necesidades de diversificación que tienen las AFJP ante el reducido número de empresas locales que cotizan. Pero así, parte del dinero previsional de trabajadores, que se decía iba a impulsar un fuerte crecimiento del ahorro interno, viajará a otras plazas.