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El Baúl de Manuel

Por M. Fernández López

La bolsa o la vida

El Nobel en Economía Douglass North nos dijo: las instituciones son importantes, y las de ustedes son deficientes, a causa de la deplorable herencia institucional hispánica. Y aquí hay que escucharlo: ni él ni nosotros vivimos aquellos tiempos, pero él es historiador y su conocimiento de otros pasados le permite comparar y valorar. Por citar un caso: Vicente Fidel López, en un memorable discurso pronunciado en agosto de 1876, aludió a una peculiar institución hispana, el derecho de la multa: “Lo que hizo mala la situación de la España fue un comercio que, aunque ilícito, fue libre y tolerado. Después del descubrimiento de la América, adoptada la producción y desacreditado el trabajo en España, hubo que recurrir a la industria extranjera para surtirse de las manufacturas necesarias a la vida, y se estableció en el puerto de Cádiz un comercio, que en el fondo era comercio o cambio libre. Allí llegaban los buques de todas las naciones industriales de la Europa, y no tenían más que pagar un derecho singular y característico inventado por el fisco de España, que este país había creado, el derecho de la multa, y con pagar este derecho, que era sólo de un 25 por ciento, además de los otros que recargaban los fletes, pasaban las mercaderías a la América”. La legislación apuntaba en un sentido, pero por un pago en dinero se podía hacer exactamente lo contrario. El pecado de ayer -el librecambio- pasó hoy a ser el pecado de agresión ecológica: se prohíbe verter efluentes tóxicos a cursos de agua. Pero usted paga una tasa de contaminación y puede verter cuanto quiera, incluso matar la vida en el agua. Otro pecado moderno: agredir la vida. Los mandamientos prohíben matar. Sin embargo, si usted afilia a sus empleados a una ART, pueden morirse cuantos quieran que las aseguradoras arreglan a sus deudos con una magra suma. Tal sistema, si diera una suma generosa, podría convertirse en inductor de suicidios. No devuelve la vida y sí convierte la responsabilidad empresaria en un cálculo costo beneficio. ¿Qué otro sistema? Diocleciano puso pena capital para quien cobrase precios superiores a los autorizados. “No temer -decía-; quien no viole la ley no merecerá tal castigo”. Penas más leves podrían bastar: si una empresa no sabe obtener ganancias sin exponer la vida de sus trabajadores, viola una reciprocidad elemental hacia la sociedad, y debe prohibirse su funcionamiento.


Un Fausto criollo

Se cumplen 90 años del nacimiento de don Fausto Toranzos, aquel profesor que cumplió durante casi tres décadas en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) el ideal de Belgrano y Rivadavia de unir la Estadística con la ciencia económica. Era catamarqueño, de Fuerte Quemado. Veinteañero, estudió en el Profesorado Especial de Matemática y Física de La Plata. Obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Fisicomatemáticas (1931) y Agrimensor (1932). En 1934 comenzó su carrera docente, como profesor de Análisis Matemático en la Universidad Nacional de La Plata. En 1940 pasó a San Luis, como director-fundador del Instituto de Ciencias -hoy Universidad de San Luis- dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo. También actuó en la Universidad Nacional del Sur. Sus campos eran el análisis matemático, la matemática financiera y actual y la estadística matemática. Escribió Introducción a la Epistemología y fundamentación de la Matemática (2-a ed. Espasa-Calpe, 1949). El año 1957 marcó una renovación del personal docente en Ciencias Económicas (UBA), con la incorporación de personalidades como Julio H. G. Olivera y Fausto I. Toranzos. El segundo ocupó el cargo de titular con dedicación exclusiva en la cátedra de Estadística. Entonces la dedicación exclusiva era excepcional en la UBA y, por varios años, fue el único, junto a Elías A. De Cesare. A poco de ingresar, funda el Instituto de Estadística y Matemática Aplicada, adonde, a través de seminarios y trabajos de investigación, va formando discípulos, como Heriberto Urbisaia, Juana Z. Brufman, Carlos García Tudero y otros. Sus apuntes de clase gradualmente van dando contenido a su Estadística, que comenzó a editar Kapelusz en 1962 y con el que se formaron miles de estudiantes de carreras de ciencias económicas, que fue ampliando para incorporar nuevos tópicos, como procesos estocásticos y análisis espectral. Investiga en las fronteras de la economía matemática: teorema de la telaraña, medición de la utilidad, modelo de von Neumann. No ponía obstáculos en recibir a cualquier estudiante, como el que escribe, a quien presentó a la Sociedad Econométrica. Obtuvo el Premio Nacional de Ciencias Exactas, otorgado por la Dirección Nacional de Cultura (trienio 1958-61). Hacia el final de su vida, en 1986, se incorporó a la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y fue designado Profesor Emérito de la UBA.