El glamour de los ‘80 españoles no alcanzaba a Roberto Bolaño, un joven chileno que quería ser escritor pero vivía la vida del sudaca en Barcelona. Entonces recibió una carta con instrucciones para ganarse el pan perseverando en los oscuros concursos de provincia. La carta era de un escritor a quien Bolaño admiraba.
Hoy, casi veinte años después, en su libro Llamadas telefónicas, e rinde homenaje a ese escritor con un cuento que, sí, fue premiado en un concurso de provincias español. Sólo que hoy, a los 45 años, Bolaño ya es un nombre clave en las nuevas letras hispanoamericanas, después de escribir La literatura nazi en América y Estrella distante. Su universo literario combina la precisión de Chejov con la paranoia de Phillip Dick, la ironía de Monterroso con la vividez del cine porno y una inocultable predilección por esa clase de seres que cargan con el cartel de “buscados” en las enigmáticas comisarías de su mundo privado/B>.