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| La décima edición del carnaval tecno más grande del mundo hizo efectivo aquello de “El tamaño importa”. Cientos de miles de personas bailando, nada menos. Y desfilando también, en una concentración masiva cuya energía semeja bastante a la de una hinchada de fútbol. Unas 50 carrozas desfilando, no muy producidas, con tecno pregrabado y la mayoría de las veces de dudoso gusto. Silbatos de referí sonando todos juntos. Personas de todos los tamaños y colores, por todos lados. Y cuando se junta tamaña cantidad, la excusa deja de ser la música y el baile para convertirse en descontrol colectivo y salto aeróbico-tribal en la línea hinchada de fútbol + tecno pogo. Entonces todo lo nuevo, excitante, experimental y futurista que quiere ser la música electrónica se ve enturbiado por una maraña uniforme, en medio de la cual es bien difícil encontrar un espacio libre para bailar. Lo mejor del evento, teniendo en cuenta todo esto, es que haya ocurrido. Y que no haya pasado nada. FOTO Y TEXTO DG:ROS |
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C l i q u e á e n l a s p a s t i l l i t a s p a r a v e r l a s f o t o s
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