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Beastie Boys en casa El show no fue un secreto a voces hasta el comienzo de otro fin de semana, el anterior al largo de Thanksgiving day. El sábado, las radios FM iniciaron concursos telefónicos y en un par de horas volaron las dos mil y pico de entradas para una especial presentación de los hijos dilectos de la ciudad. Los Beastie Boys habían tocado, anunciados con bombos y platillos en un paso más de su gira nacional, hace más de un mes, en un recital a pleno en el Madison Square Garden. Pero ahora fue casi privado, en el funcional Hammerstein Ballroom del Manhattan Center, ubicado a un par de cuadras del Garden, en la noche profunda del domingo (profunda si se tiene en cuenta que en esta época del año oscurece a eso de las cuatro y media de la tarde). El show tuvo mucho de lo mejor que pueden ofrecer los BB de un tiempo a esta parte. A dosis igualmente intensas, hip hop en versión blanca, hardcore de fans ardorosos y música instrumental para meditar. Todo eso, combinado e impecablemente acompañados por el DJ Mix Master Flash y el estrambótico pianista-carpintero Mark Ramos Nishita (a) Money Mark, dieron en vivo la confirmación de que se trata de una banda siempre a punto de caramelo, algo bastante difícil hoy por hoy. Con los clásicos del tipo Grattitude, Root down, Sure shot y los más recientes impactos del tipo Body movin y Money making, sacudieron a sus fans más acérrimos, que respiran el mismo aire de la ciudad en la que crecieron. El final glorioso, con So watcha want, Intergalactic y Sabotage, los expuso como lo que son ahora: músicos en pleno proceso de expansión mental y espiritual, muy lejos del estereotipo de rapper blanco que perfectamente podría haber cantado eso de cómo me gustaría ser negro. ESTEBAN PINTOS Alanis, la budista Volvió a Buenos Aires Alanis Morissette, para promocionar su nuevo disco, Supposed Former Infatuation Junkie, que tiene locos a los directivos de la compañía, porque en su primera semana vendió sólo 50.000 copias. (La preocupación quizá se justifica teniendo en cuenta que Jagged Little Pill vendió nada menos que 28 millones de copias). Alanis tocó en la inauguración del nuevo local de Tower Records el viernes por la tarde, y el sábado al mediodía en el Hard Rock Café, con un show muy tranqui, donde hubo hits como Ironic y temas nuevos que gustan como Thank U y So Pure. La canadiense grita menos -lo que es muy bueno-, pero ha cambiado su actitud belicosa por una paz budista bastante aburrida: de trencitas y remera con efigie de Buda, Alanis cantó muy relajada, entre humo de inciensos y velas. Y ya no reniega de sus vergonzosos discos de adolescencia, cuando era una estrella pop a la Debbie Gibson en su nativo Canadá: Cuando era chica era muy inconsciente, y ahora tengo más libertad y más seguridad acerca de lo que quiero decir. Pero amo esos discos, de verdad: son una parte mía, es como ver fotos viejas. Haciendo gala de su nueva espiritualidad, que encontró en su último viaje a la India, Alanis es ahora una chica reflexiva, pero que, según dice también sigo mostrando rabia, lo que pasa es que ahora la canalizo. Sus fans siguen amándola, y en el show nadie le pidió que insultara otra vez a su ex novio cantando You Oughta Know. 116 velitas, 100 mil personas El jueves pasado, 19 de noviembre, la ciudad de La Plata cumplió 116 años y como ya es costumbre hubo festejo y show en la Plaza Moreno, el centro estratégico de la ciudad. Más de 100.000 personas se juntaron para ver a La Cofradía de la Flor Solar (reunificada), Peligrosos Gorriones, El Secreto de Emily y el plato fuerte, los Fabulosos Cadillacs, que hicieron un show largo e intenso, para la algarabía general. Antes del último tema, los Cadillacs hicieron subir al escenario a 15 integrantes de la agrupación H.I.J.O.S.: los chicos leyeron un comunicado pidiendo cárcel para los genocidas. Después de tan multitudinaria presentación, los Cadillacs se encerraron en el estudio para dar forma a su nuevo disco. Pero van a hacer un show al aire libre para despedir el año: la cosa será el jueves 3 de diciembre a las 22.30 hs. en El Santo. Las entradas cuestan 15 pesos, y se consiguen llamando a Ticketek (323-7200). Si llueve, la cosa se pasa para el sábado 5 de diciembre, a la misma hora y en el mismo lugar. |