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Todo x 1.99 y algo más

Dos reestrenos que valen la pena
Teatro X 2

Desde mañana, TSO (Teatro Sanitario de Operaciones) reestrena Zamarra. Lo de reestreno tiene que ver con las funciones de este show se suspendieron en marzo porque la obra va, esencialmente, de agua. Y los actores se mojan, entonces el clima otoñal no era exactamente adecuado. Según Nadia, una de las treinta participantes del espectáculo, Zamarra es “la historia de un pueblo que trata de someter a otro porque es distinto, y trata de doblegarlo a través del agua y la higiene, el elemento que los poderosos manejan”. La música es de Richard Coleman (que toca en vivo) y se recomienda ir con piloto. Y pasado mañana, otro reestreno: Todos contentos, de El Descueve, un grupo de cinco coreógrafos que investigan el terreno de la danza y el teatro. Según ellos, Todos contentos -casualmente el nombre de un recomendable restaurante del barrio chino de Belgrano- es una obra que “descarga su poesía salvaje, hurgando en el universo humano y recorriendo caprichosamente todos los extremos del hombre”.

Zamarra se presenta los viernes, sábados y domingos a las 22, en el Patio del Tanque del C. C. Recoleta, Junín 1930. Entrada: 7 pesos.

Todos contentos se presenta los viernes, sábados y domingos a las 21.30, en El Callejón de los Deseos, Humahuaca 3759. Entrada: 12 pesos.


EL REGRESO DE AQUELARRE

Lirismo y ambición, esas son las premisas que convierten a Ok Computer (Radiohead) y Ladies and Gentlemen we are floating in Space (Spiritualized) en dos de los grandes discos de los últilmos tiempos, y es, justamente, la base sobre la cual también Aquelarre construyó su relevante obra en los setenta. Compuesta por cuatro álbumes: Aquelarre (72), Candiles (73), Brumas (74) y Siesta (75) más dos singles, la discografía del grupo se ofrece como indispensable documento de unos tiempos en que hacer rock significaba una definida actitud ante la vida, intentando incorporar la creatividad a lo cotidiano, pujando por la autorrealización y la amplitud de conceptos, una suerte de sociedad paralela que sólo pudo llevarse a cabo entre reducidos colectivos. De ahí viene la voluntad de lo “progresivo”, un sentido de permanente evolución. Cuando, a fines de 1970, se disuelve Almendra -responsables de uno de los cinco mejores álbumes de rock argentino de todos los tiempos- tres fueron los grupos que emergieron de sus cenizas: Pescado Rabioso, Color Humano y Aquelarre, todos hermanados por una poesía surrealista que intentaba transgredir los límites de la palabra, rociada sobre un sonido elaborado, con arranques de ira (Pescado) y arreglos instrumentales herméticos (Color Humano). Aquelarre se situaba justo en el medio, con la guitarra de Héctor Starc mutando de un sutil trabajo rítmico a violentas explosivas de wah wah, las imaginativas líneas de bajo de Emilio del Güercio, la musicalidad percusiva de Rodolfo García, el delicado soporte armónico de Hugo González Neira en teclados, más las vocalizaciones de los cuatro. El de Aquelarre fue un trabajo serio, consciente, tanto en lo musical como en lo gráfico. Bebían tanto del hard rock de Hendrix o Cream como del bucolismo acústico de Neil Young, de los despliegues instrumentales de Yes (uno de los grupos más admirados en la escena local en los primeros ‘70) hasta inesperados aires centroamericanos (¿no es acaso “Silencio marginal” el primer tema alterlatino de la historia?), para facturar un sonido personal, que llegó a su pico en Brumas. El single “Violencia en el parque” significó una alucinada crónica de la violencia que sacudía al país en 1973, convirtiéndose en lo más parecido a un hit de su repertorio, que sólo accedía a la difusión radial en los escasos y ultranocturnos programas dedicados al rock. La sorpresiva reunión del grupo con sus integrantes originales para una serie de conciertos, a 21 años de su separación, es una sabrosa ocasión para vivir la experiencia de uno de los grupos más creativos que ha dado nuestro rock local. En serio.

Marcelo Montolivo

Aquelarre se presenta mañana y el sábado a las 21.30, y el domingo a las 20.30 en el Teatro Presidente Alvear, Corrientes 1659. Entradas: 10, 12 y 15 pesos.