Dos textitos para cambiar la rutina, ¿vio? El primero es la crónica de un hecho muy particular sucedido en un día también especial: el del lanzamiento del Ultimo bondi a Finisterre. Y ya verán su influencia. El segundo no necesita explicación alguna. Fueron leídos ambos en el programa de radio y se me ocurrió que sería interesante cambiar un poco los formatos de lo publicado anteriormente.
Apago la luz alegando un oportuno no te quiero ver
después comenzamos a tocarnos como si no nos conociéramos
A llorar con las manos
¿Fue nuestra última noche, sabés?
La noche en que vimos huir al amor mientras lo reparábamos
La noche más dolorosa y entrañable que nadie pueda soportar
La cerveza con amigos sirve para escapar. El sol interrumpe entre tanta oscuridad
Los olores impregnándose como condena. Como un secreto más.
Los labios tristes despidiendo sus preferencias hasta ayer eternas.
Los suspiros, las respiraciones, las promesas, todo, todos enchastrados en lágrimas.
En un lloriqueo dulce y terrible. Desencajado, perdido en el no saberse ya.
La ceniza cae de la mesa vecina. El humo se dibuja sin forma.
Parezco un testigo irreal, un extra en esta escena de sábado feliz que no me cierra.
Me retumba en las venas su voz, sus gemidos
Me lastima entre risas
No voy a enterrarte por más abismo
No voy a canjearte por más bellezas sin luz
Pero en estas tardes sin cielo, escépticas a un Dios y a un tornado.
Descreídas a cruces y reencarnaciones.
En estas tardes sin misterio
Voy a necesitar de un milagro
Voy a rogar por un gualicho para poder olvidarte
No te ahogues todavía
hay demasiada dulzura lloviendo en tus mañanas
hay abrazos de mares imperdibles
no tan lejanos
vagabundeando los desiertos de tu alma
Una voz te distrae por los bosques helados
un silencio desnudo te seduce al amanecer
Se apagan las últimas traiciones
se esconden detrás de la ausencia
se van, las dejás ir...
Ella, sin embargo, aguarda tu llegada
brilla en la monótona selva
juega con las nubes de ti
envuelve al sol,
te arrincona
te atrapa
No aprisiones tus verdades
hay demasiada oscuridad en tus pupilas,
hay toneladas de felicidad dispersas
no tan lejanas
vagabundeando los desiertos de tu alma
hay caricias, hay flores detrás del muro
así que no huyas
no ignores
no lastimes más tu sufrimiento