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REM: Y entonces quedaron 3

Kurt Cobain alguna vez reconoció que los REM fueron el espejo de honestidad artística donde se miraron muchos de los que más adelante serían héroes del rock alternativo de los 90: a diferencia de otros, nunca se vendieron. Es que, antes de alcanzar el éxito mundial a principios de los 90 con Out Of Time, el disco que contenía el hit “Losing my religion” (y al que seguirían esa obra maestra de la melancolía titulada Automatic For The People en 1992 y un retorno al ruido primigenio con Monster, en 1994), los REM ya habían regalado a sus fans media docena de álbumes que rompían con la mediocridad plasticosa del rock estadounidense de los 80. Dramáticos y turbadores, succionaban el legado del mejor folk-rock y lo escupían con la intensidad propia del punk. Contaban con un cantante-letrista carismático y ambiguo (Michael Stipe), un guitarrista que se sabía la enciclopedia del rock de la A a la Z (Peter Buck) y una simpática y efectiva sección rítmica (Mike Mills al bajo y Bill Berry a la batería). Tras la edición de Monster, los REM emprendieron una gira mundial (algo que no hacían desde 1989) que resultó en una sucesión de bajas por enfermedad que obligaron a reprogramar o cancelar numerosas fechas. Mills tuvo problemas intestinales; Stipe, una hernia, y Berry sufrió un aneurisma que estuvo a punto de llevárselo al otro mundo. Este último aguantó un disco más, New Adventures In Hi-Fi, pero decidió tirar la toalla en octubre de 1997. REM se convertía, en palabras de sus componentes, en “un perro con tres patas”.

De ahí la expectativa por escuchar a los miembros de la banda presentar su flamante disco en Nueva York. Cuando Michael Stipe y Mike Mills comparecen ante la prensa, los presentes ya están familiarizados con las catorce canciones de Up: áridas en la primera escucha, cautivadoras en las siguientes. Contra su leyenda, Stipe se muestra sonriente y muy dispuesto a charlar. Viste falda larga estilo tibetano y lleva el pelo afeitado. Por su parte, Mike Mills es tal como uno se lo imagina: dicharachero, bromista y muy dispuesto a tomarse un vodka con naranja a las dos de la tarde.

¿Cómo cambió la música de REM con la ida de Bill Berry?
Stipe: -Para nosotros fue como si el mundo se hubiera vuelto del revés, y nuestra música se volvió también del revés. Hubo un gran sentimiento de caos, confusión y cacofonía. Cuando Bill decidió retirarse, nos preguntamos: ¿qué vamos a hacer ahora? Y decidimos hacer un álbum aún más experimental, caótico y confuso que lo que habíamos pensado inicialmente. Muchos elementos que siempre habíamos usado por debajo de los instrumentos principales, para colorear (teclados, cajas de ritmos, samples, diferentes tipos de sonidos primitivos) pasaron a un plano principal. La sensación fue: no hay ningún límite, podemos intentarlo todo. En suma, fue un disco muy liberador. Y lo digo con todo el respeto hacia Bill, porque su ausencia está muy presente en este disco, para decirlo de alguna manera. Creo que el siguiente abrirá una nueva etapa: será el primero de REM como trío realmente.

¿Cambió el equilibrio de fuerzas en el grupo con el abandono de Berry?
Stipe: -La dinámica entre Peter, Mike y yo cambió dramáticamente cuando Bill se fue. Nuestra amistad sufrió el mismo cimbronazo que nuestra capacidad para trabajar juntos. Había veces que todo era estupendo y nos sentíamos felices y liberados; pero por momentos todo se volvía difícil y la comunicación era muy mala.

¿Cómo están las relaciones ahora?
Stipe: -Excelentes. Cuando pasas un muy mal momento, pero encuentras un modo de comunicar y avanzar en la amistad, todo se vuelve mejor que nunca. Somos unos REM distintos de todo lo que mostramos hasta ahora. Como se suele decir, lo que no te mata, te hace fuerte.
Mills: -Michael y yo somos personas muy distintas. Reconozco que hemos pasado muchos años intentando comprender qué era cada uno dentro y fuera del grupo. Pero todo lo que hemos pasado juntos nos ha acercado mucho.

Este disco es el más experimental y también el más triste de los que han hecho. ¿No hay ningún senti-miento alegre que les pueda inspirar una canción?
Stipe: -Las canciones alegres son muy difíciles de escribir; las tristes son más fáciles. Hay mucha tristeza que todo el mundo comparte, no importa quién seas o qué hagas. Las canciones que te deprimen pero que suponen una catarsis y una liberación, son al final canciones esperanzadoras, tan deprimentes que dan felicidad.

¿No hay humor en Up?
Mills: -Hay canciones divertidas, como “The Apologist”, esa que trata de un tipo que ha estado en rehabilitación y era una mala persona, y ahora piensa que se ha vuelto bueno porque se la pasa pidiendo perdón a todos los que ha fastidiado. Pero en realidad es tan idiota como siempre, porque no se arrepiente de verdad. El protagonista de “Diminished” es un caso parecido: está acusado de un crimen que no sabe si cometió o no, pero igual piensa con cinismo cómo evadirse de todo eso. Y “Sad Professor” es la historia de un perdedor, un inútil, un ridículo profesor de universidad que da risa. Y que también se arrepiente de cómo ha sido en el pasado, pero en el fondo no está dispuesto a cambiar nada. Creo que la gente no ha captado el humor que hay en los discos de REM.

Stipe: -No todo es intensidad en este disco, pero hay canciones muy duras y tristes. Yo quería ser audaz, no tener ningún pudor de ser muy triste, de ser muy romántico... Creo que “At My Most Beautiful” es la canción más romántica y directa que he escrito, sin el menor cinismo o ironía, pero sin ser sentimentaloide. “Falls To Climb” es muy triste, pero porque yo quería que fuera triste. La idea no era emocionar a la gente por el camino fácil: yo sé que tengo el poder de conmover con mi voz; puedo hacer llorar a la gente sólo con ella. Pero estoy harto de la autocompasión. Estoy cansado de esa música donde la gente se queja de sus problemas. Mis canciones no son sobre problemas, no son lloriqueo.

Otros artistas norteamericanos han denunciado el exceso de cinismo en la música pop actual.
Stipe: -Yo creo que es una lacra que afecta a toda la cultura en general. Me impresiona el cinismo con que los periodistas, por ejemplo, despachan cualquier tema sin cuestionárselo lo más mínimo. Es tan fácil esconderse detrás del cinismo...

¿Coinciden en que el disco recuerda a la Velvet Underground y a Radiohead?
Stipe: -A la Velvet sí. Alguien dijo que “Walk Unafraid” se parecía a Radiohead; yo nunca lo hubiera dicho, pero bueno, me encantan esos tipos. En cuanto a las letras, Thom Yorke (el cantante de Radiohead) y yo estamos trabajando en áreas similares. No sólo nosotros: Patti Smith, Natalie Merchant, Björk, Madonna, Bono de U2, Grant Lee Buffalo, Faithless... Toda esa gente se esfuerza por ir más allá con sus letras.

Esta es la primera vez que incluyen las letras de las canciones en el librito del disco.
Mills: -Por dos razones: son las mejores letras que Michael ha escrito nunca y, además, ahora somos un grupo diferente, querramos o no. Si todas las normas han cambiado, cambiemos todas las normas.

¿Hay, como en discos anteriores, canciones inspiradas en sueños?
Stipe: -La mayoría. Estoy cansado de la polarización binaria con la que los estadounidenses ven las cosas. Todo debe estar en una categoría muy definida: republicanos o demócratas, gay o heterosexual, religión o ciencia... Los sueños, en cambio, son un territorio donde todo se mezcla y las categorías se confunden. Creo que es fundamental para nuestra cultura abandonar esa estúpida forma binaria de pensar.

Marilyn Manson dice en su autobio-grafía: “Si estás en una habitación con Michael Stipe y haciéndolo con una mujer, entonces eres bisexual”.
Stipe: -¡Buenísima definición! (risas). Bueno, en realidad nunca he estado con Marilyn Manson en la habitación mientras él estaba cojiendo. O al menos, él no me avisó qué estaba haciendo. Es un tipo de primera. Lorespeto un montón. En cuanto a mí, me encantan los hombres, me encantan las mujeres y ésa es toda la historia. Hay quien piensa que necesito un hombre, sobre todo cuando estoy de gira, pero yo no estoy seguro (risas).

New Adventures In Hi-Fi no vendió como se esperaba. ¿Sintieron algún tipo de presión al grabar éste?
Stipe: -Yo me sentía menos presionado. Ojalá el último disco hubiera vendido más, pero no puedo hacer que la gente vaya a comprarlo. New Adven-tures es el disco que más orgullo me da de todos los que hicimos. Y tengo el presentimiento de que este disco va a funcionar bien.
Mills: -Pusimos todo nuestro cora-zón en New Adventures... No vendió porque el mundo de la música está cambiando: la gente ya no compra discos de rock and roll como antes. Y eso te quita mucha presión de encima: no te puedes preocupar de lo que la gente va a comprar porque no hay nada que puedas hacer para que te compren. Lo único que puedes hacer es divertirte lo más que puedas, hacer el mejor disco posible, dárselo a la compañía y esperar a ver qué pasa. Pero la verdad es que sí tenemos un poco de miedo con este disco porque todo fue diferente.

¿Ha habido algún paso en falso en la carrera de REM?
Stipe: -Creo que lo hemos hecho bastante bien en ese aspecto. Por ejemplo, pensábamos hacer una gira con este disco, pero sentimos que necesitábamos un descanso. Todo ha cambiado con la ida de Bill Berry, habría sido muy duro salir de gira durante ocho meses tan de repente.
Mills: -Debemos aprender a funcionar como un trío. Las giras son muy duras. A mí me encantan, es lo que más me gusta del mundo, pero son difíciles. Debes estar muy seguro de lo que quieres y de dónde estás. Y a nosotros, en este momento, nos podría haber destruido como grupo.

¿No temen que se repitan los pro-blemas de salud de su última gira?
Mills: -Todo eso nos habría pasado aunque nos hubiésemos quedado en casa. Mi enfermedad intestinal fue causada por una operación de apendicitis anterior. ¿El aneurisma de Bill? Naces con ello, y te puede pasar viendo la tele. ¿La hernia de Michael? Bueno, eso sí pudo deberse a su forma de cantar. Pero bueno, a mí no me asusta salir de gira.

¿Se ven a ustedes mismos dando conciertos a los 60 años, como los Stones?
Mills: -Ya veremos cuando llegue el momento. No hay un manual de autoayuda que diga cómo envejecer como grupo de rock. La única banda que lleva casi cuarenta años son los Rolling Stones y nosotros no queremos ser como ellos. Cada año nos planteamos si pareceremos idiotas al salir al escenario, o lo podremos hacer con clase y dignidad. Van Morrison lo ha conseguido, Leonard Cohen también, y Neil Young si no se pusiera esos pantalones cortos... Para no hablar del retorno de los Sex Pistols. Yo puedo escuchar “Anarchy In The UK” diez veces al día y no cansarme. Pero no quería ni ver su show.

¿Echan de menos en la música ac-tual algo del espíritu del punk?
Mills: -En algunos casos. Creo que falta pasión: muchos músicos hacen lo que hacen como si fuera una profesión más. O sólo quieren ser estrellas. Para mí, tocar música es como respirar o comer: necesito hacerlo.

Beck ha declarado que todos los buenos grupos de rock and roll tienen un gran sentido del humor.
Mills: -Estás obligado a tenerlo, porque este negocio es tan marciano... La mera idea de que yo sea famoso es hilarante: que me paguen tanto por hacer algo que haría gratis... O te ríes o te vuelves loco, a cierta altura. Cuando te tomas demasiado en serio, estás muerto.
Stipe: -Si ves a la gente volverse loca por tocarte o hablar contigo y no eres una persona con los pies en la tierra, te volverás insoportablemente engreído y bobo. Yo intento divertirme con mi fama, reírme de mí mismo, para no convertirme en un egomaníaco.

¿Qué opinan de “la nueva” Courtney Love?
Stipe: -Es muy astuta. Ha cometido errores, pero la gente que la critica por haber cambiado la habría criticado igual si hubiera seguido haciendo lo de antes. Courtney tiene como un imán para atraer críticas, porque es un personaje fascinante ante el que no puedes permanecer impasible.

¿Cuál es la lección aprendida a lo largo de todos estos años?
Mills: -Que las cosas que pensábamos al principio eran ciertas: hay que tratar al resto de la gente con respeto, y así te tratarán a ti. No quiero sonar como una madre, pero si tiras malas ondas a tu alrededor, te volverán tarde o temprano.