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Después del silencioso fracaso de Amistad, Steven Spielberg vuelve con Rescatando al soldado Ryan, su cuarta película sobre la Segunda Guerra Mundial (después de 1941, El imperio del sol y La lista de Schindler), para la que se propuso perder toda inocencia y filmar la barbarie de la guerra como nunca antes se hizo. Pero en lo que podría haber sido una de las grandes películas bélicas de la historia del cine, Spielberg pierde la guerra contra su propio chauvinismo y contra su afán por ser portavoz del ya ajado Sueño Americano.
Por DOLORES GRAÑA
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