Es una rareza: un pintor de naturalezas muertas que despierta un respeto bastante reverencial entre sus colegas, y que nunca termina de llevarse bien con los galeristas. Cuando todos eran abstractos, él se empeñó en su realismo, y cuando todos se volvieron realistas me pasaron por encima como aplanadoras. Llevaba 14 años sin exponer individualmente, pero nunca se alarmó. Hasta el 13 de setiembre puede verse la muestra de Ricardo Garabito en la sala
Cronopios del Centro Cultural Recoleta.
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