Ya los kelpers protestaban
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El gobierno del Reino Unido tuvo hace tres décadas la intención de devolver las Malvinas a la Argentina y no la concretó porque los kelpers se opusieron, según revelan documentos secretos difundidos ayer en Londres. La idea de reconocer la soberanía argentina sobre el archipiélago comenzó a gestarse en 1966, pero fracasó dos años más tarde, cuando el entonces mandatario británico de las islas, Cosmo Haskard, la hizo pública y la reacción de la oposición conservadora llevó al primer ministro laborista Harold Wilson a desistir de la iniciativa. El gobierno del Reino Unido reconocerá la soberanía de Argentina sobre las islas y entrará en vigor en la fecha en que se acuerde, sostiene el documento secreto británico fechado el 5 de julio de 1968 que demuestra cuán cerca estuvo entonces la devolución de las islas. Los planes que Londres tenía en aquella época ya habían trascendido con el correr de los años y contemplaban la puesta en marcha de un período de transición de diez años antes del reconocimiento de los derechos argentinos sobre Malvinas. La desclasificación de los documentos que dan cuenta de aquella iniciativa arrojan ahora, por primera vez, luz sobre los motivos que provocaron su fracaso: enterado de las intenciones del gobierno del Reino Unido, Haskard desobedeció las órdenes que se le habían impartido y puso a los kelpers al tanto del proyecto. Sentía que no era mi trabajo vender a los habitantes de las islas, declaró Haskard a la BBC. Como revelan los informes, el gobierno del laborista Wilson debió desistir de sus planes después de enterarse, por boca del mismo Haskard, del rechazo de los kelpers al traspaso de Malvinas a la Argentina. Es difícilmente compatible con nuestra política de tratar de persuadir a los isleños de las Falkland sobre las ventajas de una pronta transferencia el dejar tan en claro que no nos moveremos sin ellos, sostiene uno de los documentos desclasificados ayer. Otro advierte que una vez que publiquemos nuestras intenciones de ceder la soberanía de las islas a Argentina, independientemente de las condiciones, habría una violenta reacción adversa entre los isleños. Es que funcionarios del Foreign Office británico ya habían experimentado a esa altura en carne propia el desagrado de los kelpers con la propuesta. Tal el caso del entonces viceministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Lord Chalfont, quien recordó también a la BBC que cuando viajó a Malvinas para explicar los planes británicos los kelpers lo recibieron con pancartas que decían Chalfont go home. El ex funcionario opinó que, de haber seguido adelante con la idea, la oposición conservadora nos hubiera asesinado, pero manifestó que no concretar el traspaso del archipiélago fue uno de nuestros grandes errores políticos.
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