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A 20 años de la primera edición, en 1979, el Dakar (antes largando de París, ahora partiendo desde Granada) perdió una gran cuota de la aventura que fue su característica, aunque redujo su riesgo mortal, y aumentó su dimensión de marketing, que incluye promoción en exceso, TV en directo, shows mediáticos como el de la llegada en el Lac Rose, en las afueras de la capital senegalesa, y hasta cinco minitours para que los europeos puedan probar lo que queda del sabor de una prueba pensada para dilettantes y copada por las grandes fauces del interés. Las malas condiciones del tiempo, dominado por las tormentas de nieve y agua que azotan a España en este crudo comienzo de año, forzando a los organizadores a reemplazar el especial cronometrado de 115 kilómetros en la zona montañosa de Andalucía, por una prueba más corta en un tramo no natural, construido en las afueras de Granada, de cinco kilómetros de barro y agua, sobre el cual se movieron 88 coches, 161 motos y 50 camiones. La clase de los coches fue dominada por el equipo Mitsubishi, cuyos cuatro Pajero ocuparon las cuatro primeras posiciones. El más rápido en el aperitivo fue un local, Miguel Prieto, que tardó 5m47 para completar este especial de reemplazo. Quedó segundo el japonés Kenjiro Shinozuka, ganador de la edición 97, a 3 segundos, y tercero el ganador del Dakar 98, el francés Jean Pierre Fontenay, a siete segundos. En el cuarto lugar se ubicó la alemana Jutta Kleinschmidt, la participante femenina más experimentada en esta carrera, a 10 segundos. El alemán Dirk Von Ziztewitz, con una KTM, fue el más veloz entre las motos, empleando 5m25, más rápido incluso que los autos. La Dakar está tan marketinizada que hasta tiene su propio web en Internet (www.dakar.com), y todo está vendido: como los competidores dependen de la organización para alimentarse y abastecerse durante la carrera que cada noche arma enormes vivacs en el desierto, a cielo abierto cada uno debe abonar 65.000 francos (unos 13.000 dólares) para participar, lo mismo que cada mecánico. Por ese precio se aseguran el transporte en ferry de España a Marruecos, la manutención, el seguro y el traslado urgente a Europa en caso de accidente, y hasta el cocktail final en la entrega de premios... La TSO, organizadora del Dakar, lo tiene todo previsto. Desde sumar un nuevo país al recorrido (además de España, Marruecos, Mauritania, Malí y Senegal, en esta 21ª edición se tocará Burkina Faso, una de las naciones más pobres de la Tierra) a asociarse con una agencia de viajes y organizar minitours para burgueses aburridos, que vuelan desde París al desierto para observar la llegada de los coches al fin de alguna etapa, compartir con ellos la noche bajo las estrellas, verlos partir y regresar al confort. Los participantes abordaron ayer el ferry en Algeciras, que los condujo durante la noche hasta Tánger, desde donde se movilizaron hacia Rabat, la capital marroquí. Allí comenzará hoy la segunda etapa, hacia Agadir, sobre 654 kilómetros, con una única prueba especial de 100 kilómetros. En total se recorrerán 9.022 kilómetros en 16 etapas, y la carrera finalizará en el Lac Rose de Dakar el 17 de enero.
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