El día que cayó un ovni en Chascomús
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Por Horacio Cecchi
--Adelante, Angel, te estamos recibiendo bien --respondió José María Castedo, conductor del programa. --Ya llegamos al lugar --se escuchó decir a Cuevas, con su voz entrecortada por las interferencias y por la emoción--. Me encuentro con el lugareño que vio caer el objeto, se llama Jacinto Fernández, tiene 17 años. Estamos los dos solos aquí... Fernández, ¿qué fue lo que vio? --Vi caer algo en medio del monte... Es como un plato de sopa dado vuelta... Perdón, pero estoy asustadísimo... Es plateado... Hay pocas cosas capaces de conmover la mansedumbre de las tardes pueblerinas. Una campaña presidencial, un Luis Miguel de gira ocasional, la explosión de un polvorín, o la caída de un ovni. Esto último ocurrió en Chascomús pero no trascendió por cuestiones obvias. El relato radial mantuvo en vilo a la población, movilizada en busca del objeto perdido, incluidos dos patrulleros, el Ministerio de Seguridad de León Arslanian, los medios locales y algunos canales de televisión nacionales. Muchos creyeron haberlo visto, hasta que el responsable del programa reconoció que todo se trataba de un homenaje a Orson Welles y su transmisión radial de la Guerra de los Mundos, de H. G. Wells. --Estamos solos, todavía no llegó nadie... lo sigo a Fernández... estamos cerca... te dejo --se despidió Cuevas como si fuera la última vez. --Perfecto, perfecto, quedamos en línea abierta... --respondió el conductor. Eran las 19.11 del 31 de octubre y en Chascomús la fiebre ya se había desatado desde hacía una hora. La noticia, difundida por la FM Volver, llevó a los oyentes desde el total escepticismo hasta un fervor de curiosidades y pánico, movilizados en cuanto vehículo tuvieron a mano para encontrar el lugar donde se encontraba el ovni. Desde el estudio de grabación, José María Castedo intentaba mantener los cortes publicitarios y la cordura: --... el más amplio surtido en prendas, ropa de cama y zapatería. Atendemos todas las obras sociales, tarjetas de crédito... Pero casi desaforado, Cuevas se aparecía en medio de las publicidades. --Atento radio, atento... ¿me escuchás?... llegamos al lugar. Esto no es lo que suponíamos. No es un avión. Esto es un aparato que jamás vi... estamos muy cerca. Tiene un diámetro de entre 13 y 14 metros, una altura de 4 metros, y como dijo el chico (por Fernández, o sea Gastón Lacoumette, un chico que había pasado casualmente por la radio), parece un plato de sopa dado vuelta, y en su parte superior tiene como un pocillo --largó el arriesgado movilero al aire, sin inmutarse y solidario con su comprensible estado emocional--. Lo raro es que en el lugar no hay pajaritos... notamos leves vibraciones en las piernas... no lo queremos tocar por precaución.
En lo de Fernández A esa hora, una columna de autos buscaba desesperadamente entre los caminos rurales alguna señal que indicara el lugar donde se encontraba el ovni. Dos patrulleros de la comisaría encabezaban la peregrinación. Algunos dicen que los policías llevaban una cámara de video. "Iban a buscar pero no sabían dónde", relató más tarde Orlando de Castro, dueño de una conocida ferretería local. "La policía escuchó Manantiales y Fernández y terminó poniendo vallas en las tranqueras de un campo llamado El Manantial, de un abogado de apellido Fernández", explicó a Página/12 Fernando Prieske, director del diario El Imparcial y columnista del programa. También los medios locales se subieron a la comitiva: en Chascomús funcionan cuatro diarios y cuatro radios. Todos se lanzaron camino a lo de Fernández. Todos menos la gente de El Imparcial y de la FM Volver, que inventaban la búsqueda sentados en el estudio de grabación. --¿Presenta algún tipo de averías? --preguntó Castedo. --No, no. Está entero --respondió Cuevas desde una pieza contigua--... no se ven puertas ni ojos de buey, nada por el estilo. Es de un material raro. No se cómo describírtelo... es de un elemento nunca visto. --¿Ya llegó la fuerza pública? --Desde acá diviso una polvareda. Puede ser la policía o algún medio colega --dijo el cronista, a una distancia nada prudente del objeto. Según el relato, de la polvareda emergió un policía. --Atento radio... Tengo acá al responsable del operativo, el subcomisario Miguel Angel Carrara. ¿Qué nos puede comentar, subcomisario? --Afirmativo... cuando nos apersonamos en el lugar pudimos detectar una especie de platillo --informó el oficial Carrara, o sea el locutor Miguel Angel González--..., tiene unos 13 a 14 metros de diámetro. Pudimos determinar que no hay pajaritos en el lugar --acotó, muy impresionado. --Oficial, ¿qué medidas de seguridad van a tomar?... porque ahí vemos otra polvareda que deben ser curiosos y esto se pone muy peligroso... --Afirmativo, vamos a colocar un vallado preventivo y vamos a llamar a las Fuerzas Armadas, pero no puedo decir más por el secreto de sumario. Mientras el seudooficial Carrara daba las últimas indicaciones, llegó al estudio el columnista Fernando Prieske: "Quiero adelantar a los oyentes que ya tenemos fotografiado al objeto", aseguró el periodista. A partir de ese momento la cuestión tomó otras dimensiones. En la FM no hay teléfono, pero en El Imparcial y en la comisaría de Chascomús la campanilla no paraba de sonar. La gente quería saber si era cierto y para dónde había que apuntar. El comisario real Norberto Padrón se encontraba en la casa de unos conocidos cuando se enteró del suceso. El sargento ayudante también real Omar Fiebelkorn no quiso pasarle el informe por teléfono y decidió, por la gravedad del asunto, constituirse personalmente ante su jefe. "¿Qué hacemos, vamos para allá?", preguntó el sargento.
Esto va en serio Padrón decidió enviar a Fiebelkorn a la cabeza de dos patrulleros. "Me di cuenta de que era una broma --asegura ahora Padrón, ya pasado el zafarrancho--. Pero me preocupaba que hubiera tanta gente dando vueltas por caminos de tierra. Podía pasar algo. Los mandé como medida preventiva". Fiebelkorn no logró disimular el rojo pudoroso que avanzaba sobre su rostro. Durante la búsqueda, la radio del sargento había dejado de funcionar. "Esto va en serio", pensaron en ese momento los ocho policías internados en el monte. "Al final era un cablecito", recordó Fiebelkorn. --José María, ¿me escuchás? --insistente, Cuevas pedía aire--. Acá se está haciendo de noche. No hay luces. Parece que van a mandar un helicóptero para que ilumine. Esto se está poniendo feo. Lejos del estudio donde se encontraba Cuevas, unos 150 vehículos reales se habían concentrado frente a la tranquera de Fernández. "Yo no pude ir por responsabilidad comercial --reconoció el ferretero--, tenía el local abierto y además, ¿a qué iba a ir si la policía (por el falso Carrara) no me iba a dejar pasar? Pero ellos sí fueron", dijo De Castro y señaló a Leo y Osvaldo, dos vecinos de la ferretería. "Yo me trepé a la chata y fui a buscarlo con unos amigos", sostuvo Osvaldo sin poder contener la risa. Leo, confeso creyente de la existencia de otros mundos, admitió haber montado a su moto y haber partido en busca del ovni provisto de un tester que detectaría el lugar preciso. "No me lo iba a perder. Mirá si lo hubiera encontrado", aseguró el dueño de la moto. La urgencia por primicias provocó algunos equívocos entre los medios locales y nacionales: el director de una de las cuatro FM locales decidió levantar la transmisión de un partido de fútbol y salió con el cronista en busca del plato volador. Mientras recorría los caminos rurales, la primicia se le hizo muy fuerte y empezó a transmitir en directo: "Lo estamos viendo, lo estamos viendo", se lo escuchó describir al objeto inexistente. Todos los diarios locales, al día siguiente acusaron recibo del chasco en primera plana. No fueron los únicos: "Telefé llegó hasta el peaje", aseguró Prieske. "Los de Canal 13 y del Ministerio de Seguridad y Justicia me llamaron al celular". acotó Padrón. "Querían saber lo que pasaba". Y no había pasado nada. A las 19.37, Castedo reconoció que todo era ficción, un homenaje a Orson Welles. Por las dudas, al salir de la radio, se presentó espontáneamente en la comisaría a hacer su descargo.
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