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Por Claudio Zlotnik La familia Pérez Companc es desde ayer el nuevo dueño de Molinos. La noticia sorprendió al mundo de los negocios: la oferta de los Pérez llegó a las oficinas de Bunge Internacional en las últimas horas, echando por tierra las aspiraciones de The Exxel Group, que hasta la semana pasada había quedado como único oferente de la alimentaria líder de la Argentina. Por el 60 por ciento de Molinos, Pérez Companc pagará entre 376,7 y 396,7 millones de dólares, contra los 300 millones que había ofertado el fondo manejado por Juan Navarro. Vendedor y comprador se pusieron de acuerdo rápidamente. Pérez Companc llevó su propuesta a B&B en las primeras horas del 99 y no tuvo tiempo de analizar en profundidad el estado de la compañía; por eso, ambas partes se tomarán hasta dos meses para acordar el valor definitivo de la operación. Además del monto que pagará al contado, Pérez Companc se hará cargo de la deuda que Molinos tiene con los bancos, de aproximadamente 400 millones de dólares. Esto significa que el valor total de la alimentaria se acerca a los 1050 millones de dólares. El precio que Pérez Companc pagará por cada acción de Molinos se ubica entre 48 y 56 % encima del precio de cierre de ayer en la Bolsa. No bien se conoció el monto de la operación, el papel de la compañía subió un 15 por ciento. Consultada por Página/12, una fuente del Exxel Group admitió que la oferta de Pérez Companc resulta sustancialmente superior a la formulada por nuestro grupo. El ingreso de Pérez al negocio alimentario sorprendió a la city. Y llenó de interrogantes a los financistas. La pregunta más escuchada ayer en el microcentro después de las 13.35 cuando los compradores informaron la operación a la Bolsa se relacionaba con la manera en que la tradicional familia petrolera se las arreglará para manejar una compañía que factura más de 1300 millones de dólares anuales, sin contar con la experiencia en el mercado de los alimentos. El IRHE el fondo de inversión familiar que adquirió Molinos posee activos agrícolas, forestales, la bodega Nieto Senetiner, el 31 por ciento de la láctea Molfino y una heladería. Y es el mismo que vendió el Banco Río a los españoles del Santander y el shopping Alto Palermo al financista George Soros. Con este contexto a la vista, la especulación más escuchada señalaba que, sin el management necesario, Pérez Companc habría comprado Molinos en sociedad con el gigante alimentario estadounidense Conagra. De hecho, Pérez y Conagra son socios en Pecom, una empresa dedicada a la producción, procesamiento y exportación de granos y semillas. De ser así, Conagra aportaría su conocimiento del negocio. Bunge & Born había anunciado la venta de Molinos en mayo del 98. En aquel momento explicó que la decisión se había tomado para dedicarse de lleno al negocio agrícola. Junto con Molinos, salieron a la venta sus empresas alimentarias de Australia, Venezuela y Brasil. Siete meses y medio después del anuncio, a B&B sólo le queda colocar a la brasileña Santista. Justamente, uno de los pretendientes de Santista es Conagra. Expertos del negocio alimentario consultados por Página/12 coincidieron en apuntar que Molinos atraviesa por un momento difícil. En el 97 obtuvo ganancias por apenas 7,8 millones de pesos y, en los últimos tiempos, sus productos perdieron presencia en los supermercados.
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