BRASIL TAMBALEA TRAS LA
MORATORIA DE LA DEUDA DE MINAS GERAIS
La rebelión de los gobernadores
Brasil
volvió a trastabillar. No puede poner distancia de la crisis económica que lo aporrea.
Pero esta vez no son los anónimos inversores extranjeros quienes ponen en jaque al país
vecino. Se trata de un ex aliado del actual presidente. El gobernador del estado de Minas
Gerais, Itamar Franco, anunció unilateralmente la moratoria por 90 días de la deuda por
15.400 millones de dólares que mantiene con el gobierno central. Y varios gobernantes
amenazaron con imitarlo. La decisión de Franco pone en riesgo la eficacia de la reforma
fiscal que trata de llevar adelante Fernando Henrique Cardoso y, por lo tanto, amenaza con
profundizar la crisis que asfixia a la economía brasileña.
El enfrentamiento político entre Cardoso y el ex presidente Franco se hizo sentir en los
mercados. La Bolsa de San Pablo cayó el 5,1 por ciento. Y el índice de acciones líderes
MerVal, en Buenos Aires, perdió el 1,2. La desconfianza de los inversores impactó
también en los títulos de deuda de ambos países, que registraron fuertes derrapes.
El decreto por el cual Franco oficializó la cesación de pagos llegó en momentos de
nuevas turbulencias para Brasil. Durante el último mes del año, desde el país vecino se
fugaron 5200 millones de dólares y dejaron todavía más enflaquecidas a las reservas
internacionales. Se calcula que en el Banco Central brasileño hay 36.000 millones de
dólares, la mitad de lo que había en julio del año pasado, antes de que Rusia decretara
la moratoria de su deuda externa. Esta coyuntura le impide a Brasil ganar confianza entre
los financistas y presionar a la baja a las tasas de interés, que se sostienen por encima
del 30 por ciento anual. En la visión de analistas consultados por Página/12, la puja
política entorpece el camino hacia una salida de la crisis, y amenaza con profundizar el
ciclo recesivo de la economía brasileña.
Ante la sospecha de que el comportamiento de Minas Gerais pueda extenderse hacia otros
estados en especial a Río de Janeiro y Río Grande do Sul, Cardoso aseguró
que dejará de enviar recursos al gobierno rebelde hasta tanto no revea su posición.
Espero de los gobernantes acciones sensatas y razonables, mandó a decir el
primer mandatario a través de su vocero. Por otro lado, el ministro de Hacienda, Pedro
Malan, intentó tranquilizar a los financistas: Que no queden dudas de que el país
honrará sus compromisos externos e internos de modo integral, y el gobierno no dudará en
exigir el cumplimiento integral de los contratos legales y legítimos con quien quiera que
sea, afirmó el ministro a través de un comunicado en el que critica con dureza la
posición de Franco.
En un día convulsionado para Brasil, el Fondo Monetario salió a respaldar al gobierno de
Cardoso y desmintió que lo obligaría a renegociar las metas pactadas y que son
condicionantes de la ayuda financiera por 41.500 millones de dólares aprobada hacia fines
del 98. Al mismo tiempo, el Banco Mundial confirmó ayer que entregará 1000
millones de dólares, comprometidos en octubre último, no bien el Congreso brasileño
convierta en ley la reforma fiscal.
En este marco, Domingo Cavallo mantuvo reuniones con Cardoso, Malan y con Gustavo Franco,
el presidente del Banco Central de Brasil, analizando la situación económica. Tras los
encuentros, tanto Cavallo como el gobierno brasileño, prefirieron mantener en reserva el
contenido de las conversaciones. La seguidilla de reuniones le hizo perder al ex ministro
argentino el avión que lo debía depositar en los Estados Unidos.
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