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BRASIL TAMBALEA TRAS LA MORATORIA DE LA DEUDA DE MINAS GERAIS
La rebelión de los gobernadores

t.gif (67 bytes)  Brasil volvió a trastabillar. No puede poner distancia de la crisis económica que lo aporrea. Pero esta vez no son los anónimos inversores extranjeros quienes ponen en jaque al país vecino. Se trata de un ex aliado del actual presidente. El gobernador del estado de Minas Gerais, Itamar Franco, anunció unilateralmente la moratoria por 90 días de la deuda por 15.400 millones de dólares que mantiene con el gobierno central. Y varios gobernantes amenazaron con imitarlo. La decisión de Franco pone en riesgo la eficacia de la reforma fiscal que trata de llevar adelante Fernando Henrique Cardoso y, por lo tanto, amenaza con profundizar la crisis que asfixia a la economía brasileña.
El enfrentamiento político entre Cardoso y el ex presidente Franco se hizo sentir en los mercados. La Bolsa de San Pablo cayó el 5,1 por ciento. Y el índice de acciones líderes MerVal, en Buenos Aires, perdió el 1,2. La desconfianza de los inversores impactó también en los títulos de deuda de ambos países, que registraron fuertes derrapes.
El decreto por el cual Franco oficializó la cesación de pagos llegó en momentos de nuevas turbulencias para Brasil. Durante el último mes del año, desde el país vecino se fugaron 5200 millones de dólares y dejaron todavía más enflaquecidas a las reservas internacionales. Se calcula que en el Banco Central brasileño hay 36.000 millones de dólares, la mitad de lo que había en julio del año pasado, antes de que Rusia decretara la moratoria de su deuda externa. Esta coyuntura le impide a Brasil ganar confianza entre los financistas y presionar a la baja a las tasas de interés, que se sostienen por encima del 30 por ciento anual. En la visión de analistas consultados por Página/12, la puja política entorpece el camino hacia una salida de la crisis, y amenaza con profundizar el ciclo recesivo de la economía brasileña.
Ante la sospecha de que el comportamiento de Minas Gerais pueda extenderse hacia otros estados –en especial a Río de Janeiro y Río Grande do Sul–, Cardoso aseguró que dejará de enviar recursos al gobierno rebelde hasta tanto no revea su posición. “Espero de los gobernantes acciones sensatas y razonables”, mandó a decir el primer mandatario a través de su vocero. Por otro lado, el ministro de Hacienda, Pedro Malan, intentó tranquilizar a los financistas: “Que no queden dudas de que el país honrará sus compromisos externos e internos de modo integral, y el gobierno no dudará en exigir el cumplimiento integral de los contratos legales y legítimos con quien quiera que sea”, afirmó el ministro a través de un comunicado en el que critica con dureza la posición de Franco.
En un día convulsionado para Brasil, el Fondo Monetario salió a respaldar al gobierno de Cardoso y desmintió que lo obligaría a renegociar las metas pactadas y que son condicionantes de la ayuda financiera por 41.500 millones de dólares aprobada hacia fines del ‘98. Al mismo tiempo, el Banco Mundial confirmó ayer que entregará 1000 millones de dólares, comprometidos en octubre último, no bien el Congreso brasileño convierta en ley la reforma fiscal.
En este marco, Domingo Cavallo mantuvo reuniones con Cardoso, Malan y con Gustavo Franco, el presidente del Banco Central de Brasil, analizando la situación económica. Tras los encuentros, tanto Cavallo como el gobierno brasileño, prefirieron mantener en reserva el contenido de las conversaciones. La seguidilla de reuniones le hizo perder al ex ministro argentino el avión que lo debía depositar en los Estados Unidos.

 

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