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Por Julio Nudler Al aplicarles el IVA a sus afiliados, las prepagas de salud están olvidando un pequeño detalle: bajar la cuota en proporción al impuesto que ellas pagan a sus proveedores y que ahora, gracias a que se suprimió la exención del servicio que prestan, podrán deducir en su declaración mensual a la DGI, desapareciendo como costo. Fuentes del sector, a las que Página/12 planteó esta cuestión, le restaron importancia al punto, calculando el ahorro en no más de un 2 por ciento. Pero si las empresas de medicina trasladaran este beneficio a sus asociados, éstos se ahorrarían unos 37 millones de pesos por año. Expertos independientes calculan, por su parte, que la reducción de costos rondará probablemente el 5 por ciento. Por tanto, si antes de cargar el IVA las prepagas no bajan el precio de sus planes en esa medida, la sobrefacturación resultante sumará más de 92 millones en el año, para el conjunto del sector. A pesar de que cualquier conocedor de la mecánica de créditos y débitos fiscales que caracteriza al Impuesto al Valor Agregado sabe que la extensión de este tributo a un sector antes exento le provoca una reducción de costos impositivos, la generalidad de las prepagas ha optado por mantener sus precios y añadirles la alícuota del 21 por ciento. Esta es una lista no exhaustiva de los conceptos por los que esas empresas pagaban el IVA sin poder luego recuperarlo: teléfonos, luz y otros servicios públicos (cuya tasa es del 27 por ciento); honorarios de estudios contables y jurídicos; contratos con empresas promotoras; materiales para la administración y otros departamentos; servicios de transporte de cargas; rodados. Suponiendo que todo ese IVA soportado por las prepagas, con tasas del 21 o del 27 por ciento, según los casos, representara un 5 por ciento del costo total, ahora correspondería que esas firmas redujeran en igual medida el precio de sus coberturas, para recién entonces cargarles el IVA a sus abonados. Suponiendo una cuota de $ 100, que con el impuesto trepa a $ 121, si aquella fuera rebajada a $ 95 por el 5 por ciento de caída en los costos, el resultado con IVA sería de $ 114,95. La diferencia de 5,05 pesos no es achacable al impuesto sino a un aumento liso y llano del margen de ganancia de las prepagas. Estas aducen algunas razones para contradecir esta conclusión. Plantean, por ejemplo, que la facturación con IVA les ocasiona costos por la necesidad de modificar los programas informáticos. Afirman también que deberán afrontar con sus propios recursos el impuesto que les facturen a clientes que luego no paguen. En este sentido, sostienen que hay un 10 por ciento de morosos, y que un tercio de éstos termina de baja. Aseguran igualmente que los costos del sistema no dejan de subir por el encarecimiento de los remedios y por el empleo cada vez más frecuente de métodos más sofisticados (tomografías, resonancias, cateterismos, etc.). Pero los argumentos más fuertes son otros. El más impactante es que, a medida que se encarece la cuota, los clientes sanos van borrándose, mientras que los enfermos en tratamiento afrontan cualquier sacrificio con tal de no perder la cobertura. De este modo, cuanto más costoso es el servicio, más achacosos son en promedio los afiliados y más altos los costos para la prepaga. En general, en el sector calculan que la deserción de asociados es proporcionalmente igual a las subas del precio. Por tanto, el añadido del IVA a las facturas podría provocar una merma del 20 por ciento en la masa de afiliados. Como éstos suman 2,2 millones, habría que esperar la baja de unos 450 mil. Sin embargo, es posible que buena parte de éstos intenten esquivar el impacto pasándose a planes más baratos. Según los estrategas, cuando las empresas pulsen la reacción de la clientela ante esta violenta suba y estén en la calle las resoluciones faltantes, las prepagas decidirán su táctica, que puede incluir una política agresiva de bonificaciones para retener o atraer asociados.
CUESTIONAMIENTOS AL EJECUTIVO El clima
político del verano se calentó con los cambios en la política impositiva definidos en
los últimos días por el Ejecutivo. La alianza UCRFrepaso y el bloque de diputados del PJ
coincidieron en criticar medidas implementadas desde el Ministerio de Economía con apoyo
del presidente Carlos Menem. Ambos sectores cuestionaron el aumento del IVA a la medicina
prepaga, pero mientras la Alianza planteó el otro eje de rechazo en el aumento de los
anticipos del impuesto a las ganancias, el bloque justicialista apuntó contra el veto a
los topes en los intereses de las tarjetas de crédito.
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