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Por Pedro Lipcovich
La primera internación de Facundo Athanassiev en una tumba "fue cuando era muy chico, él mismo no recuerda la edad; la madre, por problemas familiares, había delegado la guarda en el juez de menores", cuenta la abogada María Fernanda Carolo. "El se escapaba de los institutos para volver a la casa, la madre lo volvía a abandonar, él volvía a escaparse." Desde que cumplió 15 años, "los problemas se agudizaron", cuenta la abogada: Facundo tuvo intentos de suicidio. En 1997 cometió un robo menor. Todavía no había cumplido los 18 y lo condenaron a un año en suspenso. Desde los 16 años los menores son imputables pero en general no reciben condenas de cumplimiento efectivo. "Pero como Facundo había estado en institutos y la familia lo había abandonado, quedó detenido." --Se lo castigó por haber sido castigado... --Cuanto más problemas tiene un chico, más represión recibe --responde la abogada. Cuando cumplió los 18 fue trasladado a la Unidad Penitenciaria 24, de Marcos Paz, una de las dos que aloja menores de 18 a 21. No había motivo penal para tenerlo encerrado, ya que la condena era en suspenso. La internación fue dispuesta por el Tribunal Oral de Menores Nº 1 --presidido por Marcelo Enrique Arias--, que tiene la tutela del menor y considera que se encuentra en "estado de abandono, peligro material y moral" . Así, dispone de él, "para protegerlo", hasta que cumpla los 21. En octubre del año pasado, Facundo se evadió de Marcos Paz. "Fue porque hacía 18 meses que la madre no iba a verlo", dice la abogada. El chico volvió otra vez a su barrio, y allí, en diciembre, lo capturó la policía. "El Tribunal ni se enteró de que el chico se había escapado, lo cual muestra que estaba sin seguimiento ni tratamiento", denuncia la abogada. Facundo no había cometido ningún delito en ese breve tiempo de libertad. De todos modos se lo procesó por haberse fugado de Marcos Paz. El Juzgado Federal Nº 3 de Morón dispuso su excarcelación, pero el Tribunal en uso de la tutela ordenó que continuara preso. Lo mandaron a la Unidad 16, cárcel de Caseros. "No podía volver a Marcos Paz porque los guardias lo hubieran matado a golpes por haberse escapado." Cuando ya estaba en Caseros, la doctora Carolo conoció su caso: "Un familiar de otro chico que yo defiendo me contó la situación: pedí hablar con Facundo". Por pura voluntad, ella asumió su defensa. "El Tribunal parece pretender que Facundo siga en ese pabellón donde los chicos están sin hacer nada, drogándose con pastillas para que el tiempo pase, recibiendo golpes, para salir a los 21 años sin haber terminado siquiera la escuela primaria." Su abogada tampoco acepta "que simplemente salga para volver a los lugares y las personas que no le han hecho bien". A un hermano de Facundo lo mató la policía y otros están presos. Su abogada pidió al Tribunal "que Facundo pase por unos meses a un lugar donde pueda desintoxicarse para después empezar a trabajar, retomar la escuela, ordenar su vida". Pidió que lo dejaran salir para fin de año, solicitó un régimen de salidas transitorias. "Facundo llama por teléfono a casa, habla con mi hijo de 7 años, se escriben, mi hijo le escribió que lo espera para jugar al fútbol", cuenta. "Yo ofrecí hacerme cargo de la guarda, por el tiempo y en la forma que el Tribunal disponga". Y, sobre todo, pidió "que el Tribunal se reúna a estudiar el caso". El 30 de diciembre, el Tribunal --integrado además por Eduardo Osvaldo Albano y por el secretario Hernán Pintos, con el dictamen de la asesora de menores Céspedes Crespo-- en dos líneas dactilografiadas denegó la solicitud. La diputada Laura Musa, de la Alianza, coautora del proyecto de ley sobre minoridad que tiene media sanción en la Cámara baja, intentó también hablar con los jueces sobre el caso pero se negaron a atenderla. La doctora Carolo --que recibió la adhesión de la Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi) y el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos-- presentó un recurso de revocatoria que el Tribunal Oral de Menores Nº 2, de turno en enero, desestimó "porque no se trata de una cuestión para ser tratada durante la feria". Los pedidos de excarcelación de adultos, en cambio, se resuelven en 24 horas, aun en enero.
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Facundo,
que pasó la mayor parte de sus 19 años en institutos de menores, ahora está en la
cárcel. No por haber delinquido sino porque, en ausencia de familia que se haga cargo, el
Tribunal de Menores ejerce así su "tutela". La abogada que eligió defenderlo
pidió que lo trasladen a un sitio donde no sea maltratado, ofreció asumir la
responsabilidad de la guardia, pidió que lo dejen salir unas horas el 31 de diciembre,
pero todo le fue negado. El caso de Facundo --que es el de muchos-- señala el lugar
exacto donde preguntar cómo el Estado responde a los menores desamparados y cómo
actúan, quién controla a los funcionarios a quienes se confía su tutela.