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Otra vez con Mahárbiz, con la casi confirmada presencia de Caetano Veloso y el regreso de Mercedes Sosa, el festival folklórico mayor se prepara para sus nueve lunas. Y le apunta a las peñas.
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Por Fernando D'Addario  Aunque no canta zambas ni
chacareras, el retorno de Julio Mahárbiz a Cosquín eclipsaba hasta hace pocos días las
especulaciones respecto de los vaivenes artísticos del festival, que comenzará el
sábado 23 y finalizará el domingo 31. Pero ahora, una sola incertidumbre amenaza con
situarse en el centro de la escena, y guarda relación con un hombre que tampoco canta
zambas ni chacareras, aunque aportó algo más que un destemplado "Aquí...
Cosquín" a la música del mundo: se trata de Caetano Veloso, cuya participación en
el principal espectáculo folklórico argentino se estaba definiendo en las últimas
horas. La presencia de Caetano, que según la empresa concesionaria del festival
"está confirmada en un 99 por ciento", le otorgaría pimienta al festival,
frente a una programación ya confirmada que resulta previsible, y que contempla lo más
representativo (para bien y para mal) del folklore argentino.
El regreso de Mahárbiz, aunque (al menos oficialmente) acotado a su primitiva función de maestro de ceremonias, provoca en el ambiente del folklore opiniones encontradas, pero a diferencia de lo que ocurre en su otra área de influencia, el cine, las voces disconformes no son gritos sino susurros dubitativos. Es que, después de la controvertida experiencia vivida el año pasado, con Héctor Cavallero a la cabeza de la organización y Liliana López Foresi en la conducción oficial, la opción parece ser volver a cambiar para que nada cambie. Mercedes Sosa y Soledad, dos mujeres en los antípodas tanto estéticas como musicales, se encargarán respectivamente de la apertura y del cierre del festival. La Negra vuelve después de un año de ausencia forzosa. En 1997, enojada por el maltrato que había recibido Charly García de parte de un sector del "ambiente" folklórico, había confesado que no volvería más a Cosquín, mientras que el año pasado no estuvo por razones de salud conocidas por todos. Como se especula con que Caetano, en caso de arreglar su participación, actuaría la misma noche que Mercedes, es de esperar que la Negra no tenga que lidiar (como defensora de la democracia musical) con la intemperancia de un minúsculo grupo de chauvinistas telúricos, que hace cinco años criticaron la actuación de Toquinho y Cecilia Todd. Por suerte, hasta ahora nadie ha puesto el grito en el cielo por la presencia --ésta sí, totalmente confirmada-- del japonés (exponente de folklore argentino) Shinichi Kuwahora. Los Chalchaleros, que en 1998 no estuvieron (casualmente su ausencia coincidió con la de Mahárbiz, aunque adujeron problemas de cachet), volverán al escenario Atahualpa Yupanqui, y de paso terminarán de festejar sus 50 años con la música. Habrá otros números fuertes, pero se prevén pocas sorpresas musicales. Hasta hace poco, se barajaba la posibilidad de que, además de Caetano, llegaran a Cosquín Milton Nascimento, Joaquín Sabina y Ricardo Arjona. Los tres quedaron descartados, y sólo en el último caso es una buena noticia. El lunes 25 el cierre estará a cargo de Horacio "Pueblo" Guarany, al día siguiente Los Nocheros convocarán a un público predominantemente juvenil y el miércoles será el turno de Peteco Carabajal y Cuti y Roberto. El jueves, las preferencias de la gente alternarán entre el Chaqueño Palavecino (un ídolo popular en el interior del país) y los más jóvenes Los Alonsitos y Los Tekis. El viernes cambiará radicalmente el perfil de la programación, al menos en lo que respecta a sus números más convocantes, porque estarán Víctor Heredia y Teresa Parodi. En realidad, lo de Teresa sí podría ser considerado como una sorpresa, ya que la autora de "Pedro Canoero" hace rato había dejado de lado las arenas festivaleras. Con nuevo disco bajo el brazo, el regreso parece más que oportuno. Siguiendo con el chamamé, el sábado 30 habrá mini-recital de Tarragó Ros, últimamente devenido en militante boquense, tanto que editó un disco alusivo justo después de la esperada vuelta olímpica del equipo de Carlos Bianchi y cía. Lowe, la empresa concesionaria del festival, contrató los servicios de una empresa alemana que levantará en la parte lateral de la plaza tribunas tubulares, con lo cual 16 mil espectadores podrán presenciar el espectáculo. Esto permitirá el abaratamiento de las entradas populares: el precio de las entradas oscilará entre los 2 y los 30 pesos. Además, habrá parlantes en puntos estratégicos de la ciudad (que en los nueve días que dura el festival alberga a unos 100 mil turistas) y pantallas gigantes en las calles adyacentes a la plaza. El propósito de esta política es muy claro: quitarle protagonismo a las peñas (las vedettes de las últimas ediciones) y centrar todas las expectativas en la programación oficial. Para ello se optó por regular el funcionamiento de las peñas, que este año podrán ofrecer números en vivo recién a partir de las 0.30, cuando en la plaza Próspero Molina el espectáculo principal esté terminando. Hasta esa hora, sólo podrán funcionar como comedores. Una cláusula en los contratos con los artistas estipula que quienes actúen en la Plaza no podrán presentarse esa misma noche en un radio menor a los 80 km. No sólo de música vive la gente. Y para atraer a curiosos y jugadores optimistas, cada noche se sorteará entre los asistentes un pura sangre del haras "El Faruk", de Entre Ríos. También habrá sorteos de electrodomésticos y discos compactos. Aunque es probable que atraiga a menos gente que los electrodomésticos, funcionará a pocas cuadras de la plaza el "Congreso del Hombre Argentino", un interesante cóctel cultural, del que participarán este año figuras como Mercedes Sosa, Félix Luna, Marcos Aguinis y María Esther de Miguel. Sólo queda un asunto pendiente, para que las jornadas coscoínas recobren el brillo de los dorados años '60: que los concesionarios de los puestos de comidas revisen la receta del locro criollo, acto humanitario que reducirá sensiblemente el trabajo de los gastroenterólogos radicados en Cosquín.
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