"El hambre era todavía el mayor océano del planeta. Un huracán acababa de coronar el cielo de Centroamérica y en el desierto de Argelia otro vendaval de navajas segaba cada sábado varias decenas de gargantas. No obstante, si al escritor le hubieran preguntado qué tragedia caracterizaba este tiempo su respuesta hubiera sido ésta: el símbolo de la caída era ese ciudadano medio cargado de paquetes que está dispuesto a tragar con cualquier bajeza política o moral con tal de seguir consumiendo hasta el final de sus días." (De la nota "Año Nuevo" de Manuel Vicent, en el diario español El País.)
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