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Nasrim se quedó sola
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Por Raúl Kollmann![]() El juez Juan José Galeano, los fiscales y la Brigada Antiterrorista trabajan contra reloj para encontrar alguna prueba que les permita imputar judicialmente a Mokhtari. Lo único existente en la causa judicial es que el ex amante de la iraní, el brasileño Dos Santos, prenunció el ataque contra la AMIA y dijo que lo supo por sus diálogos con Mokhtari quien --según él-- tenía contactos con el grupo terrorista. Lo cierto es que nunca quedó claro por qué Dos Santos anticipó el atentado. Las hipótesis son tres: que el brasileño se haya enterado porque era parte de un servicio de inteligencia del Brasil o porque él mismo tenía relación con los que hicieron el atentado, o efectivamente porque Mokhtari se lo dijo. Como nada de esto se pudo determinar, hasta el momento ni la Corte ni Galeano pudieron exhibir nada contundente contra ella. Es decir, que hay sospechas, pero no elementos para imputarla. Mientras el impasse continúa, la mujer vive en forma tumultuosa en un modesto hotel céntrico, manteniendo epopéyicas peleas con conserjes, dueños y empleados. El pago del albergue vence mañana y los encargados del hotel no quieren saber más nada. Aunque aducen que temen ataques de supuestos comandos judíos, la realidad es que los dueños del hotel están cansados de la pelea por dinero, llamadas telefónicas o servicios de comida. Esta es la razón de la denuncia judicial que se hará hoy: "si la Corte la mandó a detener y no le permite salir del país, que se haga cargo. Nosotros llamamos a la Corte, hicimos pedidos, pero no escuchan ni una palabra. Tienen la puerta cerrada por vacaciones", le relató a este diario un hombre de la Defensoría. Llama la atención que el organismo tenga que lanzarse tan frontalmente contra el máximo organismo de la justicia argentina. Para los investigadores del atentado contra la Embajada y el ataque contra la AMIA, dejar en libertad a Mokhtari y permitirle que se vuelva a Europa significará un costo altísimo. Durante cuatro años dijeron que ella y Dos Santos eran piezas claves de la pista iraní, pero cuando se los detuvo no pudieron exhibir prueba alguna. El asunto terminaría en un blooper y sobre todo dejaría en evidencia las debilidades de la pesquisa. "Estamos trabajando. Es difícil", le dijo anoche a este diario uno de los investigadores que aún en la madrugada de este lunes busca afanosamente algún elemento contra la mujer.
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