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![]() El canciller iraquí Mohammed Said al Sahhaf criticó a Arabia Saudita y reclamó que, antes de cualquier propuesta, prohíba los vuelos que se realizan desde bases de su país y que monitorean la zona de exclusión aérea en el sur de Irak. La respuesta de la agencia oficial saudita fue un artículo en el que se convoca al pueblo iraquí para que se rebele contra Saddam. Egipto también está enfrentado con el líder iraquí. Su presidente, Hosni Mubarak, fustigó varias veces a Saddam. El canciller egipcio, Amr Mussa, exigió ayer la renuncia inmediata de Saddam porque "Irak es un país rico que con su régimen ha pasado a ser pobre". El enfrentamiento entre Bagdad y los líderes de la Liga Arabe se agravó luego del último bombardeo anglonorteamericano, ya que Saddam instó a los pueblos árabes a rebelarse "a capa y espada" contra sus gobernantes por la actitud "cobarde" de no apoyar a Irak. Sin embargo, es fuera del mundo árabe donde el régimen iraquí está sacando provecho de la situación creada después de los misiles. Más concretamente, en la ONU y en Estados Unidos. El canciller francés, Hubert Védrine, volvió a criticar el ataque anglonorteamericano porque su única consecuencia fue el debilitamiento del Consejo de Seguridad de la ONU. Este organismo se reunirá en los próximos días para analizar el futuro de las inspecciones de la Comisión Especial de Desarme (Unscom). Un diplomático occidental aseguró ayer que "el proceso será bastante largo". El destino de las tareas de la Unscom en Irak también está condicionado por las recientes revelaciones sobre las contribuciones de la Comisión con el espionaje norteamericano. Esto siempre había sido denunciado por Bagdad, pero ahora ya fue confirmado por fuentes del Pentágono y hasta del mismo organismo de la ONU.
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