Por Cecilia Sosa
El siglo XXI traerá
nuevas reglas de juego para todos los estudiantes de Medicina. 43 asignaturas, una
currícula ajustada a rigurosos contenidos mínimos, una carga horaria de al menos 5500
horas y la intensificación de la formación práctica y humanística son los ejes de la
reforma académica que se aprobará en abril próximo. Pero la mayor preocupación no pesa
sobre los alumnos, sino sobre la espalda de las veintidós universidades que forman
médicos en la Argentina: según fuentes del Ministerio de Educación, más de la mitad de
ellas no alcanza los estándares incluidos en el nuevo régimen. Y sólo tienen un
año para ponerse al día. "Los propios decanos de Medicina de todo el país dieron
el indicador más fuerte de la necesidad de hacer una reforma: estaban alarmadísimos por
el bajo nivel de sus egresados", advirtió a Página/12 Isabel Morera,
representante oficial en la comisión que elaboró los flamantes requisitos curriculares.
Cuando llegue el 2000, Medicina será la primera disciplina en adecuarse a lo dispuesto
por la Ley de Educación Superior para las llamadas carreras de "alto riesgo"
(ver aparte). Si a lo largo de este año una universidad no se
ajusta a los criterios acordados, la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria (Coneau) podrá pedir al Ministerio de Educación que anule la validez del
título que otorga. "Además, los egresados de esas instituciones no podrán ejercer
en otros países. Esto cobra más importancia dentro de la libre circulación de
profesionales del Mercosur", advirtió Eduardo Mundet, subsecretario de Desarrollo de
la Educación Superior.
Entre septiembre del '96 y diciembre del '98, un equipo integrado por
representantes de la facultades de Medicina y por expertos convocados por el ministerio
trabajó en la elaboración de las nuevas exigencias. "Son unos estándares
por los que deben regirse todas las carreras de Ciencias Médicas. No hace falta que todas
formen el mismo perfil de médico, ni que tengan el mismo plan de estudios. Lo importante
es que los contenidos mínimos estén garantizados", explicó Roberto Chrejovsky
(Universidad Bar Ilán), miembro de la comisión. Los contenidos ya fueron aprobados por
los decanos de Medicina y, antes del 15 de abril, el Consejo de Universidades --un órgano
integrado por rectores de universidades públicas y privadas, y representantes oficiales--
deberá dar su visto bueno.
En la práctica, la reforma consta de 43 asignaturas (que no implican
una imposición de nombres ni de cantidad de materias), con su correspondiente síntesis
curricular y el detalle del ambiente y las condiciones donde deberán dictarse. "Esto
es lo mínimo que todos deben garantizar. Si además quieren dar teología, computación o
cirugía estética, podrán hacerlo. Pero sin duda, los graduados deben saber atender una
diarrea, aliviar el dolor y curar la enfermedades más frecuentes que afectan a la gente.
Y, hoy, esto no siempre sucede", alegó Morera. "La prioridad debe ser educar
médicos generales, con una fuerte formación humanista, que miren a los pacientes como
personas íntegras. Y no educar especialistas", apuntó Cherjovsky. Por eso, de ahora
en más, los futuros médicos deberán estudiar Filosofía, Humanismo médico e Historia
de la medicina, además de realizar una pasantía rural-comunitaria.
Una investigación realizada por la comisión reformista reveló
enormes disparidades entre las instituciones que dictan Medicina: tanto en la carga
horaria como en la importancia que se asigna a la formación práctica. "En algunas
facultades toda la carrera tiene 8000 horas y, en otras, sólo 3900", ejemplificó
Morera. La carga mínima quedó fijada en 5500 horas y también se modificaron los
criterios de la distribución horaria: el plan de estudios pasará a organizarse en áreas
que reemplazarán a los actuales ciclos básico, clínico e internado rotatorio (donde se
estudia con pacientes).
Además, el informe mostró que, mientras algunas facultades asignan
2600 horas a la formación práctica, otras sólo le dedican 199. "Los ciclos
básicos actuales, que incluyen las materias teóricas, consumen el 40 por ciento de la
carrera. Entonces queda muy poco tiempo para la práctica con enfermos reales", dijo
Morera. Para revertir esto, se acordó que cada nueva área asegure un mínimo de
práctica. A lo largo de la formación básica, la práctica insumirá el 40 por ciento de
las horas; en la formación clínica, el 60 por ciento; y el 80 por ciento en la
profesional. "Todavía hay muchos alumnos que egresan sin siquiera haber tocado un
paciente --cuestionó Cherjovsky--. Esto forma parte de la tradición enciclopedista de la
educación argentina. Los estudiantes van a tener que acostumbrarse a ser motores de su
aprendizaje, mientras el docente pasará a ser un tutor."
El estudio también permitió sondear la opinión de las autoridades
académicas de las diferentes facultades acerca del nivel de sus graduados. "Cada
universidad pudo mirarse a sí misma. Y fueron muchos los decanos que confesaron que sus
egresados no estaban en condiciones de ejercer la Medicina", dijo Morera.
En la mira
Medicina no es la única "carrera de riesgo" para la población. También
Ingeniería, Derecho, Arquitectura, Odontología, Farmacia y Bioquímica están en la mira
del ministerio y deben estandarizar sus contenidos. "Las universidades son
autónomas. Pero las carreras cuyo ejercicio profesional pone en riesgo vidas humanas,
están bajo la responsabilidad del Estado. Por eso, éste tiene derecho a controlar sus
currículas --alegó Eduardo Mundet, subsecretario de Desarrollo de la Educación
Superior--. Empezamos por Medicina porque era la más urgente. Pero el proceso será
paulatino e incluirá a todas las carreras que comprometan la seguridad pública. Por lo
pronto, el trabajo ya está avanzado en Ingeniería." La Ley de Educación Superior
indica que el ministerio y el Consejo de Universidades determinarán qué carreras ponen
en riesgo "la salud, la seguridad, los derechos, los bienes y la formación de los
habitantes"; y elaborarán sus contenidos básicos, criterios de formación práctica
y carga horaria mínima.
Golpe de timón en la UBA
La Facultad de Medicina de la UBA pretende entrar en el próximo milenio
habiendo superado los estándares que, desde abril, el Ministerio de Educación
comenzará a exigir: una comisión especial formada por prestigiosos profesores de la casa
de estudios ya trabaja en la revisión del plan de estudios y, para marzo, el decano
Salomón Schächter aspira a tener en sus manos una propuesta de reforma. El objetivo
principal es incrementar la formación práctica de los estudiantes, incluso desde el
primer año de la carrera. La currícula dejará de estar integrada por asignaturas y
pasará a organizarse en módulos, donde se estudiarán casos clínicos concretos que se
irán complejizando a medida que los alumnos avancen. Según prevén las autoridades de la
facultad, la estructura modular permitirá convertir las carreras conexas (Enfermería,
Obstetricia, Nutrición, Fonoaudiología y Kinesiología) en títulos intermedios del
tronco mayor de Medicina. También se buscará modificar la metodología de la enseñanza:
la idea es que se trabaje en grupos reducidos y que los docentes hagan un seguimiento
personalizado de los alumnos. Además, otra comisión tiene a su cargo analizar la
continuidad del Plan B --un programa de enseñanza intensiva ideado por el ex decano Luis
Ferreira y destinado a selectos grupos de alumnos--, que el año pasado tuvo sus primeros
graduados. Ambas iniciativas, sumadas a la eliminación del conflictivo CPI, confirman el
cambio de rumbo que impulsa Schächter respecto de la gestión anterior. |
EL DATO
Apuntes para investigar
 
"Hojas escritas y reescritas que trabajosamente buscan decir algo de algo."
Así se presenta el primer número de Apuntes de Investigación, una publicación
que acaba de lanzar el Centro de Estudios en Cultura y Política de la Fundación del Sur.
Dirigida por Lucas Rubinich --también director de la carrera de Sociología de la UBA--, Apuntes...
sitúa su búsqueda en la intersección de la investigación social y la política.
"Marginalidad y exclusión" y "Cultura/política" son,
respectivamente, los temas centrales de los números 1 y 2. En el segundo ejemplar se luce
un artículo inédito del historiador Eric Hobsbawm sobre la izquierda y la política
identitaria.
EL NUMERO 27
Es la cantidad de cursos intensivos de capacitación que ofrece el
Centro de Pedagogías de Anticipación (CePA) de la Secretaría de Educación de la Ciudad
de Buenos Aires. Los cursos están destinados a docentes de todo el país y se
desarrollarán entre el 15 y el 26 de febrero. Las clases se dictarán en la sede de
Caballito del CePA, Escuela Nº 3 del distrito Nº 7, Rivadavia 4817. El cumplimiento de
los requisitos de asistencia y aprobación otorgará un puntaje de 0,10. La inscripción
se realizará entre el 1º y el 9 de febrero: los docentes del interior deben dirigirse a
Av. Santa Fe 4360, 4º piso, de lunes a viernes, de 9 a 21; y los porteños, a Rivadavia
4817, de 18 a 21. Informes: 772-3768 o 778-9430. |
|