Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Subfacturan naipes y máquinas de coser, y la Aduana se va al mazo

El control del valor de las importaciones vuelve a ser una entelequia. Denuncias a la AFIP por no vigilar el contrabando.

na10fo01.jpg (15836 bytes)
Por Cledis Candelaresi

t.gif (67 bytes)  Las importaciones de mazos de cartas al increíble precio de un centavo o máquinas de coser eléctricas al irrisorio valor de 3,50 pesos pueden transformarse en paradigmas de subfacturaciones realizadas, presuntamente, con la anuencia de la Aduana, en particular de la de Mendoza. Las cámaras empresarias locales afectadas por la "competencia desleal" de baratijas como ésas elevaron a la Administración Federal de Ingresos Públicos denuncias sobre compras que supuestamente fueron declaradas a un precio menor que el real, con el objetivo de que el importador tribute menos impuestos. Pero el organismo oficial aún no demostró disponer de herramientas muy eficaces para impedir este tipo de operaciones, que alimentan el circuito de la economía negra.

Por el contrario, la documentación sobre casos testigo de presuntas subfacturaciones tuvieron eco en la Comisión de Industria de la Cámara de Diputados, donde legisladores de la Alianza ya alistaron un pedido de informes que compromete el prestigio de Carlos Silvani y en el que, de paso, levantan la bandera de la "protección a la industria nacional".

Uno de los casos que estimuló ese pedido de explicaciones al Poder Ejecutivo es la importación de máquinas de coser eléctricas de uso doméstico a modiquísimos precios que oscilan desde 3,50 a 12 dólares valor FOB, operaciones detalladas en la propia página que la AFIP tiene en Internet. Hay varias razones por las cuales esos precios resultan llamativamente bajos.

Se trata de las mismas máquinas que se comercializan en el mercado doméstico a no menos de 110 pesos la unidad; existe mucha diferencia entre los precios declarados por los distintos importadores, y, según precisan los industriales argentinos (que fabrican, pero también importan esas unidades), no es creíble un costo de fabricación, aun en China, inferior a los 20 dólares. "Una máquina pesa 11 kilos y sólo un kilo de fundición gris (el metal en su estado menos elaborado) cuesta 1,20 dólares", ilustraba ayer a Página/12 Juan José Bonzano, de Godeco.

Pero lo más inquietante es que muchos de esos productos fueron ingresados en el país por el canal rojo, que obliga a los inspectores a revisar no sólo los despachos sino también la propia mercadería. Esta es, precisamente, una de las aclaraciones que los diputados Ricardo Vago y Alfredo Villalba le exigen al Poder Ejecutivo en el aludido pedido de informes.

La AFIP también está cuestionada por Jocker, productora e importadora de naipes. En febrero de 1998, el Gobierno cerró una investigación de cuatro años promovida por la Cámara de Fabricantes de Juguetes, que había denunciado la importación de cartas chinas a precio de dumping (menor al costo). Como Economía concluyó que, efectivamente, se había concretado esa práctica desleal, impuso sobre las importaciones derechos específicos indicando los precios admitidos o sobre los cuales deberían calcularse esos derechos (valores FOB, sin flete ni seguros): entre 40 y 60 centavos, según el mazo. Pero fue casi como escribir en el agua. Pocos meses después de esa disposición oficial, ingresó desde Iquique una partida de 35 mil juegos a sólo 1 centavo cada uno, sin que la Aduana objetara esa operación.

Las respuestas de la AFIP y de la Secretaría de Comercio resultaron descorazonadoras para las empresas: es muy difícil cuestionar de movida la operación si está respaldada por una factura, aunque el precio consignado en ella sea irrisorio, recuerdan los técnicos oficiales. Pero según sugiere la consultora Mónica Díaz, la misma Ley del Valor que impone este criterio fija el de la "duda razonable", que habilita ciertos mecanismos protectivos frente a la sospecha de subfacturación. Esos recursos, según la especialista, "no están siendo utilizados por el Gobierno".

Comprobar que se subfacturó es una misión engorrosa. Muchas veces porque las operaciones fueron concretadas a través de traders, ubicados a miles de kilómetros del fabricante que vendió. Otras porque la propia nomenclatura arancelaria argentina impide conocer rápidamente y con precisión qué es lo que ingresa: el rubro "rodados de juguete", por ejemplo, incluye desde la bici para una muñequita hasta los autos con motor que conducen los chicos, cuyo valor comercial roza los 800 pesos.

 

Flaquezas cuyanas

Las denuncias acumuladas en la AFIP y en el Congreso ponen a la aduana mendocina en una situación incómoda. Casualmente, tanto los naipes como las máquinas de coser a precio increíble llegaron desde Iquique vía Mendoza, donde, llamativamente, el mismo producto ingresa más barato que por otras puertas de entrada al país. La aduana cuyana fue reestructurada en 1997, después que a través de una investigación oficial --en parte promovida por la comisión especial de Diputados que se abocó al análisis de la "aduana paralela"-- se probaran una serie de irregularidades. Entonces, 17 agentes fueron expulsados. Pero, según es un secreto a voces en la capital mendocina, puestos decisivos siguen en las mismas manos que antes de la supuesta depuración.

 

PRINCIPAL