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COMO VIVE UNA NENA VIOLADA A LA QUE LE IMPIDIERON ABORTAR

Cuando todos miran para otro lado

S. tiene 13 años y un leve retraso mental. Está embarazada por una violación y su familia pidió el aborto. Un juez dijo que era legal pero no creyó necesario autorizarlo. Los médicos se negaron. La Iglesia presionó. S. dice que es muy chica, pero ya no tiene alternativa.

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Por Mariana Carbajal


t.gif (67 bytes)  "Soy muy chica para tener un bebé. No quiero tenerlo." S. G. tiene apenas 13 años y un retraso mental que la mantiene anclada en la infancia. Desde hace cinco meses, cuando fue violada camino a su escuela especial en las afueras de la ciudad chubutense de Trelew, siente que su cuerpo esmirriado por la desnutrición, ya no le pertenece. "Soy muy chica ...", expresó, con intensa angustia, frente a la psicóloga del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito local. Pero ni su voz infantil ni el Código Penal, que contempla el aborto en los casos de una mujer débil mental que es vejada, alcanzaron para que se le practicara la operación que reclamaron sus padres --en su nombre-- en el Hospital de Trelew. Una vez más, un juez se negó a ordenar el aborto esgrimiendo que, como no es punible, no es necesaria su autorización. Una vez más, sin ese permiso judicial los médicos se negaron a practicarlo y la intervención activa de la Iglesia Católica le impidió a la niña ejercer ese derecho. No se trata de una historia aislada. En las últimas semanas trascendieron dos casos similares en La Plata y la Capital Federal, todos con un denominador común: la víctima siempre es una mujer pobre.

"Ella todavía está esperanzada en que no lo va a tener", dice con un nudo en la garganta Carlos G., padre de la niña violada. Tiene 42 años y es changarín. A duras penas llegan a fin de mes, con sus entradas intermitentes y los pesos que su esposa, María Eva, de 43, suma planchando ropa ajena. Viven con sus cuatro hijos (de los cuales S. es la mayor) en una casita sencilla del barrio Santa Mónica, en las afueras de Trelew. "Pedí el aborto en el Hospital de Trelew porque soy de condición humilde. Si pudiera pagarlo seguramente el final de la historia sería otro. Algunos médicos me dijeron que en privado lo podían hacer (al aborto) pero que tenía que tener 2000 pesos. Yo buscaba que se lo hicieran en el Hospital para garantizar la salud de mi hija", revela en diálogo con Página/12.

El matrimonio se enteró del embarazo de su hija cuando ya habían pasado casi tres meses de la violación. Los ojos tristes de la niña, su silencio repentino, sus pocas ganas de jugar, algunas náuseas y vómitos y un posterior examen médico en el Hospital Zonal Trelew precipitaron la revelación del abuso sexual sufrido, que ella había tratado de ocultar "por temor a no ser creída, a ser criticada, o estigmatizada socialmente", según precisa el Informe Victimológico del Poder Judicial al que tuvo acceso este diario, firmado por la psicóloga Ana Chávez y la asistente social Silvia Elías, que entrevistaron por primera vez a S. el 2 de noviembre último.

Como ocurrió algunas semanas atrás en el Hospital Santojanni, de Buenos Aires, con una joven discapacitada mental también embarazada a raíz de una violación, en el Hospital de Trelew se negaron a practicar el aborto, solicitado por los padres de S. Los médicos de Chubut apelaron al mismo argumento que sus colegas porteños: no lo harían sin una orden judicial, aunque el artículo 86 inciso 2 del Código Penal despenaliza el aborto practicado "por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta", si el embarazo "proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente".

Mientras corrían los días de gestación, los padres recurrieron a la Justicia patrocinados por el abogado Marcelo López. El 2 de diciembre el juez de instrucción Jorge Pfleger avaló la legalidad del aborto en el caso de S. pero en su resolución aclaró que no le correspondía a él autorizarlo, dado que en esas circunstancias la operación está permitida por el Código Penal. "Si como predican sus padres la niña fue víctima de una violación y por ello está encinta y su situación en tanto cabe en los límites del artículo 86, segundo apartado, párrafo 2 del Código Penal, torna legítimo el aborto y para cumplirlo no necesita autorización, si lo realizan las personas especializadas y autorizadas", opinó el magistrado.

El Sistema Provincial de Salud aceptó la decisión del juez pero declaró que "no está obligado a realizar el aborto si no existen razones de salud". El ministro de Salud y Acción Social de Chubut, Carlos Lorenzo, ordenó entonces una junta médica, que integraron cinco profesionales, entre ellos el jefe de ginecología y obstetricia del Hospital de Trelew, Roberto Brandoni, el primero que se negó a que en ese centro público de salud se concretara la intervención a la niña. La junta evaluó a S. el lunes 22 de diciembre y su principal conclusión fue que "el caso de la niña no se encuadraba en el Código Penal porque no se comprobó que sea débil mental, aunque sí padece un estado avanzado de desnutrición", justificó ante Página/12 el ministro Lorenzo (ver aparte).

El veredicto de la junta médica discrepa con el Informe Victimológico arriba citado, en el que se deja constancia, entre otros aspectos, que la niña: a) padece "un retraso en el desarrollo psicosocial, ligeramente por debajo de lo esperado para su edad y por el que persisten, en la adolescencia, caracteres físicos y mentales propios de la infancia"; b) presenta "inmadurez emocional"; c) "la ocurrencia del hecho sexual abusivo y fundamentalmente la existencia de un embarazo no deseado, intensifican las alteraciones de su personalidad en la esfera cognitiva, afectiva y social, reactivándose por regresión, características correspondientes a etapas anteriores del desarrollo".

Como sucedió en ocasiones similares en las que una mujer de pocos recursos (niña o adulta) embarazada a raíz de una violación recurre a un centro público a ejercer su derecho a realizarse un aborto que no es punible, en este caso también la Iglesia Católica ejerció presión para que el embarazo siguiera adelante, sin importar las circunstancias. El vicario diocesano Gustavo Miatello, de la parroquia San Pedro y San Pablo de Trelew, visitó a la familia y les comunicó que dos familias de Chubut tenían interés en adoptar al bebé que se está gestando.

Tantas idas y vueltas hicieron que el último rechazo que recibió la niña de parte del Sistema Provincial de Salud la encontrara entrando casi en el quinto mes de gestación, cuando la práctica de un aborto comienza a ser cada vez más riesgosa para su vida. Un día antes de la Nochebuena, en el despacho del juez Pfleger se definió el destino de S.: ante la presencia de monseñor Miatello, Carlos G. se comprometió a desistir en reclamar la interrupción forzosa del embarazo de su hija. El ministro Lorenzo, por su parte, prometió a la familia ayuda económica y material para enfrentar la situación: "Todavía el gobierno no nos dio nada", denunció ayer a este diario el padre de la niña. El 13 de mayo es la fecha estimada del parto. A partir de ese día, comenzará a escribirse otra página en la historia de S.

 

En La Plata dijeron no

 

Por M.C.

No es la primera vez que se le obstruye a una mujer la posibilidad de realizarse un aborto a pesar de estar amparada por la ley para practicárselo. Si no son los médicos del hospital público, es un juez o la Iglesia Católica quien pone las trabas para impedir que una mujer embarazada como consecuencia de una violación ejerza su derecho a abortar en condiciones de asepsia. Mientras Carlos G. reclamaba en Trelew, en los tribunales de La Plata la madre de una joven de 28 años, que padece síndrome de Down y autismo, también solicitaba autorización para realizar la operación a su hija, embarazada en una relación forzada. El caso quedó en manos del juez de Garantías Guillermo Federico Atencio, quien rechazó de plano el pedido antes del comienzo de la feria judicial, y la mujer, de 54 años y condición muy humilde, tuvo que regresar a su casa en la localidad de Guernica, sin respuesta a su petición. Tiene otra hija de 22 años que es portadora del virus del sida. En su resolución, el juez Atencio consideró que el inciso 2º del artículo 86 del Código Penal --que permite taxativamente el aborto en casos como el de esta mujer-- es inconstitucional porque "no se concilia con la filosofía de la corriente que inspiró a los Pactos y Tratados internacionales" a los que la Constitución Nacional --a partir de la reforma de 1994-- les atribuye la misma jerarquía que a la propia Carta Magna, y en los que "el derecho a la vida aparece como fundamental".

Otra mujer, también de condición humilde, pidió el 27 de octubre en el juzgado de instrucción Nº 9 de Capital Federal, autorización para que su hija, de 18 años, débil mental, pudiera interrumpir un embarazo producto también de una violación. El juez Roberto Muratore, a cargo interinamente de la causa, se negó a dar el permiso. Y sin esa autorización legal, en el Hospital Santojanni se rehusaron a practicarle la operación.

Distinta fue la decisión del juez de menores de La Plata Luis Bardi, quien días atrás no sólo no dudó en firmar la autorización del aborto, en el caso de una niña con una leve deficiencia mental que había sido violada, sino que además, advirtió que si no se cumplía la operación en el hospital local, ordenaría su realización.


La opinión de un especialista en ética

 

Por M.C.

"La familia de la niña de Trelew tiene todo el derecho en exigir que se le haga el aborto a su hija, por haber sido violada. La ley contempla el aborto en casos como el de ella. El punto de vista de los médicos del hospital (que se negaron a practicar la operación) es incorrecto. No se trata sólo de un problema ético, sino legal", consideró en diálogo con Página/12 el médico Marcos Meeroff, fundador y ex presidente de la Sociedad de Etica en Medicina de la Asociación Médica Argentina.

Para Meeroff es indistinto si la mujer violada que reclama en un centro público de salud la interrupción de un embarazo es débil mental o no. "El inciso 2 del artículo 86 del Código Penal lo dice claramente: el aborto no es punible si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente", agregó el reconocido especialista en Etica Médica. "Es una chica de 13 años que ha sido violada y eso es suficiente", añadió.

De esta forma, Meeroff respondió al ministro de Salud y Acción Social de Chubut, Carlos Lorenzo, quien defendió la negativa de los médicos de Trelew para concretar la operación de S.G. en que la niña violada "no era demente o idiota", dando otra interpretación al Código Penal.

Indignado por la posición de sus colegas del Hospital Zonal de Trelew y por la falta de decisión del juez Pfleger para ordenar la operación, Meeroff señaló: "De una buena vez tiene que haber un juez que haga cumplir la legislación. Hay que buscar la forma de ilustrar la mente de esta gente obcecada, que no hace otra cosa que deteriorar la salud de la población. No nos queda otro remedio que seguir insistiendo para que situaciones como éstas tengan una solución favorable".

 

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