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![]() La realidad es exactamente la contraria. El apresamiento de la iraní Nasrim Mohtari y la detección del brasileño Wilson Dos Santos, supuestas piezas claves de la pista iraní, mostraron otra vez que los servicios de seguridad argentinos no pueden aportar ni una prueba y que la investigación de los atentados tiene tres años de atraso. Las pesquisas no se pueden hacer, porque a cada paso que se da el que investiga encuentra a sus propios colegas envueltos en negocios delictivos. Lo que se firma en Washington es una pose para la foto, un acuerdo por el que se le adjudicará cualquier atentado a los satanes de la política internacional, pero no una efectiva estrategia de prevención que debería empezar por cambiar de pies a cabeza a las fuerzas de seguridad argentinas.
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