Una chica de 23 años logró poner en fuga a dos menores que quisieron robarle el auto, en Floresta. Los ladrones le dispararon, pero la bala no salió. La policía logró detenerlos.
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Por Carolina Bilder
La modalidad de asalto no es novedosa. Tampoco la actitud de los ladrones, que disparan a matar. Ocurrió hace una semana en Beccar, cuando Irma Vedia de Cassino paró frente a un semáforo y fue atacada por dos chicos que quisieron robarle. Aunque ella ni siquiera intentó resistirse, la mataron de un tiro en la cabeza. A la joven asaltada ayer en Floresta, en cambio, la acompañó la suerte. La sorprendieron después de salir de un almacén ubicado en el cruce de Mariano Acosta y Remedios, en Floresta. Eran las 13. "Los vi caminando detrás mío. Todo fue muy rápido: uno sacó un revólver de entre la remera y se le cayó al piso, mientras yo abría la puerta del coche", cuenta la joven a Página/12, todavía asustada. Alcanzó a subirse a su Renault 11, aunque no pudo arrancarlo, mientras uno de los agresores manoteaba la puerta. "Abrí... abrí", gritaba enfurecido. "Yo trabé el coche y atiné a tocar bocina. Enseguida salió una mujer de un negocio que me salvó la vida porque llamó a la policía", dice ella. En el mismo momento, uno de los ladrones disparó el revólver, pero el arma se trabó, según explicó luego la policía. Mientras los ladrones escapaban y la mujer gritaba, llegaron dos patrulleros de la comisaría 40º de Floresta, ubicada a tres cuadras. La joven y la vecina se subieron al móvil y siguieron el rastro de los asaltantes que, según relató ella, se fueron caminando. Los detuvieron a las pocas cuadras. Fuentes policiales precisaron que tienen entre 15 y 17 años, antecedentes por robo a mano armada y viven en los barrios Lugano I y II de la Capital. Además del revólver, "se les secuestraron llaves de distintas marcas de autos y una yuga para forzar cerraduras". La causa por "tentativa de robo" y "tenencia de armas de fuego" quedó a cargo de la jueza de Menores Silvia Sassano. "La chica estaba nerviosa, es inexperta porque nunca le habían robado de este modo y jamás había estado frente a frente con delincuentes, con la posibilidad de perder la vida", contó a este diario el subcomisario Alejandro Molinari. Desde el juzgado que lleva la causa y en la comisaría que intervino en el hecho insistieron en no revelar su nombre por temor a represalias. "No queremos darle de comer a los delincuentes", explicó el subcomisario Molinari. Y opinó: "No es cuestión de heroísmo, para mí tuvo suerte. En mi carrera he conocido otros hechos similares y casi siempre terminan mal".
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