Por David Cufré
La
convertibilidad está plenamente asegurada. Por eso quiero llevar la mayor tranquilidad
posible y decirle a la gente que su vida cotidiana no se verá afectada por lo que ocurre
en Brasil. Roque Fernández prefirió no esperar a su regreso a la Argentina desde
Washington, previsto para hoy al mediodía, para enfrentar a la opinión pública. En su
intento por calmar los ánimos, no tomó la precaución de conocer al detalle las
declaraciones de su número dos, Pablo Guidotti, quien a primera hora de la tarde admitió
que el efecto caipirinha será inevitable (ver aparte). Dos calificadoras de riesgo
internacionales y consultores privados explicaron cuáles serán las repercusiones del
crac en el país vecino sobre los argentinos.
En primer lugar, mencionaron que los bancos serán más remisos a otorgar créditos
tanto a las empresas como a los particulares y aumentarán las tasas de
interés. El efecto combinado de esa retracción y encarecimiento de los préstamos
provocará una caída del consumo, por lo que las empresas se verán obligadas a disminuir
la producción. La menor actividad económica traerá más desempleo, señaló
Gabriel Rubinstein, director de la agencia calificadora de riesgo Duff & Phelps.
La crisis en Brasil tiene un correlato recesivo en Argentina, agregó el
economista.
Las automotrices sufrieron en el último trimestre de 1998 un descenso significativo de
sus exportaciones a Brasil, hacia adonde destinan el 50 por ciento de su producción. Ello
motivó que las terminales suspendieran a diez mil operarios y habilitaran programas de
retiros voluntarios, a los que ya se adhirieron unos 500 trabajadores. La agudización de
la crisis financiera en el principal socio del Mercosur traerá aparejada menores ventas
de vehículos. El sindicato de los mecánicos Smata advirtió a mediados del
diciembre que si eso ocurría, corrían serio riesgo de desaparecer unos 2000 puestos de
trabajo. Este es uno de los sectores Brasil-dependientes que seguramente
expulsará mano de obra por los graves problemas en el país vecino. Como contrapartida,
es probable que las automotrices reduzcan los precios internos de las unidades.
No hay expectativas de que Brasil salga de la crisis en el corto plazo. Por lo
tanto, los exportadores argentinos sufrirán males mayores, señaló al respecto
Orlando Ferreres, el primer viceministro de Economía del gobierno menemista. Otro aspecto
a tener en cuenta es que se frenará la entrada de capitales. La crisis de Brasil
nos va a pegar porque se contraerá el ingreso de fondos. Eso me preocupa, sobre todo
porque las empresas ya han sufrido casi dos años de problemas. Es una situación difícil
para aquellas compañías que estaban esperando que en el 99 se despejara el
horizonte para refinanciar sus deudas, subrayó Lorna Martín, directora de la
calificadora Ibca.
Domingo Cavallo, por su parte, recomendó a empresas y familias ser muy prudentes en
su manejo financiero, al tiempo que criticó al Gobierno por aumentar la presión
impositiva. Si Brasil se va al demonio, Argentina va a perder capitales,
sostuvo el economista José Luis Espert.
Cómo lo verá el consumidor
Créditos: los bancos serán más remisos a otorgarlos y aumentarán las
tasas de interés. Los préstamos hipotecarios, para la compra de autos y personales
atados a tasas variables se verán encarecidos.
Desocupación: la restricción del crédito impactará sobre el consumo.
En consecuencia, las empresas producirán menos y expulsarán mano de obra. La tasa de
desempleo aumentará en función del grado de profundidad de la caída de la actividad
económica.
Precios: las automotrices sufrirán una caída de las exportaciones a
Brasil. Para amortiguar esa reducción en las ventas, apuntarán al mercado interno y
bajarán los precios de las unidades, a la vez que lanzarán una batería de promociones y
planes especiales de pago. También descenderían los precios de las vestimentas, por una
mayor afluencia de importaciones desde Brasil.
Turismo: la devaluación del 9 por ciento del real abarata los costos
para los viajeros a Brasil. Los turistas argentinos compran dólares a 1 peso y los
cambian a 1,32 reales en el mercado oficial. En el mercado paralelo, la moneda brasileña
se transaba ayer a 1,50 por dólar.
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EL VICEMINISTRO ADMITIO UN IMPACTO EN
ARGENTINA
Guidotti perdió el optimismo
Por D.C.
Si hay un
recrudecimiento de la volatilidad, un corte en el crédito y un aumento de las tasas de
interés, el efecto de lo que ocurre en Brasil se va a sentir en la economía y no hay
política que pueda evitar que el shock se perciba. La definición del viceministro
de Economía, Pablo Guidotti, fue un virtual reconocimiento de que el peor de los
escenarios imaginados para este año está a la vuelta de la esquina. Recesión, despidos
masivos, menores ingresos de capitales, encarecimiento del crédito y caída de las
exportaciones son los ingredientes del cóctel explosivo al que Guidotti hizo implícita
referencia.
Por lo pronto, el Gobierno decidió suspender la colocación de un título de deuda por
1000 millones de dólares y se apresta a hacer lo propio con la venta de las acciones de
YPF y del Banco Hipotecario, con lo que esperaba recaudar otros 3000 mil millones.
Desde que comenzó la crisis del sudeste asiático en julio de 1997, Guidotti convocó a
la prensa a su despacho cuando se vivieron jornadas de pánico. En esas ocasiones se
esforzó por desvincular a la Argentina de los sofocones externos, llegando a
sobreactuaciones de optimismo. Ayer, en cambio, reconoció la gravedad de la situación y
dijo que las próximas dos semanas serán cruciales para advertir la profundidad y la
extensión que tendrá la crisis.
Roque Fernández, quien acompañó a Carlos Menem en su visita a Estados Unidos,
aprovechó ayer su presencia en Washington para entrevistarse con el director gerente del
FMI, Michel Camdessus; con el número dos del organismo, Stanley Fischer, y con el
subsecretario del Tesoro de aquel país, Lawrence Summers. Las máximas autoridades del
FMI pusieron a disposición del Gobierno argentino los 2800 millones de dólares del fondo
contingente incluidos en el Acuerdo de Facilidades Extendidas, en caso de que
se cierre el acceso a los mercados de capitales. De todos modos, Guidotti puntualizó que
las necesidades de financiamiento están cubiertas durante el primer semestre, y que no se
colocarán títulos de deuda hasta tanto no se normalice la situación.
El FMI y Estados Unidos expresaron su confianza en la Argentina y en México,
dijo luego el viceministro, quien comentó que Fernández dialogó ayer telefónicamente
con su par mexicano, Francisco Gurría, para interiorizarse del panorama económico en ese
país e informar sobre la situación en Argentina. Hizo lo propio con el ministro de
Hacienda brasileño, Pedro Malán, quien le aseguró que no habrá una maxidevaluación
del real.
Hubo otros contactos. Por la mañana, Fernández pidió explicaciones sobre la renuncia
del presidente del Banco Central, Gustavo Franco. Nos sorprendió porque el día
anterior lo habían desmentido, comentó Guidotti, al tiempo que dijo que la noticia
le fue transmitida al equipo económico por el FMI. La segunda comunicación de Fernández
con Malán fue a primera hora de la tarde, cuando las bolsas de San Pablo y Buenos Aires
caían estrepitosamente. Luego, el jefe del Palacio de Hacienda se contactó con Carlos
Menem en Texas para informarle de los últimos acontecimientos.
Es fundamental que el Congreso brasileño apruebe de inmediato el paquete de ajuste
fiscal. En ese caso, habrá que ver si es suficiente para calmar a los mercados. Las
próximas dos semanas serán determinantes para ver cómo evoluciona la crisis,
aseguró Guidotti. Consciente de que el dique de contención brasileño es cada vez más
endeble, el funcionario enfatizó que el problema es de la economía brasileña, por
lo que la Convertibilidad no se verá afectada. Sin embargo, reconoció que la
actividad y el consumo sufrirán un impacto, aunque todavía es muy temprano para
evaluar las consecuencias, indicó.
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