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El archivo del terror


Por Luis Bruschtein


t.gif (67 bytes)  El abogado de Cristino Nicolaides aseguró que su defendido había “inventariado” la documentación sobre los desaparecidos. Agregó que para llegar a esa información ahora hay que preguntarle al actual jefe del Ejército, Martín Balza.
Esa documentación es la más buscada en todo el país desde que se fueron los militares del poder. Y su escondite ha sido el más cerrado de los secretos. La mayoría de los represores dice que no existe, que fue destruida, pese a que durante estos años han surgido indicios que demuestran lo contrario. Su hallazgo permitiría aclarar en forma definitiva ese período trágico de la historia argentina.
Una versión decía que había tres copias que fueron llevadas afuera del país y que estarían ocultas en bancos suizos. Se ha seguido el curso de los aviones que supuestamente llevaron la documentación al exterior. Se ha dicho que Jorge Videla, Emilio Massera y Jorge Acosta serían tres de las personas que saben dónde está esa información.
Nicolaides fue a la cárcel justamente porque está acusado de haber ordenado la destrucción de esa información y hay una orden firmada por su puño y letra en ese sentido. De alguna manera, si no fue destruida toda, sino sólo aquella que circulaba por fuera de las Fuerzas Armadas y los organismos de inteligencia, Nicolaides mejoraría su situación frente a ese cargo. Pero la aparición de esos documentos terminaría de condenar ante la historia a los militares de la dictadura.
La alusión a esos documentos por parte de Nicolaides no es ingenua. Sabe que su sola mención prende todas las lamparitas del escenario. Y tampoco es ingenua la alusión al actual jefe del Ejército, Martín Balza. La conducción de Balza decidió desprenderse de la rémora histórica que arrastraban desde la dictadura. Ya casi no hay militares en actividad relacionados directamente con la represión de esa época y los viejos represores se sienten abandonados. Una forma de obligarlos a solidarizarse nuevamente con ellos es involucrarlos.
Es difícil saber cuánto hay de cierto y cuánto de operación política en las palabras de Nicolaides. De hecho nunca pidió declarar en la causa por la verdad que sigue la Cámara Federal porteña desde hace varios años y cuya finalidad más concreta ha sido encontrar estos documentos que dice tener inventariados. En esa causa no estaba obligado a declarar pero en ésta sí. Falta saber si su declaración tiende a aclarar las cosas o a embarrarlas.

 

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