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Michael Jordan pidió el cambio y se fue del básquet para siempre

A los 35 años y en el apogeo de su largo reinado, el alero de los Bulls colgó la camiseta 23 con toda la gloria y las sonrisas.

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t.gif (67 bytes)  Michael Jordan, de 35 años, estrella de los Chicago Bulls y para muchos el mejor basquetbolista de todos los tiempos, anunció ayer su retiro, poniéndole así punto final a una espectacular carrera que lo llevó a imponer varios récords y la admiración de todos los amantes de este juego. Jordan confirmó la noticia previamente anunciada en una conferencia de prensa que se llevó a cabo en el estadio United Center, sede de los Bulls, en una sala ubicada a escasos metros de la estatua que se construyó en su honor y que lleva la inscripción: “El mejor que ha habido, el mejor que habrá”. El astro se mostró tranquilo cuando dijo que el básquetbol había sido todo para él pero que había llegado el momento de la segunda y definitiva retirada.
Jordan, de impecable traje oscuro y corbata amarilla, asistió a la conferencia acompañado por su esposa Juanita, el comisionado de la NBA, David Stern, y el “dueño” de los Bulls, Jerry Reinsdorf. “He vivido una etapa maravillosa de mi vida, pero estoy aquí para decirles que me retiro, sin que haya ningún motivo especial. Sencillamente, esta vez, a diferencia de la vez que lo hice –Jordan se retiró por primera vez en 1993– para jugar al béisbol, será definitiva”, argumentó. Además, el jugador que ganó seis títulos para Chicago en las últimas ocho temporadas, reiteró su agradecimiento a todos los seguidores de los Bulls y del país que siempre lo apoyaron, y remarcó que jamás los olvidará.
“He tenido la gran suerte de participar en un deporte en el que brillaron figuras como Larry Bird, Magic Johnson, Kareem Abdul Jabbar y muchos otros que me enseñaron grandes cosas”, señaló Jordan, quien también tuvo palabras de admiración para Stern, de quien dijo que había hecho posible que la NBA fuera admirada, y de Reinsdorf, un propietario de club con que el siempre pudo comunicarse sin problemas. También agradeció a los compañeros que lo apoyaron, “sin los cuales no hubiese sido posible conseguir seis títulos de liga”, y agregó que “ahora le toca el turno (de jugar) a otros profesionales y a mí darle más tiempo a mi familia, que tanto se ha sacrificado”.
Luego “Air”, como lo bautizaron los aficionados por sus increíbles saltos que provocan asombro, le cedió la palabra al dueño de la franquicia de los Bulls. Reinsdorf, a su vez, expresó: “Jordan es el más grande de la historia y hoy es un día triste para todo el básquetbol y especialmente para la familia de los Bulls”, para agregar después: “El sabe que siempre estará en nuestros corazones y en nuestras vidas y que los Bulls serán su casa”. Más tarde, presentó la colocación en el techo del United Center de la camiseta número 23, retirada del juego de casacas que utilizan habitualmente los Bulls, algo que ya había ocurrido en el ‘93.
A su vez, Jordan explicó que si bien físicamente se sentía perfecto, mentalmente estaba exhausto y no sentía el desafío de seguir jugando. Asimismo, el ex jugador abandonó la rueda de prensa con una sonrisa, un deseo y una sentencia: “Que la racha de los Bulls continúe aunque yo no esté. El básquetbol es mucho más grande que Michael Jordan”. Y se fue. Quizás, pensando en el nuevo partido que le tocará vivir.

 

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