Carlos Menem se enteró de la devaluación brasileña en Texas, por un llamado matutino de Roque Fernández y, según los funcionarios que lo rodean, lo escuchó sin demostrar ninguna alteración lo mismo había hecho en momentos álgidos como la muerte de Alfredo Yabrán. Después convinieron que el ministro seguiría toda la mañana y la tarde en Washington y se repitieron el mensaje que ambos continuarían transmitiendo: no cambiarás las reglas, no devaluarás.
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