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El gobierno no cree que la crisis brasileña impacte a la economía argentina, más allá de una suba de las tasas de interés que será transitoria. Negó que deban revisarse las previsiones de crecimiento del 3 por ciento para este año y que los créditos hipotecarios y cuotas de préstamos personales se puedan ver afectados. Y no accederá al pedido industrial de adelantar la rebaja en los aportes patronales para compensar la pérdida de competitividad respecto de la producción brasileña. No pasa nada, y por lo tanto nada se debe hacer, parece ser el apotegma oficialista. En la reunión de gabinete nacional, en cambio, el presidente Carlos Menem hizo gala de su habitual audacia. Insinuó la posibilidad de comenzar a estudiar la adopción del dólar como moneda única en todos los países del continente americano a partir del 2005, para cuando piensa estar nuevamente al frente del gobierno nacional. El ministro de Economía, Roque Fernández, ofreció una conferencia de prensa por la tarde, en medio de la turbulencia de los mercados, cuando la bolsa argentina registraba una caída del 6 por ciento y en San Pablo y Río se habían interrumpido las operaciones por la debacle superior al 10 por ciento. Nuestra política económica es correcta y se basa en prever. Acumulamos fondos para seis meses previendo que el acceso al mercado se complique, puntualizó, adelantando el argumento que luego presentaría ante sus pares del gabinete nacional y el presidente de la Nación. El común de la gente con ahorros va a pasar un buen momento, lamentablemente para el resto de la economía, dijo en alusión al aumento de las tasas de retribución de sus depósitos. Pero al mismo tiempo, negó que esa suba pueda incidir en los costos de los créditos hipotecarios y perjudicar con un incremento de las cuotas a quienes están comprometidos en compras a crédito. Un razonamiento más que curioso para eludir el efecto sobre los préstamos a tasa variable. También aseguró que el gobierno no dará marcha atrás en su afán por colocar en el mercado las acciones del Banco Hipotecario e YPF, pese a las turbulencias y contradiciendo lo sugerido anteayer por su viceministro, Pablo Guidotti. El inversor que analiza estas compras está pensando a largo plazo, y le preocupa poco si a la semana o al mes siguiente oscila la cotización, dijo. Sin embargo, dejó abierta la puerta para un cambio de criterio si más adelante los bancos asesores recomiendan que levantemos la operación. Carlos Silvani, titular de Ingresos Públicos, admitió que podría haber una caída en la recaudación de impuestos si se produce una caída en el nivel de actividad. Y transmitió los dichos de Michel Camdessus, titular del FMI, durante un desayuno que compartió junto a Menem en Washington. En tono supuestamente tranquilizador, el pope del FMI habría sostenido la tesis de que en realidad, una situación tan tensa como la que estaba viviendo Brasil, tal vez pueda ayudar y no perjudicar, porque este tipo de crisis a lo mejor pone más en evidencia la necesidad de reformas estructurales. Me pareció interesante, comentó Silvani. Mejor que los brasileños no lo oigan.
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