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Se encarece el credito, que quedara restringido a clientes de altos ingresos
Adiós a la compra en cómodas cuotas

El primer impacto del Efecto Banana: las grandes empresas ya pagan tasas un 50 por ciento más caras que antes de la devaluación brasileña. Y sólo por renovaciones, porque los bancos no dan nuevos créditos. Los préstamos personales e hipotecarios, sólo se ofrecerán a tasa flotante. Y a rezar.

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Al deudor en tasa flotante (o variable) sólo le queda rezar para que los intereses no se disparen.
Los operadores de la bolsa ya rezan para que el impacto de la crisis brasileña no se prolongue.

  Por Pablo Ferreira

t.gif (67 bytes) Las grandes empresas, tras la crisis desatada por la devaluación brasileña, pagan tasas de interés un 50 por ciento superiores a las que los bancos les cobraban hasta el último lunes. Además, de no ocurrir en los próximos días un fuerte vuelco favorable en la situación de Brasil -algo que casi ningún analista espera–, la escalada arrastrará también a todas las tasas de préstamos del sistema financiero. El efecto más directo se reflejaría en la financiación de las tarjetas de crédito, precisamente cuando empezaban un proceso de reducción, y en los descubiertos en cuenta corriente que alimentan el movimiento económico de las pymes. Los créditos hipotecarios y prendarios se volverán inaccesibles porque se espera que, en caso de mantenerse, sólo se ofrezcan a tasas variable y a clientes de altos ingresos.
Las líneas de préstamos personales y de consumo, en tanto, padecerán el alza de las tasas una vez que los bancos –aún sorprendidos por los acontecimientos– verifiquen que la debacle del vecino país exigirá más que una semana para alcanzar una verdadera solución. El escenario fue pintado ayer a Página/12 por cuatro entidades encumbradas entre las principales del sistema: el BBV-Francés, el Galicia, el General de Negocios y el Credicoop.
En realidad, la descripción de los financistas entraña para los tomadores de préstamos un panorama más oscuro que el señalado. En la city creen que a la suba de tasas se añadirá una restricción defensiva de la oferta de créditos por parte de las entidades financieras. Estas, recordando la fuga de depósitos durante el efecto Tequila en 1996, buscarán asegurar razonables niveles de liquidez.
Las casas matrices de las principales instituciones financieras de la plaza local –principalmente, estadounidenses y españolas– recibieron instrucciones de reducir el grado de exposición en el país, en previsión a una profundización de la crisis sudamericana. Por ahora, la repercusión ha sido postergar operaciones hasta tener un panorama más claro.
“Las tasas obviamente van a subir, porque aumentó el riesgo país”, aseguró Gloria Prusak, gerente de Finanzas del Banco Credicoop. La especialista aclaró que la tasa de retorno de los bonos de largo plazo del gobierno, que se toman de referencia para establecer ese riesgo, aumentó en los dos últimos días cerca del 45 por ciento. “Hoy (por ayer) el FRB se ubicó en el 16 por ciento a tres años, cuando no llegaba la semana pasada al 12”, ejemplificó Prusak. Una señal clara al respecto la dio el propio Roque Fernández: decidió suspender las colocaciones de deuda del gobierno hasta julio próximo para no convalidar ese nivel de tasas.
Más enfático aún fue Julio Barroero, gerente general del Banco General de Negocios. “No hay ninguna duda de que habrá una suba de las tasas de interés en todos los créditos y sus niveles empeorarán aún más si se agudiza la crisis monetaria en Brasil”. Para este financista se trata de “un proceso que se va a dar indefectiblemente”. En su opinión es provocado por un doble efecto gatillado por la crisis de Brasil: una demanda de crédito adicional en la plaza local y una oferta menor por la restricción de los bancos. De todos modos el directivo del BGN destacó que “no hay muchas operaciones con las nuevas tasas porque todos (banqueros y tomadores) tratan de pasar las operaciones para mañana”.
De acuerdo a la apreciación de Prusak, la suba de tasa se genera por tres mecanismos básicos: 1) hay más riesgo de recupero para los bancos dada la baja en el nivel de actividad esperada, lo que a su vez apareja mayor riesgo de morosidad, que se traduce en el aumento de las tasas; 2) hay menos flujo de capitales externos, lo cual provoca mayor presión sobre la tasas pasivas (las que pagan los bancos por sus fondos) y el movimiento es acompañado por las tasas al público; 3) las tasas son, además, impulsadas por las empresas de primera línea que toman fondos en elexterior y que ahora sufren el cierre de esos mercados. “Ya hace tres o cuatro días que los bancos grandes están pagando tasas altas”.
Al respecto, Gabriel Castelli, gerente financiero del Banco BBV-Roberts, contó ayer que las tasas de los plazos fijos a treinta días mayores a un millón de pesos crecieron de un rango de 8/8,25 al 10/12 por ciento en pesos y los en dólares del 7/7,25 al 8,5/10 por ciento. De acuerdo a este ejecutivo, si Argentina no devalúa (“como es el convencimiento generalizado”), las tasas pueden subir un escalón del orden del 5 por ciento anual para los préstamos de corto plazo. En cambio, considera que los préstamos minoristas de consumo se restringirán sobre todo por el temor de la gente. Además, los bancos no van a repactar a las tasas vigentes y no habrá demanda tampoco de hipotecarios y prendarios. “Si la crisis sigue dos semanas, todas las tasas pasarán a ser flotantes por lo que no van a tener demanda”, dijo respecto de los créditos para la compra de viviendas.
Con relación a los préstamos a las familias, Barroero recordó que la suba sufrida por las tasas a empresas de primera línea (habrían trepado alrededor del 50 por ciento), no se trasladarán de inmediato en esa proporción a los préstamos ordinarios. “Los bancos tienen claro que, por caso, un préstamo hipotecario individual no es lo mismo que uno otorgado a la Ford”. De hacerlo, explicó, sólo se asegurarían aumentar la morosidad de sus carteras, por eso no es lo primero que se ajusta. La contrapartida negativa es que así “se corta todo crédito nuevo”. Los bancos prefieren esperar dos meses hasta que aclare la situación.
Respecto de los créditos de consumo, lo que ocurre es que se restrinjen los propios tomadores “porque las tasas de interés de las tarjetas, por ejemplo, como las de los descubiertos, se ajustan automáticamente”. El acuerdo con el gobierno sobre la reducción de tasas “suponía una marco diferente”, pero si es transitorio este problema, los bancos van a hacer lo imposible para respetarlo. Lo que juega en contra es que la incobrabilidad sube en una proporción importante.
Olarra Giménez, economista del Banco de Galicia, también asegura que “la suba es inevitable”. Los intereses de los hipotecarios y las tarjetas de crédito, entre otros, “mucho o poco, pero sin duda van a aumentar”. Para el experto, el nivel de las tasas va a quedar a medio camino entre los anteriores valores y los actuales.
Los analistas coinciden en que la lotería en que se han convertido las tasas de interés depende exclusivamente de la profundidad y continuidad del escenario crítico de Brasil. Aunque no hay ningún elemento que permita determinar hoy con certeza el plazo de esta crisis, Olarra Giménez piensa que “puede durar entre uno y seis meses”. Según Barroero, “lo más preocupante es cuál va a ser la profundidad y extensión de la crisis”. Esto les permitiría a los banqueros establecer el nivel de desaceleración o incluso de recesión que le puede aparejar a la economía en 1999. “En esos casos, el problema se traslada a muchos sectores y nuestro riesgo es mucho mayor”. En tanto, Prusak recordó que en la última crisis que sufrimos en agosto pasado, los niveles de las tasas volvieron a su cauce en dos meses.

 

CAYO OTRO 4,4 POR CIENTO
La Bolsa no se tomó respiro

t.gif (862 bytes) El Gobierno explicó detalladamente por qué la crisis brasileña no afectará a la Argentina, pero la Bolsa no se tomó respiro en la rodada. Los papeles empresarios perdieron ayer 4,4 por ciento en promedio y en lo que va de la semana la caída llega al 20,2 por ciento, casi la mitad de la baja que se anotaron en todo 1998. La intuición de los financistas de que al gobierno de Fernando Henrique Cardoso no le quedará otra alternativa que volver a ceder ante las presiones del mercado empuja hacia abajo a los precios de las acciones.
El índice MerVal terminó en 340,61 puntos, el mismo nivel que mostró el último 10 de setiembre, en medio de la corrida bursátil que estalló no bien Rusia se declaró insolvente. Desde que a fines de noviembre el MerVal encontró su último pico –de 519,4 puntos–, ya lleva perdido el 34,4 por ciento. “La crisis brasileña no se solucionará hasta que Cardoso ataque decididamente su problema central: la abultada deuda interna que le cuesta 9000 millones de dólares mensuales. Mientras no lo haga, será difícil vislumbrar cuál será el piso de los valores de las acciones”, opinó en diálogo con Página/12 Federico Muñoz, analista de la casa bursátil C&E Consultores. Otro dato preocupante: ayer se pactaron negocios por 49,4 millones de pesos, el doble que hace una semana cuando en el recinto pocos se imaginaban la corrida en Brasil.
La incertidumbre volvió a lastimar a los títulos de deuda. Los Brady cedieron entre 2,8 y 5 por ciento. Y los Bocon hasta 4,7 por ciento. Las acciones de los bancos fueron otra vez las más perjudicadas por la crisis. Bansud cayó el 13,2 por ciento; Galicia, 10,1; BBV Francés, 9,4; y Banco Río, 8,9. Para este desempeño influyó la decisión de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P), que ayer degradó las calificaciones que les había otorgado a varias entidades locales ante la mayor exposición que tienen frente a los acontecimientos en Brasil. Los bancos a los que se les rebajó un escalón la nota fueron: Río, BBV Francés, Galicia, HSBC Banco Roberts y Banco Hipotecario. “La perspectiva de todas estas instituciones se mantienen negativa”, dijo S&P. Y añadió: “La abrupta decisión de Brasil puede crear un aumento significativo en el deterioro de las condiciones económicas y en la confianza de los inversores, afectando la calidad de los activos y la liquidez de los bancos argentinos”. S&P también rebajó sus calificaciones a bancos brasileños, chilenos, mexicanos y uruguayos.
Como sucede en los peores momentos de la crisis, las empresas ingresan en el mercado para intentar defender el valor de sus papeles. Cresud e IRSA, dos compañías controladas por el financista George Soros, fueron habilitadas para comprar acciones propias en el recinto por hasta 16 millones de pesos.


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