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Rudiger Dornbusch, economista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), pronosticó que si el gobierno de Brasil se mantiene en sus políticas actuales en la esperanza de que las presiones del mercado desaparecerán, puede llevar al país a una catástrofe semejante a la crisis rusa. Y señaló que en el menú de caminos posibles para superar la crisis figuran una profunda reforma fiscal que consideró que sería un milagro que Cardoso consiguiera llevar a cabo y una nueva devaluación del 20 al 25 por ciento del real, junto a una reestructuración de la deuda interna, de 300 mil millones de dólares. En una entrevista con el diario Folha de Sao Paulo, Dornbusch descargó todo el desagrado que siente por la gestión de Fernando Henrique Cardoso, a quien calificó como un presidente que es ineficiente en todo, menos en gastar el dinero de los contribuyentes y aumentar la deuda pública. Evaluó a la nueva política cambiaria brasileña como un bluff, no es una maxidevaluación, ni una mididevaluación, no es nada; sirve apenas para desahogar un poco la presión sobre las reservas brasileñas. Quiere decir apenas que el Plan Real no se va a acabar esta semana. Es una ilusión creer que la ampliación de la banda va a resolver los problemas del gigantesco déficit presupuestario, de la moneda sobrevalorizada, de la recesión y de la mega tasa de interés apuntó. La salida es una reforma en los moldes de la Argentina. Pero el presidente (Cardoso) prefiere seguir el ejemplo de México, en los meses que precedieron a la crisis del tequila. Dornbusch explicó que Brasil enfrenta el fuerte desafío de recuperar la confianza de los mercados externos. Pero eso no sale de la ampliación de la banda cambiaria refirió, saldrá de la percepción de los inversores de que existe disciplina fiscal. Pero el mercado sabe que el presidente no tiene poderes para lograr un profundo ajuste. Tampoco cree que el Fondo Monetario Internacional pueda ser de gran ayuda para Brasil en estas circunstancias. No puede hacer nada por el presidente, puede colocar otros 9 mil millones de dólares a disposición de Brasil (equivalentes al primer tramo del apoyo financiero otorgado por la comunidad internacional), pero eso es apenas un puente para permitir que el presidente cumpla sus promesas de ajuste fiscal. El economista del MIT considera que Brasil está en camino de un Plan B, que reemplazará al Real. Todos quieren saber cuál es ese plan, manifestó. Al ser interrogado por el diario paulista sobre cuáles eran las alternativas, respondió que veía cuatro hipótesis, que son excluyentes. La primera es un milagro, que sería una profunda reforma fiscal. La segunda sería que el presidente entendiera que, después de 20 años sin crecimiento del PBI per cápita, Brasil precisa reformas radicales. La tercera es una devaluación del 20 al 25 por ciento de la moneda y una reestructuración de la deuda interna, con un alargamiento de los plazos de pago y reducción de los intereses. Y la cuarta es el mantenimiento de las políticas actuales, en la esperanza de que las presiones desaparecerán. Pero eso puede llevar al país a una catástrofe, semejante a la crisis rusa, concluyó.
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