Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


OPINION
Por Rodolfo Frigeri *



Buscar otros mercados


El problema central de Brasil es su deuda interna que asciende en estos momentos a 320.000 millones de reales. La combinación de sus tasas al 30 por ciento anual determina que los intereses que el Estado brasileño debe pagar ascienden a 100.000 millones de reales. A su vez, esto origina un déficit de su presupuesto de 9,8 por ciento del PBI. La contracara es que Brasil tiene todavía una economía real intacta con extraordinaria potencialidad.
Frente a la magnitud de la crisis, Brasil tiene en estos momentos dos esquemas para resolver su problema. Un esquema es reprogramar la deuda interna con un plan similar al Bonex aunque esto no está en la mente de Cardoso. El otro esquema es un paquete de medidas de ajuste que necesita la aprobación del Congreso y que implican un ahorro de 28.000 millones de dólares. Brasil optó por hacer un escalonamiento de su problema con su deuda interna. El objetivo es reducir en tres años los intereses de su deuda interna, llevándola a 50.000 millones, es decir reducir la tasa de interés del 30 al 13 por ciento. En la medida en que Brasil baje su tasa de interés, vuelve a crecer rápidamente. La desconfianza de los mercados internacionales radica en la real capacidad que tenga Brasil de cumplir estos objetivos.

Argentina y la crisis
Cuando el Banco Mundial calcula que Argentina va a crecer en 1999 un 3 por ciento, lo hace pensando en un crecimiento brasileño del -1 por ciento (menos uno por ciento). Pese a la situación de Brasil, Argentina va a mantener ese índice y podrá superarlo si hay una recomposición de la economía brasileña.
Hay que aclarar que el pronóstico global de crecimiento para América latina es de 1,5 por ciento en 1999 y el de Argentina duplica ese valor, siendo el mayor de la región.
El impacto mayor de la crisis brasileña sobre la Argentina será el proceso recesivo de Brasil, luego de la actual crisis. Disminución de las importaciones del Brasil, lo que afectará nuestro comercio exterior. Pero Argentina tiene el desafío de obtener otros mercados para colocar sus productos. No obstante ello, el problema de nuestro país no es la “brasildependencia” sino su estructura global exportadora y su capacidad de penetrar en otros mercados.

El sistema financiero ante la crisis

Adicionalmente se les presenta un problema a los bancos argentinos. Las empresas multinacionales que antes se financiaban en el exterior empiezan a demandar créditos en el mercado interno. Las mismas casas matrices les ordenan a sus subsidiarias que tomen créditos en moneda local a cualquier tasa. Hoy lo están haciendo al 18 por ciento anual en pesos.
Frente a la mayor demanda de crédito para el sector privado, hay que estudiar seriamente medidas que respondan a la nueva realidad. Una de ellas puede ser la baja de los encajes para que los bancos dispongan de mayor liquidez y puedan tener mayor capacidad prestable.
Este es un proceso dinámico, hay que estar muy atentos y contemplar todos los escenarios. Si en el día de mañana a Brasil no le alcanza con esta devaluación y la repite, el Estado nacional debe tomar medidas inteligentes y que nos beneficien. Esto no tiene que ver con abrir y cerrar la economía. No se puede ser rígidos. Sin fundamentalismos, ni dogmatismos, debemos analizar todas las opciones posibles. Más que nunca hoy debemos ser pragmáticos. Argentina realizó en la última década un proceso de transformación basado en el pragmatismo.

* Presidente del Grupo Bapro y diputado nacional.

 

PRINCIPAL