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“Noches de Moria”, un talk show
que intenta evitar la estridencia


Desde Mar del Plata, donde lleva adelante una nueva temporada de
su “Playa Franka” y protagoniza “Tetanic”, la vedette propone
cada lunes un perfil diferente, con la mujer como protagonista.

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Esta vez, Moria busca un tono entre relajado y humorístico.
El interés depende de lo que tengan para decir sus invitados.

  Por Mariana Enríquez

t.gif (67 bytes) En los últimos dos años, Moria Casán tomó la decisión de cambiar su imagen. “Amor y Moria”, su ciclo de América TV a las 17 horas, comenzó como una suerte de programa picaresco con parejas, y pronto mutó en un talk show casi exclusivamente femenino, con numerosos testimonios de mujeres golpeadas, tema del que la diva se hizo militante, al punto de colaborar con un refugio para víctimas de la violencia familiar. Si bien “Amor y Moria” no escapaba a los excesos bizarros de los talk shows y abundaban los sainetes tragicómicos y el griterío propio del género, por lo menos trataba de mostrar a la vedette en una etapa más reflexiva.
Con el verano, Moria Casán se trasladó a Mar del Plata: volvió a los escenarios de la revista con Tetanic (el título de la obra lo dice todo) compartiendo cartel con la eterna Isabel Sarli. De día, continúa con Playa Franka, su balneario donde invita a las mujeres a hacer topless, y sus ceremonias de cortada de corpiño, muy concurridas por voluptuosas chicas interesadas en mostrar sus atributos ante las cámaras de TV que documentan las actividades del balneario.
Aun así, merced a su decisión de mantener su perfil reflexivo/ feminista/ librepensador, Moria inauguró un nuevo programa los lunes a las 23 por América. Se llama “Noches de Moria”, se emite desde Mar Del Plata, y se trata de un programa de entrevistas, con invitados que departen con Casán acerca de temas relacionados con la sexualidad y el rol de la mujer.
El riesgo del programa es, claro, que los invitados digan algo interesante. Moria, por suerte, no comete los exabruptos de Lía Salgado, ni los quiere cometer. Su programa pretende un tono relajado y humorístico, y quizá podría convertirse en una suerte de “La Biblia y el Calefón”, pero con menos histeria. En el primer programa, estuvieron invitadas María Marta Serra Lima, Betty Elizalde, Marcela Tinayre y la diputada Elisa Carrió. Las cuatro mujeres hablaron de divorcios, segundos maridos, amantes, limpiar la casa, los hijos, la independencia. María Marta contó algunos detalles de su romance con Sandro. Tinayre aseguró que “mi madre es ahora más personaje que madre” y contó algunas aventuras de rebeldía adolescente. Carrió habló de las ventajas de dejar de preocuparse por la gordura: de joven, ella fue una beldad delgada, “pero ahora soy más feliz”. Con algunos tramos interesantes, lo que ocurría en aquel debut era que, cuando la conversación caía, el zapping se hacía urgente.
Cada noche de Moria se plantea diferente. Por eso, el lunes pasado, el estudio se pobló de travestis, transexuales, gays y lesbianas, invitados a charlar acerca de las elecciones sexuales. Gabriela Grey, la travesti que tenía una columna erótica en Sex Humor (“El Buzón de Cacho”), una mujer lesbiana, un hombre gay portador de HIV, una mujer bisexual y una mujer que había hecho operación de cambio de sexo (nació hombre). Moria manejó la situación tratando de dejar de lado el amarillismo: así, Grey contó cuánto le gusta verse en un espejo con un cuerpo femenino y órganos genitales masculinos, y la mujer lesbiana explicó cómo va a contarle su elección sexual a su hijo. El hecho de que no exista un panel y de que se deje hablar a los entrevistados sin que nadie los juzgue es un mérito del programa: se sabe que, desgraciadamente, las elecciones sexuales diferentes siguen escandalizando a algunos y provocando el morbo de otros, y por lo tanto levantan el rating. Pero eso no se nota en el programa, porque el manejo de Moria es natural, sin producción ni las insoportables “introducciones a las historias” en tono testimonial. Además, los invitados tuvieron la inteligencia de decir lo que querían, sin exponerse, dando lugar a lo más difícil de hallar en esas circunstancias: el humor.

 

 

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