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Evidentemente, en principio, se trataría de un atentado. Están las huellas de los balazos en el fuselaje del helicóptero, de acuerdo con la pericia que se llevó a cabo, y ahora faltaría determinar quiénes han sido los responsables de esta maniobra. Un político siempre está expuesto a este tipo de situaciones, dijo ayer el presidente Carlos Menem sobre la muerte de su hijo, Carlos Menem Jr. Consultado sobre los posibles móviles del ataque, aseguró que siempre hay posibilidades de atentados, ya sea en forma directa al que ejerce estas funciones que yo estoy ejerciendo o a su familia y en ese sentido, enfatizó que Zulema Yoma siempre fue muy intuitiva. Ayer, desde Punta del Este, Menem dio una entrevista a Crónica TV en la que volvió a tocar el tema de la muerte de su hijo Carlitos, que falleció el 15 de marzo de 1995, cuando el helicóptero que conducía junto al automovilista Silvio Oltra se estrelló en Ramallo. Lo extraño todos los días y en todos los momentos, era un chico magnífico que todavía tenía mucho que darle al país a partir de su actividad, dijo. Durante varios años, la única que creía que Menem Jr. había sufrido un atentado era su madre, Zulema Yoma, quien se resistió a la versión oficial, en ese entonces avalada por Menem, y pidió a la Justicia que cambie la carátula. El Presidente modificó su postura cuando se dieron a conocer los resultados de la pericia que realizó Gendarmería, que indicaban que el helicóptero Bell tenía esquirlas de proyectil de arma de fuego. El 15 de julio de 1997, el juez Carlos Villafuerte Ruzzo recaratuló la causa como investigación causal sobre muerte, eliminando así la palabra accidente. Cuando, el 17 de octubre de 1998, Villafuerte Ruzzo decidió archivarla, decidió también relativizar ese estudio, ya que los restos del helicóptero estuvieron durante algunos meses en un galpón sin control alguno y para el magistrado, alguien pudo dispararles para sembrar pruebas falsas. Para fundamentar su decisión, el magistrado explicó, en un fallo de 425 páginas, que unos cuarenta testigos declararon que vieron el helicóptero de Junior volar a muy baja altura y enredarse en los cables que cruzaban la ruta a Rosario. También atendió a los dictámenes de la Fuerza Aérea y la compañía Bell, que analizaron el aparato después de la caída y se pronunciaron a favor del accidente. Para Zulema, la pericia de la Fuerza Aérea es poco confiable ya que fue dictada por la Casa Rosada y en el caso de la Bell les convenía sostener que el helicóptero se cayó por un error de Carlitos. Ruzzo no le dio importancia al destino trágico y en circunstancias dudosas de varios testigos que declararon en la causa. Todavía no se discutía siquiera la posibilidad de que se produjera un cambio de carátula, cuando seis personas vinculadas a la investigación sufrieron violentos accidentes. Epifanio Lorenzo Siri, uno de los que vio la caída del helicóptero, había sido citado a declarar, pero murió atropellado por un auto Fiat 147 el 18 de abril de 1995. Miguel Luckow, perito, fue el primero de la Fuerza Aérea en llegar al lugar y fue baleado en un intento de robo en la puerta de su casa. Hugo Sánchez Trotta, ex preso, había prometido ir a declarar y aportar información, pero antes murió enfrentado por policías. Héctor Bassino, comisario, fue uno de los primeros en llegar al lugar. Murió en junio de 1997 durante un supuesto asalto en la puerta de su casa. Emilio Mancini, hermano del perito de Gendarmería José Luis Mancini, fue abordado por cuatro hombres en una esquina de Villa Centenario y quedó paralítico. Jorge Artoni, ex titular del Comité de provincias de la Secretaría de Seguridad, recibió una balacera en la puerta de su casa. El juez desestimó también la declaración de los testigos indirectos. Zulema Yoma presentó varios testimonios de personas que dicen que Carlitos les comentó que tenía miedo y que estaba amenazado por una mafia en la que estarían el secretario presidencial, Ramón Hernández, el jefe de la custodia, comisario Guillermo Armentano, y el ex secretario de Seguridad, Andrés Antonietti. Zulema presentó como testigo a la dirigentejusticialista Yolanda Guzmán, que trabajaba en la Casa Rosada y declaró que Carlitos le contó lo de las amenazas el día anterior a su muerte. El juez pidió el procesamiento de Guzmán por falso testimonio, ya que alega que tiene siete testigos que declararon en la causa y que sostienen que Carlitos no estuvo en la Casa Rosada aquella tarde, sino que se quedó en el taller preparando el auto para una carrera de Rosario. En el momento del cierre de la causa, Zulema Yoma declaró que no le extrañaba la decisión del juez, ya que el Presidente Menem nunca quiso asumir la responsabilidad de padre y siempre ocultó que lo de Carlitos fue un atentado. Sin embargo, un tiempo después, tanto Yoma como Menem apelaron la decisión del magistrado ante la Cámara Federal, que ahora debe decidir si la causa debe continuar abierta. Estas son heridas muy difíciles de cicatrizar, son heridas que quedan abiertas por el resto de los días, y especialmente para los padres y, por supuesto, para Zulemita, sostuvo ayer Menem. También contó que recuerda a su hijo con mucho cariño, con mucho amor, el amor lógico que deben sentir los padres por sus hijos. Era muy bueno y amaba a la gente, a sus padres, a su hermana.
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