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COMO SE PRESENTA, EN LOS PAPELES, LA TEMPORADA MUSICAL 1999
Tan sólo unos pocos peligros sensatos


A diferencia del año pasado, que comenzó a todo galope con U2 y los Rolling Stones, esta temporada anuncia golpes dosificados y sin mayores sorpresas. Con los ojos puestos en el inquietante panorama económico, los productores de rock y música popular apuestan sin perder la cautela.

El estadounidense Beck (derecha) vuelve a ser anunciado, esta vez para Obras y en octubre.
La rendidora Alanis Morisette y los cambiantes Metallica son otras ofertas del rubro rockero.

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Por Fernando D’Addario


t.gif (67 bytes)  El año pasado, tamizado por dos tempranas explosiones de rock (U2 y los Rolling Stones) que sobrevuelan la frontera de la memoria con una sensación de lejanía que asusta, se caracterizó por los golpes –pocos pero certeros– de nocaut. Un último impacto, el Mundial de Francia, fue tan contundente que dejó groggy al segundo semestre del año. La temporada que comienza, en cambio, amenaza con encarar una sucesión de golpes medidos y previsibles, de cuya efectividad nadie duda, aunque no alcance para soñar de antemano con veladas de gloria. Las elecciones presidenciales (otro hecho extramusical, ¿o no tanto?) podrían cambiar el tono del espectáculo, y es probable entonces que cuando la temporada esté a punto de extinguirse algunos sólo tengan ánimo para conciertos de blues, y otros pedirán que se adelante el Carnaval carioca (sin alusiones a la Bolsa). Y la mayoría, como siempre, seguirá su vida como si nada.
Lo que se verá musicalmente este año en Buenos Aires, siempre y cuando se confirmen tratativas, rumores y especulaciones varias lanzadas por las productoras, tiene que ver con un estándar que fluctúa sabiamente entre la calidad artística, la mínima seguridad de taquilla y cierto riesgo empresarial en unos pocos casos. Metallica, Kiss, la dupla Page-Plant y Aerosmith asoman como los números a priori más convocantes en el rubro rockero, mientras que en el campo de la música popular se especula con que Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute reconfirmarán su ya archiconocido romance con el público porteño. Y en el ámbito melódico, una masa enfervorizada de púberes profanará la cancha de Boca cuando Enrique Iglesias actúe allí el 17 de abril.
Pero también se concretarían algunos desembarcos menos previsibles. La probable visita de los Chemical Brothers (mes de mayo, estadio Obras, son las variables de tiempo y lugar que se barajan) serviría para testear cómo anda el panorama de la música electrónica en la Argentina, unos meses después de Prodigy. Los Beastie Boys llegarían en el transcurso del segundo semestre, también a Obras, un lugar que supieron reventar en abril de 1995. Esta vez traen Hello Nasty, un nuevo y furibundo disco bajo el brazo. En cuanto a Beck, para qué andar aventurando: se dice que tocará por fin en Obras, a más tardar en octubre. Pero desde hace un par de años en enero siempre es una fija, y hasta ahora el único Beck que vino es Jeff. Difícilmente haya dudas en lo siguiente: la visita del año debería ser Village People. No se sabe en qué condiciones vienen (jóvenes y bellos seguramente no), pero volver a escuchar hits como Y.M.C.A. garantiza una dosis de bizarría difícil de igualar en este fin de siglo. Ni siquiera podrían ser eclipsados por Marilyn Manson, que actuará en mayo en algún lugar de Buenos Aires.
Y después, el aluvión de dinosaurios ilustres: en abril Kiss tocará por tercera vez en Argentina (por segunda vez pintados), esta vez para presentar su nuevo disco de estudio, Psycho Circus. Nadie espera otra cosa que los éxitos de siempre. Para aquellos distraídos o desafortunados que se lo perdieron hace cuatro años, este año tendrán revancha con Jimmy Page y Robert Plant, que es como decir Led Zeppelin. Amantes de la música egipcia, abstenerse. La dupla, con lo que tiene, con lo que puede, volvió al rocanrol. Y Aerosmith sigue de gira, aunque el solo hecho de que sus líderes, los toxic twins Steven Tyler y Joe Perry, sigan vivos, parezca un milagro. Acaban de sacar un doble disco en vivo (valga la redundancia) y lo presentarán en vivo en Buenos Aires, después de julio. Metallica, que iba a venir en abril, parece que se va a demorar hasta el segundo semestre. Tienen tiempo para volver a cambiar de peinado. Alanis Morisette (que por supuesto no integra el aluvión de dinosaurios) ya no vende veinte millones por placa, pero siempre es una oferta tentadora. También vendría antes de fin de año. Y para los amantes de los firuletes con buen gusto, cuando en abril actúe Joe Satriani en Buenos Aires los fans buscarán loslímites entre el banquete y el empacho de sonidos guitarrísticos. No se sabe si es una buena o una mala noticia: no viene Rod Stewart.
En la denominada música popular no se prevén sorpresas, pero algunas buenas noticias alcanzan para ir matizando la espera. Por ejemplo, la de Joao Gilberto, el más grande y enigmático de los intérpretes de bossa nova, que deleitó al público argentino en 1997 y volverá a hacerlo el 5 y 6 de marzo próximos en el teatro Gran Rex. El hombre que popularizó el clásico “Desafinado” (valga la absoluta contradicción), está preparando disco nuevo. Después de haber dejado a sus fans durante dos años con síndrome de abstinencia, Silvio Rodríguez volverá a Buenos Aires. Su nueva serie de shows porteños se efectivizará entre junio y agosto. Vendrá a presentar Descartes, acompañado sólo por su guitarrista, Ruy Guerra. Otros artistas populares y no tanto bajarán en el transcurso del año al sur del Tercer Mundo: Raúl Barboza, residente en Francia desde hace muchos años, actuará el 5 de febrero en La Trastienda. Los históricos Inti Illimani (sí, aún existen) removerán nostalgias a mitad de año; Luis Eduardo Aute militará desde el escenario en setiembre, y Martirio paseará su atractiva extravagancia no se sabe cuándo. Algunas cosas no cambian con la vuelta de hoja al calendario. En el ‘99 también habrá aluvión de músicos cubanos: Annabell (hermana de Silvio) actuará en mayo, Los Jóvenes del Son lo harán en julio y los Van Van, que ya conocen la idiosincrasia salsera porteña (el único lugar de Latinoamérica donde el público mira sentado el espectáculo) vendrán a reafirmar su popularidad.
Lamentablemente, no habrá en Buenos Aires recital de Caetano Veloso hasta el 2000. Pero a no desesperar. El 17 de abril Enrique Iglesias actuará en la Bombonera, y los hinchas de Boca se atajan frente a las previsibles cargadas. Argumentan que el año pasado, con los Backstreet Boys y todo, salieron campeones. Así que, dicen, Enrique puede venir tranquilo. Y que el año que viene cante Julio.

Después de dos años de ausencia, volverá Silvio Rodríguez.
Presentará “Descartes” a más tardar en agosto, con un guitarrista.

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